Un equipo a la deriva
El Real Zaragoza es el segundo peor equipo de la categor¨ªa tras el confinamiento y da la sensaci¨®n de que es incapaz de ganar a nadie.
Ruedas de prensa. Zona mixta. Entrevistas. Redes sociales. Declaraciones a trav¨¦s del club. Hay m¨¢s de un canal para conocer las opiniones o sensaciones de un futbolista, pero donde realmente deben expresarse, para bien o para mal, es sobre el terreno de juego. Eso es lo ¨²nico que importa. Lo ¨²nico que vale. Lo ¨²nico que se ajusta a la realidad. Y los jugadores del Real Zaragoza dan la sensaci¨®n de verse sobrepasados por las circunstancias. Son la viva imagen de un equipo a la deriva que ha perdido totalmente el rumbo y, lo que es peor, no se ve capaz de enderezarlo.
El Real Zaragoza es en estos momentos el segundo peor equipo tras el confinamiento, s¨®lo por detr¨¢s del Racing, ya descendido. Los aragoneses encadenan cinco derrotas en La Romareda, lo nunca visto en la historia del club, por mucho que las gradas est¨¦n vac¨ªas, y ¨²nicamente han sumado siete puntos de 27 posibles. Y una vez m¨¢s lo peor de todo es que da la sensaci¨®n de que son incapaces de ganarle a nadie.
Muchos zaragocistas habr¨¢n pasado una mala noche y seguro que m¨¢s de uno no ha podido pegar ojo pregunt¨¢ndose c¨®mo es posible que un equipo que se mostraba intratable y tremendamente competitivo se ha convertido en un equipo tan vulnerable. C¨®mo un equipo que ha superado un sinf¨ªn de adversidades se viene ahora abajo con el primer contratiempo. C¨®mo un equipo que s¨®lo hab¨ªa perdido seis partidos en 31 jornadas cosecha tras el par¨®n las mismas derrotas en nueve. Preguntas que tienen varias respuestas, pero ninguna realmente convincente.
Se habla del f¨ªsico, pero lo de ayer no fue una ca¨ªda del equipo a mediados de la segunda parte producto del agotamiento. Eso, con la acumulaci¨®n de partidos tras dos meses en casa confinados, ser¨ªa comprensible, pero no hay excusa que valga para la salida del Zaragoza al campo, superado desde la primera jugada. Y no es la primera vez que pasa. El Oviedo le pudo hacer tres o cuatro goles en los primeros quince minutos y ¡®por suerte¡¯ s¨®lo le hizo uno. Incomprensible en un equipo que tiene ante s¨ª la posibilidad de recuperar la segunda plaza y que tendr¨ªa que haber salido a comerse al rival desde el primer minuto. Esa intensidad desde que el bal¨®n echa a rodar deber¨ªa ser innegociable.
Se habla del aspecto mental o an¨ªmico, posiblemente comprensible tras la derrota en el ¨²ltimo segundo frente al Huesca, pero el Real Zaragoza hab¨ªa completado un buen partido en Tenerife y lo que a priori parec¨ªa un punto insuficiente se convirti¨® en oro con la victoria del Racing, lo que adem¨¢s supuso un chute de moral importante para aficionados y jugadores. O eso deber¨ªa haber sido. Lo cierto es que por lo visto sobre el terreno de juego, donde realmente deben expresarse los futbolistas, da la sensaci¨®n de que el equipo tiene miedo a fallar, juega atenazado y carece totalmente de confianza. Y el lenguaje corporal de titulares y suplentes no indica precisamente lo contrario.
Por supuesto, tambi¨¦n se habla a nivel futbol¨ªstico, pero salvo por el espejismo de Tenerife, el equipo est¨¢ muy alejado en los ¨²ltimos partidos de las se?as de identidad que le caracterizaron durante 31 jornadas, por mucho que juegue Guti en el centro en lugar de en banda, por mucho que hayan vuelto Puado y Vigaray, por mucho que Zapater, Dani Torres o Pereira hayan tenido su oportunidad como titulares o por mucho que Luis Su¨¢rez o Linares saquen su orgullo para tratar de rescatar un barco que se hunde especialmente por los da?os ocasionados por fuego amigo. Cuando no falla uno, lo hace el otro, repitiendo en m¨¢s de una ocasi¨®n los mismos errores defensivos.
Dicen que la esperanza es lo ¨²ltimo que se pierde, pero son los futbolistas los que deben alimentar esa esperanza, no los rivales directos. Y ¨²ltimamente el zaragocismo se lleva m¨¢s alegr¨ªas por las derrotas o empates del Huesca, el Almer¨ªa o el Girona que por su propio equipo. As¨ª es imposible lograr cualquier objetivo, en este caso un ascenso. Si el Zaragoza quiere estar en Primera Divisi¨®n la temporada que viene debe empezar por ganar sus partidos y no esperar los regalos de otros, aunque ahora mismo sean necesarios al no depender de s¨ª mismos. Los jugadores deben asumir su responsabilidad y dejarse de excusas como la falta de p¨²blico. Deben reflexionar y hacer autocr¨ªtica y no pensar en lo que podr¨ªa haber sido sin coronavirus. Deben levantarse y no bajar los brazos por todos los que han pasado una mala noche. Por todos los que incluso han llorado. Por todos los que llevan siete a?os viviendo una pesadilla. Por todos los que querr¨ªan estar en La Romareda. Por todos los que sufren y vibran por este escudo. Y tambi¨¦n por ellos mismos porque realmente se merec¨ªan un ascenso all¨¢ por el mes de marzo.
La situaci¨®n ha cambiado radicalmente, el barco est¨¢ completamente a la deriva y el desenlace de esta traves¨ªa no es alentador, pero a¨²n se est¨¢ a tiempo de llegar a ese buen puerto llamado Primera Divisi¨®n si esos marineros llamados futbolistas se ponen manos a la obra y deciden creer y luchar hasta el final. Quedan dos batallas por delante, y en el peor de los casos un playoff, y el grito de guerra no puede ser otro que ¡®Zaragoza nunca se rinde¡¯.