Serantes enfil¨® el ascenso del Legan¨¦s hace hoy cuatro a?os
El 26 de mayo de 2016 los pepineros ganaron en Oviedo despu¨¦s de un penalti parado por el portero a Susaeta. Sin aquella acci¨®n, el ascenso habr¨ªa sido utop¨ªa.
El f¨²tbol es (a veces, no siempre) abrazar el romanticismo puro. Elevar la justicia al estatus de gloria infinita. El Carlos Tartiere lo sabe. Sobre su verde el Legan¨¦s ascendi¨® a Primera. Fue un ascenso en diferido. Tard¨® dos jornadas m¨¢s en hacerse realidad en Anduva. Pero a los pepineros se le puso cara de ¨¦lite ya en Oviedo. All¨ª gan¨® tal d¨ªa como hoy de 2016 con un gol de Gabriel Pires. Pocos recuerdan aquel tanto. Esa tarde el protagonismo luc¨ªa guantes y era de Barakaldo. Para siempre aquel partido fue el de Jon Ander Serantes y la parada del ascenso.
La ejecut¨® despu¨¦s de que Arcediano Monescillo pitara lo impitable. El ¨¢rbitro (a¨²n en activo, sigue en Segunda) del comit¨¦ Castellano-Manchego se?al¨® en el minuto 65 un penalti que no era. Porque Mantovani hizo falta, pero fuera del ¨¢rea. No era cosa de cent¨ªmetros. Era una cuesti¨®n de un par de metros. Hoy, con el VAR, habr¨ªa sido inviable que se hubiera pitado. Pero en el otro f¨²tbol, canalladas as¨ª segu¨ªan vigentes. Y aquel penalti lo era. De las grandes, adem¨¢s.
El propio central argentino, ahora en Las Palmas, ha confesado una y mil veces que no se lo cre¨ªa. Que le parec¨ªa un sue?o (pesadilla, m¨¢s bien) que le hubieran se?alado una pena m¨¢xima que habr¨ªa supuesto, de haberlo marcado Susaeta, el gol del empate (Pires ya hab¨ªa inaugurado el marcador cinco minutos antes) y qui¨¦n sabe si el ascenso. Otras voces de aquel vestuario no lo ve¨ªan como ¨¦l. "Si nos hubiera hecho falta marcar tres goles m¨¢s, los habr¨ªamos marcado. Era nuestra noche", evocan jugadores de aquel equipo.
Un front¨®n, euforia y l¨¢grimas
Semejante ejercicio de seguridad lo evocan a toro pasado. Porque m¨¢s de uno estaba acongojado (o algo peor) cuando Susaeta emprendi¨® la carrera para golpear la pelota desde los once metros. La peg¨® dura, seca y abajo. Algo escorada a la derecha de un Serantes que, para cuando la pelota se dispon¨ªa a pasar la l¨ªnea de gol, ya ten¨ªa su mano ah¨ª. Dura como una roca. Intensa como la pared de un front¨®n euskald¨²n. La bola sali¨® rebotada. C¨®rner.?
Este angliscismo, que en f¨²tbol significa saque de esquina, mut¨® de inmediato su significado. En pepinero signific¨® durante esos segundos euforia m¨¢xima. Alegr¨ªa desatada que se hizo carne en Serantes. El portero (ahora en Jap¨®n) sali¨® desbocado. "Si no llego a pararlo, se va al c¨®rner a celebrarlo", recuerda Bustinza en el libro 'Legan¨¦s es de Primera'.
En sus p¨¢ginas? el mismo Serantes admite que llor¨® cuando sali¨® a compartir la alegr¨ªa con los 500 hinchas del Legan¨¦s desplazados (era jueves, y a¨²n as¨ª los pepineros que viajaron fueron muchos). L¨¢grimas de gloria tras tantas penurias borradas de golpe por una mano de roca y un bal¨®n despejado. Una parada m¨¢s importante que un gol rumbo a la gloria. Aquella noche en Oviedo el Legan¨¦s ascendi¨® a Primera. En diferido, s¨ª, pero as¨ª lo sintieron todos. Romanticismo puro. El f¨²tbol convertido en justicia infinita.