El Lyon se lleva el cl¨¢sico ante el PSG y pelear¨¢ por su quinta corona seguida
Victoria en un partido muy t¨¢ctico en San Mam¨¦s tras el tanto de Renard al rematar una falta. Ambos acabaron con diez. Final ante el Wolfsburgo
El Olympique de Lyon se llev¨® el gran cl¨¢sico del f¨²tbol franc¨¦s y pelear¨¢ por prolongar su tiran¨ªa en Europa. No tiene a Hergerberg, la mejor goleadora del torneo con sus 53 tantos en 50 citas, pero ah¨ª est¨¢, en la quinta final de la Champions seguida. Se ver¨¢ las caras con el Wolfsburgo. Ojo con el equipo alem¨¢n, porque no tiene nada que perder. Ante el Bar?a se mostr¨® vulnerable en semifinales, pero se ha pulido en la ¨²nica competici¨®n reanudada tras el confinamiento. Eso s¨ª, las francesas han tenido una buena preparaci¨®n y se han curtido con una dura pelea por su Copa.
Fue una noche amarga pero muy especial para Irene Paredes, la exleona, que se estren¨® en el nuevo San Mames. Volvi¨® a casa con el brazalete de capitana del PSG, que son palabras mayores. Durante cinco a?os (de 2011 a 216) jug¨® 139 partidos y anot¨® 19 goles con la el¨¢stica del Athletic. Y gan¨® una Liga. En el viejo San Mam¨¦s jug¨® dos partidos, en 2013.
El PSG repiti¨® alineaci¨®n con respecto a los cuartos de final. Hab¨ªa mucho respeto, por el perfecto conocimiento mutuo que se tienen ambas formaciones. Las capitalinas saben que cada vez est¨¢n m¨¢s cerca del ogro, pero les falta el zarpazo que le aturda, y luego el golpe de gracia. Los guiones entre ambos son m¨¢s conocidos que el del Quijote. A base de repetirse, este cl¨¢sico del f¨²tbol franc¨¦s, exportado a la competici¨®n europea, se ha convertido en una especie de rutina, una lecci¨®n de m¨¢xima igualdad (en los ¨²ltimos diez partidos, solo uno decidido por m¨¢s de un gol), un pulso tan estrat¨¦gico que encontrar ritmo y ocasiones es como buscar la famosa aguja en el pajar. Cuesta un mundo encontrar fluidez en la zona de construcci¨®n. Todo esto fue as¨ª, como una machacona costumbre, durante algo m¨¢s de una hora. Hasta que se desat¨® la tempestad de la locura, cuando Geyoro cometi¨® un error y fue castigada con una rigurosa segunda amarilla. Llegaron dos dramas en uno, ya que Majri puso la falta perfecta para el gol de Renard, el quinto en esta Champions, que decant¨® el partido.
Pero el Lyon quiso abrir una puerta a la esperanza y la emoci¨®n con un fallo a¨²n m¨¢s estrepitoso, cuando Parris, que estaba demasiado revolucionada y hab¨ªa sido amonestada por protestar, fue sin freno a presionar a la meta Endler y se la llev¨® por delante. Hab¨ªan pasado siete minutos y la igualdad se restablec¨ªa, pero llevar cuatro entorchados seguidos impone respeto a cualquiera y el equipo de Vasseur supo enfriar, congelar m¨¢s bien, el tramo final sin que sucediera gran cosa, la especialidad de la casa. Le Sommer entr¨® por Cascarino para a?adir piernas y el equipo se fue derecho a una nueva final. Bronze sigui¨® a lo suyo, a imponer una jerarqu¨ªa desde atr¨¢s de absoluta crack.
Las parisinas salieron con un 4-4-2, con Bachmann y Katoto en punta tratando de cazar algo, aunque estuvieron pr¨¢cticamente desaparecidas toda la noche bilba¨ªna y si ellas naufragan, el ataque del PSG se muere. ?ste conoce muy bien el terreno que pisa cuando enfrente est¨¢ el imperio lion¨¦s. El Olympique trat¨® de llevar el ritmo, pero le negaban cualquier intenci¨®n m¨¢s all¨¢ de un par de acercamientos t¨ªmidos a ambas porter¨ªas, a cargo de Gunnarsdottir y Parris. La estrategia y los encontronazos se impon¨ªan a la osad¨ªa. En una de estas, Buchanan agarr¨® a Dudek, a la que impidi¨® ganar dos pasos para un remate claro, pero no se pit¨® un penalti que parec¨ªa evidente.
El PSG estaba muy bien posicionado defensivamente, pero apenas creaba peligro. Seg¨²n se llegaba a la hora final, el Olympique dio un paso al frente y se ol¨ªa la sangre. Hasta que lleg¨® la revoluci¨®n con las cartulinas rojas. En realidad, una agitaci¨®n para que todo siga igual. Al-Khelaifi est¨¢ ante su semana negra: adi¨®s a la 'orejona' en chicos y amargura en chicas. Estas deber¨¢n esperar al menos otro a?o para colmar la ambici¨®n del jeque.?