La noche que el Santiago Bernab¨¦u levit¨® ante el Gladbach

Este viernes, 11 de diciembre, se cumplir¨¢n 35 a?os de la Madre de todas las Remontadas. Fue ante el Borussia de M?nchengladbach, el rival de esta noche en Valdebebas. Pero la situaci¨®n era muy diferente a la de ahora, aunque en ambos casos el Madrid estaba ante la posibilidad de quedar apeado prematuramente de Europa. Aquello fue en la Copa de la UEFA, que era casi como la Champions de ahora porque la disputaban el segundo, tercer y cuarto de las grandes ligas continentales. S¨®lo quedaba fuera el campe¨®n de Liga, que jugaba la Copa de Europa. El Gladbach le meti¨® un 5-1 demoledor al Madrid en la ida, y encima para la vuelta faltaban, por sanci¨®n o lesi¨®n, Chendo, Gordillo y Hugo S¨¢nchez. Parec¨ªa una proeza ut¨®pica. Menos para el Madrid.

El Bernab¨¦u ard¨ªa pese al fr¨ªo invernal, abarrotado con m¨¢s de 100.000 almas desde casi dos horas antes del partido, que se pusieron la piel de las grandes noches europeas. Un ambiente cargado por el humo del tabaco y de las bengalas, un aire de gesta que ya se ensay¨® con ¨¦xito el a?o anterior ante el Anderlecht y el Inter. Hab¨ªa una fe ciega en este equipo adiestrado para hacer de lo imposible algo rutinario. Los jugadores se conjuraron sin Luis Molowny (el t¨¦cnico canario, gran psic¨®logo y astuto, entendi¨® la petici¨®n). Decidieron no saltar a calentar al campo para que los que est¨¢bamos en la grada lleg¨¢ramos casi al ¨¦xtasis incluso antes de empezar. Los alemanes, que s¨ª cumplieron con el protocolo, se pasaron veinte minutos amedrentados por el ruidoso ambiente que les llegaba desde una grada que en ese momento solo ten¨ªa enemigos enfrente.

Al minuto 1 ya chut¨® el Madrid sobre la porter¨ªa del acongojado Sude, el guardameta alem¨¢n. Al minuto 2, Gallego hizo una entrada de roja, pero la grada bram¨®, ¨¦l increp¨® en el suelo al dolorido jugador alem¨¢n y el ¨¢rbitro rega?¨® a Borowka pidi¨¦ndole que se levantara. El caldo de cultivo ya se hab¨ªa creado. La remontada estaba en marcha. A los 17 minutos ya iban 2-0, con sendas asistencias de Juanito a Valdano. El Bernab¨¦u era un terremoto. Levitaba.

Pero faltaba un juego continuado y m¨¢s hilado. San Jos¨¦ jug¨® infiltrado al sufrir una hernia discal, Maceda iba al l¨ªmite y Juanito hac¨ªa de centrocampista para que Butrague?o, Santillana y Valdano atacasen a quemarropa. Por eso se lleg¨® igual al minuto 75. Alguno perdi¨® la fe. Pero Santillana no, que abri¨® la caja de los truenos con una gran volea de derecha que puso el 3-0 en el electr¨®nico. Ese ¨²ltimo cuarto de hora es lo m¨¢s delirante que he vivido como aficionado al f¨²tbol. Cada ataque era un arre¨®n alentado por las tribunas de un Bernab¨¦u que parec¨ªa conducir la pelota. Lleg¨® el ¨²ltimo minuto. El minuto del Real Madrid. Remate de Michel, rechace de Sude con el pecho y Santillana, entre los dos centrales alemanes, remat¨® con el coraz¨®n empujado por 100.000 fieles enloquecidos. Cuando entr¨® el bal¨®n lleg¨® el ¨¦xtasis, Valdano afirma que perdi¨® la noci¨®n del tiempo, Juanito fue cambiado en esa ic¨®nica imagen dando saltos hasta la banda y este servidor perdi¨® a su padre y a sus ocho amigos de la pandilla del Bernab¨¦u porque la celebraci¨®n me llev¨® 30 metros abajo para acabar abrazado con un se?or de Alcobendas que lloraba sin parar. Es el Madrid de las grandes remontadas, el que en Europa se ha ganado el derecho a que todos le hablen de usted¡­