Navas y Banega, Puerta y Reyes: el abrazo que resume al Sevilla
El 16 y el 10 se fundieron tras llegar a otra final europea. Dos dorsales m¨ªticos y el s¨ªmbolo de la reconversi¨®n de un club que ha sufrido y disfrutado much¨ªsimo estos 14 a?os.


Emoci¨®n, emociones desatadas con el final de la semifinal en Colonia. Jes¨²s Navas rompi¨® a llorar de alegr¨ªa, desconsolado. Le jalearon sus compa?eros en el vestuario, le consol¨® el brasile?o Fernando, que en unos meses ha ganado hechuras y ascendencia de capit¨¢n. Le compadeci¨®, en la alegr¨ªa y tal vez en algunos recuerdos m¨¢s amargos, ?ver Banega, que est¨¢ regalando momentos sublimes en estos sus ¨²ltimos d¨ªas como sevillista, antes de marcharse a Arabia Saudi.
Casta, coraje, esfuerzo, f¨²tbol de muchos quilates en una sola foto. La imagen de Jes¨²s y ?ver fundidos en un abrazo sobre la hierba del RheinEnergieStadion simboliza el coraz¨®n repleto de pasiones que ha latido en el sevillismo durante unos vertiginosos 14 a?os. Navas viste el 16 de Antonio Puerta y Banega, el 10 de Jos¨¦ Antonio Reyes. El fallecimiento de los dos talentosos canteranos fue el trist¨ªsimo contrapunto a una epopeya futbol¨ªstica que ha cambiado la historia del Sevilla en ese suspiro vital durante el que no han llegado a transcurrir ni siquiera tres lustros.
14 a?os de t¨ªtulos (va a por el d¨¦cimo, el viernes), de finales (seis de Europa League, seis Supercopas continentales, cuatro de Copa, cuatro Supercopas nacionales...); de altibajos institucionales, con Jos¨¦ Mar¨ªa del Nido como ide¨®logo antes de caer a los infiernos por culpa de la justicia, con Jos¨¦ Castro despu¨¦s y ahora como tranquilo presidente de la transici¨®n. Con Monchi camino de Roma y de vuelta ahora a su casa para volver a llenar de ilusi¨®n el S¨¢nchez Pizju¨¢n.
14 a?os de ambici¨®n sin fin que han transformado un club mediocre en uno grande a todas luces, al que ya conocen y temen en Europa, que va a jugar en este siglo tantas finales continentales como cualquier otro equipo espa?ol, 12. Puerta y Reyes, seguro, se dieron tambi¨¦n un abrazo sonriendo y llorando de felicidad, mientras pasean con orgullo su sevillismo en ese lugar en el que est¨¦n juntos.