Aduriz: inteligente, competitivo y amante del deporte
Ha marcado m¨¢s goles a partir de los 30 a?os que antes, fruto de una combinaci¨®n entre proyecci¨®n tard¨ªa y genes de lujo. Practica golf y ski de fondo a un gran nivel.
Su cuerpo ha dicho basta, ya lo sab¨ªa hace tiempo. Aritz Aduriz ha tratado de retrasarlo lo m¨¢ximo posible, ganando tiempo a la naturaleza, por mucho que su golazo de chilena al Bar?a augurase una campa?a normal en su dilatada carrera. Pero la realidad es tozuda. La edad no perdona en las cicatrices de un cuerpo baqueteado. Su juego siempre se ha basado en conjugar la listeza en el ¨¢rea, con el virtuoso juego de cabeza y el mantenimiento de su forma f¨ªsica al l¨ªmite para ganar esa cent¨¦sima de segundo al central de turno. ?ltimamente luc¨ªa de manera altruista en sus botas la marca de una empresa vizca¨ªna (Sherpa) que desarrolla proyectos de inteligencia artificial y que ha combatido contra el vil coronavirus. Aduriz siempre demostr¨® que la suya, la inteligencia, era natural, innata, de serie.
Y eso que el delantero donostiarra tuvo que buscar las habichuelas en el Burgos porque no terminaban de apostar por sus prestaciones en Lezama. Las referencias en punta eran Fernando Llorente y Gorka Azkorra, con Aduriz sembrando algunas dudas. A veces era alocado en sus acciones del filial, muy visceral y se entend¨ªa que le faltaba algo de calidad t¨¦cnica para pasar de ventana. A base de goles y de sacrificio descoll¨® en Segunda B en El Plant¨ªo, y despu¨¦s en el Real Valladolid en Segunda para regresar ya por la puerta principal en una segunda etapa al Athletic. Todav¨ªa aguant¨® otra tercera salida no forzada para tapar agujeros econ¨®micos en Ibaigane mediante un traspaso al Mallorca, transitar por el Valencia, porque la isla se le quedaba peque?a, para ya cerrar el c¨ªrculo y no volver a moverse de San Mam¨¦s. Nunca hab¨ªa buscado marcharse.
Un Aduriz que es un tipo especial, distinto de la globalidad de los profesionales del f¨²tbol. Siempre que ha podido, herencia familiar de unos padres muy ligados al deporte, ha alternado el bal¨®n con otras disciplinas como la monta?a y el esqu¨ª de fondo, donde incluso lleg¨® a proclamarse subcampe¨®n de Espa?a en Cadetes. Tambi¨¦n le pegaba al tenis y al golf, donde con su h¨¢ndicap 10 puede presumir de unas cualidades innatas para esta especialidad. De ah¨ª su amistad con Jon Rahm y su incursi¨®n este verano venciendo en la II edici¨®n del Legends Trophy, un torneo de golf concebido para futbolistas. Un portento f¨ªsico y mental, muy competitivo, con car¨¢cter, que le ha llegado a aguantar a un excelente nivel pulverizando registros de la edad media de los futbolistas, marcando m¨¢s goles a partir de los 30 a?os que antes de rebasar esta barrera psicol¨®gica, fruto de una combinaci¨®n entre proyecci¨®n tard¨ªa y genes de lujo. Amigo de sus amigos, peculiar, reservado, no le gusta mucho ni la fama, ni las portadas, ni las entrevistas con la prensa, aunque las hace con correcci¨®n por pura educaci¨®n. Sigue con su relaci¨®n estrecha con algunos de sus antiguos compa?eros del Antiguoko de Donostia, donde no cesan de brotar futbolistas con talento, de donde tambi¨¦n salieron Andoni Iraola y Ander Murillo, adem¨¢s de ser muy amigo de Carlos Gurpegi. Con los tres comparti¨® muchas vivencias en la adolescencia en Lezama y en posteriores etapas ya instalados en la ¨¦lite.
Su legado en el Athletic se cercena con once temporadas en esas tres etapas diferentes, con 394 partidos y 172 goles, con la famosa Supercopa 2015-16, en cuya final anot¨® cuatro goles ante el Bar?a, y con esta Copa del Rey ante la Real Sociedad que siempre quedar¨¢ pendiente en su casillero, a la que ha contribuido y por la que no podr¨¢ defender en La Cartuja. Caprichos del destino, porque a principio de temporada ya anunci¨® que el 30 de junio colgaba las botas. Pero las molestias de la cadera, que no han cesado de darle guerra, y la dichosa pandemia, han terminado por erosionar su prodigioso andamiaje.
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