Robinson cierra el c¨ªrculo con el Premio Leyenda
Falleci¨® en abril a los 61 a?os y dej¨® tras de s¨ª un legado incalculable como futbolista y comunicador de calidad.


Es un gran elogio para la familia este reconocimiento de AS. Rela?o fue el que le dio el primer voto de confianza a mi padre para venirse a Espa?a. Es, incluso, algo po¨¦tico, porque con este premio se cierra el c¨ªrculo¡±. Habla Liam, el hijo mayor de Robinson. Deb¨ªa ser ¨¦l quien subiera al escenario del Teatro Real a recibir el Premio Leyenda por la brillante trayectoria de su padre, pero una cuarentena ineludible, conocida a ¨²ltima hora, se lo impide. Liam elige al propio Rela?o para hacer los honores en su nombre. Nadie mejor que ¨¦l, pues fue quien supo ver antes que nadie todo lo que hab¨ªa en Robinson, algo tan especial que, despu¨¦s de triunfar como futbolista, le mantuvo en primera l¨ªnea del mundo de la comunicaci¨®n durante cuatro d¨¦cadas.
Rela?o recuerda c¨®mo arranc¨® el Fen¨®meno Robinson. ¡°Quer¨ªamos algo especial para ese Plus que echaba a andar a principios de los 90. Valdano estuvo el primer a?o, pero quiso ser entrenador. Y yo hab¨ªa escuchado a Michael en TVE. Y me gust¨®. Se lo coment¨¦ a Cueto y viaj¨¦ a Inglaterra. A¨²n me veo en su casa. Estaban todos. Liam tambi¨¦n, jugando a la Nintendo sin hacer caso a nada. ¡®Voy andando sobre cristales rotos¡¯, content¨® Michael a la propuesta, tan decidido¡±. Y ah¨ª empez¨® la leyenda...
Y eso que, como cont¨® con gracia Rela?o sobre el escenario del Teatro Real, poco despu¨¦s, lo primero que hizo al entrar como director de AS fue prescindir de sus servicios. ¡°Dos a?os antes le hab¨ªa contactado mi predecesor, Juli¨¢n Garc¨ªa Candau, para proponerle una ¨²ltima p¨¢gina los domingos. Me consult¨®, le aconsej¨¦ que aceptara, me dijo lo que le ofrec¨ªan y le suger¨ª mucho m¨¢s (...). S¨®lo que cuando llegu¨¦ yo a As y mir¨¦ las cuentas desde el otro lado de la mesa, vi que aquello era inasumible. De alg¨²n modo, pas¨¦ de ser su representante al presidente del club¡±.
Robinson se fue como plane¨®, sin que hubiera un antes y un despu¨¦s de su enfermedad. Pero fue una l¨¢stima que antes de su partida no pudiera sentir el cari?o de todo un pa¨ªs. ¡°Ni de lejos mi padre se imaginaba la trascendencia que iba a tener su muerte. Imposible¡±, reconoce Liam. ¡°Para la familia ha sido muy reconfortante esa reacci¨®n. Ha sido una lecci¨®n de humildad. Una ola de cari?o que nos ha ayudado un mont¨®n¡±.
Se refiere Liam a un pa¨ªs, Espa?a, que lejos de adoptarlo ten¨ªa a Robinson como un hijo propio. ?l era muy espa?ol. De C¨¢diz, para m¨¢s se?as, de otra manera no se puede explicar que tuviera tanto arte en su manera apasionada de contar historias. Mientras jug¨® en Preston North End, Manchester City, Brighton, Liverpool (con el que gan¨® la Copa de Europa), QPR, Osasuna y la selecci¨®n irlandesa, cont¨® las suyas propias. Luego sigui¨® alimentando su leyenda contando las de los dem¨¢s. Su irrupci¨®n en los medios fue algo excepcional. ¡°Costaba trabajo llegar del coche al campo con ¨¦l. ¡®?Robin, m¨¢s s¨®lo que la una! ?Est¨¢s en medio como el jueves!¡¯. Desde el principio fue un fen¨®meno social. Y dio una visi¨®n del deporte muy respetuosa con Informe y Acento Robinson. Fue una gran aportaci¨®n, desde luego¡±, reconoce Rela?o.
La sonrisa de Robinson tambi¨¦n es leyenda. Imaginemos que ¨¦l mismo recoge la talla de Mariscal con ella puesta. ¡°Mi padre era un t¨ªo que no recib¨ªa bien los elogios, porque con ellos se sent¨ªa un poco embustero. ?l siempre quer¨ªa compartir las cosas con la gente que le rodeaba en el trabajo¡±. Pero, en realidad, Robinson est¨¢ rodeado por algo mucho m¨¢s grande, del cari?o de un pa¨ªs entero que llor¨® su muerte. Nunca caminar¨¢s solo...