Un Ramad¨¢n enclaustrado
Yacine Qasmi (Pontoise, Francia, 29 a?os), delantero del Rayo, est¨¢ viviendo este mes de ayuno y oraci¨®n confinado por el coronavirus. As¨ª es su d¨ªa a d¨ªa en un Ramad¨¢n completamente distinto.
Este a?o nada es igual. El Ramad¨¢n, mes de ayuno y oraci¨®n para los musulmanes, est¨¢ marcado por el coronavirus. Aunque confiesa Yacine Qasmi (Pontoise, Francia, 29 a?os), delantero del Rayo, que el confinamiento ayuda: "Nos viene mejor porque no hay que competir haci¨¦ndolo. Tampoco cambiar¨ªa mucho la rutina de tener que ir a entrenar". Al no poder comer ni beber desde que sale el sol hasta el ocaso, los horarios se transforman. "Tengo el sue?o ligero. A las 09:15 estoy en pie. Hago bici en ayunas y se trabaja mejor. La hora m¨¢s complicada es de 13:00 a 14:00. Se nota el hambre, por eso lo cambio por una siesta, para no pensar. Cuando me levanto hago otra vez bici y gimnasio, despu¨¦s una ducha, hablar con la familia¡", explica el atacante, que vive solo en Madrid.
La noche concentra todo aquello que el d¨ªa le neg¨®. "A las 21:00 empiezo por un primer plato, algo ligero. Hace a?os me inflaba, com¨ªa en tres minutos y me beb¨ªa un vaso de agua entero. Aprend¨ª. A las 23:00, tomo un segundo, pero la comida fuerte viene a las 02:00 o 03:00. Me levanto y cocino pasta, arroz¡", esgrime con la naturalidad de quien hace el Ramad¨¢n desde los 14 a?os. Yacine tiene claro el peor escenario posible: "?La pretemporada! Lo pasas fatal, con tres entrenamientos al d¨ªa y sin beber. Nos levant¨¢bamos a las siete a correr en ayunas y eso bien, pero cuanto m¨¢s largo es el d¨ªa, peor. En invierno ya se puede comer a las 17:00".
Adem¨¢s, vivirlo en un vestuario tiene sus particularidades. "Unos me dicen: 'No s¨¦ c¨®mo lo haces'. Otros bromean y vienen a beber delante de m¨ª. No me molesta: gano puntos delante de Dios". Cuando le pill¨® en el Elche, tambi¨¦n Karim Azamoum lo hac¨ªa. Eso s¨ª, con matices: "El d¨ªa de partido y el anterior lo interrump¨ªa. Al ser futbolista, puedes no hacerlo en el momento. Tienes un a?o para recuperarlo".
El Ramad¨¢n, que terminar¨¢ el 23 de mayo, conlleva un fuerte impacto f¨ªsico y mental. Igual que el confinamiento. "Te proh¨ªben salir, lo puedes aguantar, pero tu mente te lo pide continuamente. Pasa igual con la comida. A veces no tienes hambre y quieres comer", razona. La pandemia ha dejado im¨¢genes impactantes, como La Meca vac¨ªa. "No debemos juzgar a nadie por su trabajo. Ahora mismo el ¨²nico que puede rezar all¨ª es quien la limpia. No todo es material. Por eso, hacemos el Ramad¨¢n, para ponernos en la piel de quienes no poseen techo o comida", reflexiona.
¡°Ense?¨¦ la videollamada grupal a mi madre y as¨ª me siento menos solo¡±
Para Yacine, la religi¨®n es un pilar en su vida ("Lo es todo y el Cor¨¢n nos da consejos para mejorar") y el otro, su familia. Sus padres, sus dos hermanas y su hermano menor viven en Par¨ªs y la tecnolog¨ªa los une estos d¨ªas especiales y extra?os a la vez. "Es duro estar fuera de tu pa¨ªs. Soy muy familiar y me cuesta, aunque desde que ense?¨¦ a mi madre la videollamada grupal de WhatsApp todas las noches hacemos una", r¨ªe, con cierta amargura. Esta vez pasar¨¢ el Ramad¨¢n y el Eid al-Fitr (la fiesta de la ruptura del ayuno) solo. "Es triste. No puedes salir a la mezquita ni juntarte con la familia. Es una prueba de Dios. Lo primero es la salud", concluye.
Sus padres dejaron Marruecos en busca de un futuro mejor y Yacine no olvida sus ra¨ªces. Vuelve cada a?o para ayudar a sus vecinos. "Recojo botas y ropa en el vestuario y se las llevo a los ni?os. Mi casa tiene las puertas abiertas y ha venido gente a comer o ducharse", relata, conmovido tambi¨¦n por el gesto solidario de la afici¨®n rayista: "Es la primera vez que veo algo as¨ª y estoy orgulloso. Particip¨¦. Somos unos privilegiados. Hay gente trabajando en Marruecos 50.000 horas m¨¢s y cobrando 50.000 veces menos", suspira, mientras piensa de nuevo en su familia y en un Ramad¨¢n que jam¨¢s imagin¨®.