Vinicius paga el rescate
El gol del brasile?o, que fue otra vez suplente, y dos paradas magn¨ªficas de Courtois salvan a un Madrid oscuro. Jovic sigue sin marcar. El Valladolid mantuvo vivo el partido hasta el final.
Al Madrid le fue mejor el v¨¦rtigo que el mando, los extremos que el manejo, Vinicius que Jovic y tener a Courtois que no tenerlo. En un golpe de tim¨®n sobre la marcha acab¨® liquidando al Valladolid, un modesto que no se arruga ni se descompone. Esa resistencia en la carest¨ªa le ha mantenido vivo en esta selva. El partido, en cualquier caso, reiter¨® la inquietud sobre el porvenir del Madrid: arriba sigue justo y el blindaje que le dio el t¨ªtulo hace un cuarto de hora ha desaparecido. S¨®lo un Courtois magn¨ªfico vigila esa frontera.
El Madrid se desayun¨® con otra lesi¨®n para un mes de Hazard, el galactigate que se avecina. Pasada la canci¨®n del verano (Bale) el equipo de Zidane se topa con un caso cl¨ªnico que va para cr¨®nico. El del belga era el sitio de Vinicius, pero mientras pasa la vida sin Hazard Zidane sigue dando la espalda al brasile?o sin demasiados argumentos a la vista. Y en cambio, contra todos los pron¨®sticos (el rendimiento general, su partido ante el Betis, su puesta en el mercado, la falta de adaptaci¨®n...), repiti¨® con Jovic como acompa?ante de Benzema, que con el serbio se acerca m¨¢s al diez que al nueve. Y aprovech¨® el viaje para colar a Isco, su mediapunta favorito, y a los dos laterales suplentes, Odriozola y Marcelo. Sobre estos queda la explicaci¨®n de que su utilidad es mayor en campo ajeno que en el propio y que en un once repleto de futbolistas para el juego interior, dos cruces de lateral y extremo siempre vienen bien. A cambio, Casemiro tuvo que hacer guardia como tercer central espor¨¢dicamente. As¨ª que la cosa qued¨® a ratos en un 3-5-2, con el brasile?o en labores de salvamento y socorrismo ante la debilidad defensiva de los dos jugadores de banda.
El Valladolid se comport¨® como lo que es, un equipo minimalista, sin pegada pero con mand¨ªbula, con buenos mecanismos de autodefensa y pocos goleadores. Un presupuesto reducido pero aprovechado hasta el hueso. Y tambi¨¦n un equipo a¨²n a medio hacer, como la mayor¨ªa. Con la falta de p¨²blico y la masa salarial en el cogote es dif¨ªcil salir de ese ¨¢rea. Orellana es su hecho diferencial, un jugador que juega al escondite entre l¨ªneas y con un buen ¨²ltimo pase. El partido no le dio demasiadas oportunidades, pero demostr¨® finura en sus llegadas. Y tampoco fue f¨¢cil para Weissman, el goleador israel¨ª que era un ca?¨®n en Austria. Carg¨® con toda la p¨®lvora Herv¨ªas, un extremo obligado a jugar de lateral por las bajas.
Valverde y el apag¨®n
El partido, en cualquier caso, no tuvo un solo sentido por ese mando suave, desapasionado, que ofrece este Madrid, sobrado de posesi¨®n y corto de remate.
Valverde abri¨® la primera brecha desde la banda derecha. De sus pulmones llegaron las dos primeras oportunidades de su equipo: un disparo cercano bien rechazado por un Roberto medio a contrapi¨¦ y un pase con m¨²sica a Jovic, que lo ech¨® fuera, en carrera, con la izquierda. Tampoco ah¨ª asom¨® su mejor virtud: la definici¨®n a un toque. Hace tiempo, desde que con la salida de Cristiano perdi¨® el comod¨ªn del p¨²blico, el Madrid est¨¢ condenado a ganar casi todos los partidos a los puntos. El KO se ha vuelto casi una rareza.
As¨ª que, y esto tambi¨¦n es recurrente, al Madrid empez¨® a aburrirle el partido, a espaciar cada vez m¨¢s sus llegadas, a darle aire a un rival estupendo en las estrecheces. Al equipo le falta juego al espacio, una agitaci¨®n que descoloque al rival y un ritmo que lo agote.
Cerca del descanso Jovic tuvo la segunda, con peor ¨¢ngulo y mayor oposici¨®n frontal. Mand¨® su remate al lateral de la red. El disparo interrumpi¨® un largo periodo de f¨²tbol sin gracia ni provecho. Un tiempo en el que el Valladolid se sinti¨® confortado y amag¨® con tibieza en dos disparos.
Los cambios y el cambio
La reanudaci¨®n dej¨® otro buen cabezazo de Jovic, un remate al palo de Casemiro en el rechace y dos ocasiones del Valladolid, una de ellas resuelta magn¨ªficamente por Courtois, otra vez con manos milagrosas, a tiro de Weissman. Zidane entendi¨® que hab¨ªa que cambiar de registro: 4-3-3 con extremos, Asensio y Vinicius. M¨¢s Carvajal, otro de gran motor. La sacudida que necesitaba el Madrid, el alboroto que tem¨ªa el Valladolid. La remodelaci¨®n tuvo efecto inmediato. Un doble error de Bruno dej¨® a Vinicius frente a Roberto y el brasile?o evidenci¨® su mejor¨ªa en esas situaciones l¨ªmite. Y de inmediato, la segunda gran parada de Courtois, a tiro de Carnero. No fue el fin del contencioso. El Valladolid entendi¨® que ah¨ª ten¨ªa una oportunidad y apret¨® lo suficiente como para ahogar la reacci¨®n del Madrid.
As¨ª que hubo partido hasta el final, con un palo de Modric, varias llegadas pucelanas y la sensaci¨®n general de que el campe¨®n gana demasiados partidos al sprint.