Los 11 fichajes frustrados que cambiaron la historia del f¨²tbol
En la trastienda del f¨²tbol quedan operaciones secretas, raras decisiones, fichajes que no llegaron a su punto final por diversos motivos.

El AC Milan y Prosinecki: un problema dental
A finales de la d¨¦cada de los 80, una joven generaci¨®n yugoslava se alzaba con el Mundial juvenil en Chile. Era 1987, y en ese grupo hab¨ªa jugadores como Robert Prosinecki, Davor Suker, Zvonomir Boban, Predrag Mijatovic, Igor Stimac? Parte de esos jugadores se proclamar¨ªan campeones de Europa con el Estrella Roja en 1991. Uno de ellos era Robert Prosinecki, que estaba causando sensaci¨®n en toda Europa. R¨¢pidamente, los grandes equipos del continente se pusieron tras su pista: el Real Madrid, el AC Milan, el Olympique de Marsella, el Bayern de M¨²nich? Pero el que m¨¢s empe?o le puso fue el conjunto madridista. No fue un fichaje f¨¢cil, pero finalmente se pudo concretar tras varios meses de espera. Lo m¨¢s curioso del caso es que el jugador recal¨® en el conjunto de Chamart¨ªn tras haber recibido una negativa tajante de otro equipo, el AC Milan. La directiva rossonera le hizo pasar un reconocimiento m¨¦dico, y le detectaron un problema. El cuerpo m¨¦dico explic¨® a los dirigentes que Prosinecki, al tener la mand¨ªbula alargada y los dientes salidos podr¨ªa tener problemas musculares y de espalda. Decidieron fichar a otro jugador balc¨¢nico, Dejan Savicevic, que les dio un gran resultado. Prosinecki recalar¨ªa en el Real Madrid, donde tuvo muchos problemas de lesiones? musculares.

Gullit: citas a medianoche
A mediados de la d¨¦cada de los 80, un jugador holand¨¦s, nacido en Surinam, brillaba en el PSV Eindhoven. Se llamaba Ruud Dil Gullit. Era alto, potente, t¨¦cnico, despuntaba marcando goles¡ Su fama empezaba a recorrer el continente europeo. En 1986 y estando con su equipo realizando un stage invernal en Tenerife, el Real Madrid intent¨® su fichaje. Ram¨®n Mendoza ofreci¨® seis millones de d¨®lares (casi 4 millones de euros) de la ¨¦poca por ¨¦l al club holand¨¦s. La negociaci¨®n estaba en marcha, con continuas visitas del propio Mendoza a Eindhoven o reuniones a medio camino, en Par¨ªs, con Kees Ploegsma, gerente-manager de la Phillips, para cerrar la operaci¨®n. La intenci¨®n del Real Madrid era que se incorporase en el verano de 1987, con objeto de comenzar la pretemporada con su nuevo equipo. Sin embargo, lo que no sab¨ªa ninguno de los dos es que el fornido jugador holand¨¦s hab¨ªa sucumbido a los encantos de sirena procedentes de Italia, concretamente de Silvio Berlusconi, magnate televisivo y presidente del AC Milan. ?ste se hab¨ªa quedado prendado de las actuaciones del holand¨¦s y de los en desagravio a su comportamiento anterior y un gesto de respeto. Cuando Gullit lleg¨®, receloso y altivo, el presidente milanista le ofreci¨® un suculento contrato, am¨¦n de uno de los dos presentes que ten¨ªa. Gullit se qued¨® con todo: el contrato, firmado en ese instante, para ¨¦l y los bombones y el ramo para su mujer. Por su parte, el Real Madrid se qued¨® sin el jugador y con un pasmo de narices. El PSV se embolsaba adem¨¢s casi 11 millones de d¨®lares (unos 8 millones de euros al cambio), casi el doble de lo que ofrec¨ªa el conjunto madridista.

Zico: no al Real Madrid por respeto a su padre
Casi a finales de la d¨¦cada de los 70, la directiva del Real Madrid se interes¨® vivamente por hacerse con los servicios del brasile?o Zico. El apodado Pel¨¦ Blanco pertenec¨ªa al Flamengo y el conjunto blanco le consideraba prioritario para volver a reverdecer laureles en el continente europeo. La directiva madridista valoraba que podr¨ªa ser la pieza clave para intentar asaltar el trono de la Copa de Europa, pero se top¨® con la negativa del padre del jugador, Jos¨¦, un panadero portugu¨¦s y forofo del Fla, que prohibi¨® a su hijo salir del pa¨ªs y mucho menos abandonar las filas del conjunto rojinegro. El club madridista no se arrug¨® y en 1983 volvi¨® a intentar su fichaje. En esa otra ocasi¨®n el motivo fue radicalmente distinto. El conjunto madridista hab¨ªa acabado en segundo lugar en las cinco competiciones que hab¨ªa disputado (Liga, Copa del Rey, Recopa de Europa, Supercopa y Copa de la Liga) y ve¨ªa como su m¨¢ximo rival, el Barcelona, reforzado con el argentino Diego Armando Maradona, estaba moldeando un bloque ganador. Empez¨® la negociaci¨®n con el Flamengo, que vino a pedir (m¨¢s o menos) algo m¨¢s de un mill¨®n de pesetas por cada gol que hab¨ªa marcado esa temporada, 42: es decir, la llegada de Galinho costar¨ªa unos 600 millones de pesetas. La directiva madridista se echaba las manos a la cabeza, pero Luis de Carlos estaba dispuesto a cualquier cosa con tal de tapar el fracaso de la temporada anterior, y empez¨® las negociaciones con el club brasile?o. Cuando estaba todo encarrilado, la directiva brasile?a se descolg¨® en sus pretensiones econ¨®micas. Mientras discut¨ªan por un qu¨ªtame all¨¢ esas pajas, apareci¨® el Udinese italiano, que le arrebat¨® el jugador. Precisamente ese verano de 1983, el primer partido amistoso del Real Madrid fue un amistoso en Italia ante el¡ Udinese en el estadio del club transalpino, que acab¨® ganando ese partido (2-1). ?Adivinan qui¨¦n marc¨® el primer gol del cuadro transalpino? Efectivamente, el propio Zico.

El AC Milan quer¨ªa a John Barnes, pero fich¨® a Blisset
En la historia del AC Milan aparecen nombres como Van Basten, Gullit, Rijkaard, Papin, Weah, etc, pero cabe destacar uno de los grandes errores a la hora de llevar a cabo un fichaje de relumbr¨®n. En el Watford ingl¨¦s de la temporada 1982-83 destacaban dos jugadores. Atl¨¦ticos, el¨¦ctricos, John Barnes y Luther Blissett fueron de los primeros jugadores negros que despuntaron en la selecci¨®n inglesa. Su juego llam¨® tanto la atenci¨®n que r¨¢pidamente estaban en boca de todo el mundo. En aquella ¨¦poca, era el f¨²tbol italiano quien dominaba el mercado futbol¨ªstico a golpe de talonario. As¨ª, el AC Milan envi¨® a un emisario para que negociase el fichaje de John Barnes, pero antes de llevar a cabo la operaci¨®n, el Watford jugaba un partido. En ese encuentro brill¨® Blissett de manera espectacular, tanto que el emisario llam¨® a las oficinas del club italiano, y cambi¨® de decisi¨®n. Por un mill¨®n de libras de la ¨¦poca, Blissett se convert¨ªa en jugador del Milan. Al a?o siguiente, el bueno de Luther s¨®lo marcar¨ªa cinco goles en 30 partidos en Liga. Una vez acabada la temporada, al conjunto italiano le falt¨® tiempo para devolverlo por la mitad de lo que hab¨ªa costado. Pero sus 15 minutos de fama no acabar¨ªan ah¨ª. Su paso por el Calcio italiano dej¨® huella en un grupo de muchachos que en 1994 crearon un grupo llamado The Luther Blissett Project. El grupo lo formaban Federico Guglielmi, Luca di Meo, Giovanni Cattabriga y Fabrizio P. Belletati, y en 1999 publicaron la novela Q. Las ideas que plasmaron eran de corte pol¨ªtico, anarquista concretamente, aunque posteriormente decidieron cambiar de nombre. Blissett, por su parte, ha sido comentarista deportivo e incluso particip¨® en la carrera de coches de Silverstone en 2011. Mientras, Barnes se convert¨ªa en santo y se?a tanto en el Liverpool como en la selecci¨®n inglesa.

Gil le quit¨® a Futre al Inter en el mismo Mil¨¢n
Jes¨²s Gil lo ten¨ªa decidido: quer¨ªa ser presidente del Atl¨¦tico de Madrid a toda costa. Ya hab¨ªa sido directivo con Vicente Calder¨®n, y sent¨ªa devoci¨®n por los colores rojiblancos. Corr¨ªa 1987 y ese a?o hab¨ªa elecciones a la presidencia del club. No se lo pens¨® dos veces: necesitaba fichar a un jugador de relumbr¨®n, un estandarte en el que confiase la afici¨®n atl¨¦tica para poder reverdecer laureles. Mientras barajaba nombres, se reun¨ªa con agentes, representantes y con futbolistas, lleg¨® la final de la Copa de Europa. Ese a?o la disputaron el Oporto y el Bayern de M¨²nich. R¨¢pidamente se fija en un jugador escurridizo, veloz, carism¨¢tico¡ Se llama Paulo Futre y ese partido le consagrar¨ªa a niveles estratosf¨¦ricos. Llevar¨ªa a su equipo a ganar la Copa europea, la primera del conjunto portugu¨¦s, e hizo una jugada maradoniana que engrosa hoy d¨ªa los anales del f¨²tbol: fue driblando oponentes, pero su disparo final se march¨® fuera por poco. Gil lo vio claro: ¨¦se joven luso iba a ser su estrella. Pero hab¨ªa un problema. El jugador estaba pr¨¢cticamente cerrado por el Inter de Mil¨¢n. Conociendo sus intenciones, Gil cogi¨® un avi¨®n, lleg¨® a la capital lombarda y se fue directo al hotel donde estaban tanto el presidente como el jugador lusos, ya que estaban jugando el Mundialito de Clubes. Desde la recepci¨®n hizo llamar a la habitaci¨®n de Futre y ¨¦ste baj¨® al hall con una camiseta, un pantal¨®n corto y unas chanclas de playa que llevaban su nombre inscrito. Estaba durmiendo la siesta y baj¨® debido al ruido existente. De pronto un ¡°se?or grande¡± (as¨ª le defini¨® el propio Futre), le espet¨®: ¡°?Hombre, t¨² eres Futre!¡±. Cinco horas despu¨¦s, ese se?or grande y esa emergente estrella portuguesa entraban en la madrile?a discoteca J¨¢cara, donde hab¨ªa unas 5.000 personas gritando y jaleando su nombre. ?Ah! Y Jes¨²s Gil gan¨® las elecciones.

Platini: no a Inglaterra para no jugar en Navidades
La fama de Michel Platini recorri¨® la Europa futbol¨ªstica mediada la d¨¦cada de los 70 hasta 1987, el a?o en que colg¨® las botas en las filas de la Juventus de Tur¨ªn. Pero a finales de la d¨¦cada de los 70, su futuro estuvo a punto de cambiar de destino. En 1977, el Valencia contrat¨® a Marcel Domingo como nuevo entrenador, que empez¨® a filtrar un presunto inter¨¦s por los servicios del joven atacante galo. As¨ª, el entrenador, junto con Pasieguito, entonces secretario t¨¦cnico del club, y Manolo Mestre, viajaron hasta Nancy para entablar las primeras tomas de contacto para pasar a una posible negociaci¨®n. La idea del Valencia era unir al joven talento franc¨¦s junto con Mario Kempes. La primera toma de contacto fue negativa para los intereses valencianistas, ya que el Nancy exigi¨® unas elevadas condiciones econ¨®micas, aunque el jugador estaba plenamente de acuerdo. Las negociaciones avanzaban, aunque los clubes pretendientes aumentaban conforme iban pasando los d¨ªas: Barcelona, Inter de Mil¨¢n, Juventus¡ La Prensa espa?ola aseguraba que el fichaje ser¨ªa cuesti¨®n de horas. Pero la negociaci¨®n se trunc¨®. Sin embargo, mediada la temporada se volvieron a retomar las mismas con vistas a un posible fichaje en el verano de 1978. Pero el punto anecd¨®tico de la historia la pone el Levante. El club granota organiz¨® un triangular con la presencia del Nacional de Montevideo¡ y del Nancy franc¨¦s, el equipo donde jugaba Platini, e hizo firmar una cl¨¢usula al conjunto galo por la cual, el ¨²nico partido que podr¨ªa jugar el centrocampista en territorio espa?ol era, precisamente, el perteneciente a dicho triangular. La directiva valencianista se lo tom¨® como un desagravio, pero la imagen de Platini posando con falleras fue todo un clamor en Valencia. Al a?o siguiente, con Platini ya casado, el Valencia vuelve a la carga, pero el Nancy decide esperar a que finalice el Mundial de Argentina-1978 para calibrar sus opciones. La buena actuaci¨®n personal de Platini le abre nuevos mercados. A los ya conocidos se le suman dos equipos ingleses, mejor dicho, londinenses y rivales: el Tottenham Hotspur y el Arsenal. Christelle, la mujer de Platini, le convence y deciden dar plant¨®n al Valencia y probar la aventura inglesa. El problema llega cuando el jugador estudia los calendarios y repara que tiene que jugar en fechas navide?as. Decide no aceptar ninguna oferta del f¨²tbol ingl¨¦s, continua en el Nancy y firma un precontrato con el Inter de Mil¨¢n. En 1979 cambiar¨¢ el Nancy por el Saint-Etienne, donde estar¨¢ hasta 1982, a?o en que estampar¨¢ su firma como nuevo jugador de la Juventus. ?El Inter? Cuando la Juve le pregunt¨® si iban a contratar a la estrella francesa, el equipo milan¨¦s respondi¨® que ya no estaba interesado en ¨¦l¡

La moneda de oro que siempre recib¨ªa Luigi Riva por Navidad
Luigi Riva fue uno de los grandes delanteros italianos de las d¨¦cadas de los 60 y los 70. Para muchos, ha sido el mejor atacante italiano que surgi¨® en el pa¨ªs transalpino tras la II Guerra Mundial. Uno de los principales ejecutores del ¨²nico Scudetto que figura en el palmar¨¦s del Cagliari, Riva, apodado El sonido del trueno por Gianni Brera (uno de los grandes periodistas italianos), debido a la fuerza que pose¨ªa en su pie izquierdo (Manlio Scopigno, su entrenador en el conjunto sardo en 1969, le defini¨® r¨¢pidamente: ¡°A Gigi el pie derecho no le sirve m¨¢s que para subir al tranv¨ªa¡±), cont¨® en una entrevista concedida al diario El Pa¨ªs, que ?ngelo Moratti, presidente por entonces del Inter de Mil¨¢n le quer¨ªa fichar a toda costa para el conjunto neroazzurro: ¡°Me quer¨ªan todos: Milan, Juve, Roma¡ Cada Navidad, ?ngelo me mandaba una moneda de oro para que firmara por el Inter. Como siempre me negaba, cansado de esperarme, opt¨® por darle la moneda al Cagliari para que, en caso de que me quisiera marchar, ellos tuvieran una opci¨®n preferencial¡±. Pero nunca lo hizo. Gigi Riva, campe¨®n con Italia de la Eurocopa de 1968 y subcampe¨®n del mundo en el Mundial de M¨¦xico-1970, permaneci¨® en las filas del Cagliari desde 1962 hasta 1976, proclam¨¢ndose tres veces capocannoniere (m¨¢ximo goleador) del Scudetto... y nunca fich¨® por ning¨²n equipo poderoso del Norte de Italia.

Molowny: cuando el avi¨®n llego antes que el barco
Transcurr¨ªa el a?o 1946. Santiago Bernab¨¦u ya hab¨ªa sido nombrado presidente del Real Madrid cuando en un viaje ferroviario entre Valencia y Barcelona, se baj¨® en la estaci¨®n de Reus. All¨ª compr¨® La Vanguardia, donde ley¨® que el Barcelona hab¨ªa enviado a un emisario, Ricardo Cabot, secretario del club, a Las Palmas, para fichar a Luis Molowny, un joven jugador isle?o que pertenec¨ªa al Marino y del que ya se hablaba, y con notoriedad, en el ¨¢mbito futbol¨ªstico, aunque se daba la curiosidad de que s¨®lo hab¨ªa jugado en las Islas Canarias. La noticia llevaba un titular concluyente: ¡°Molowny, al Bar?a¡± y en ella se explicaba que Cabot viajaba en barco para cerrar la operaci¨®n. Bernab¨¦u, en un acto reflejo, busc¨® un tel¨¦fono y llam¨® a Jacinto Quincoces, secretario t¨¦cnico del Real Madrid: ¡°Ve al banco, coge 100.000 pesetas en billetes de cien, y coges el primer avi¨®n que salga para Las Palmas. All¨ª fichas a Molowny¡±. Quincoces no rechist¨®. Lleg¨® dos d¨ªas antes que Cabot y tras observarle en un partido amistoso, cerr¨® la operaci¨®n: 75.000 pesetas para el club y las 25.000 restantes para el jugador, como se?al de contrato. Molowny se consagrar¨ªa primero como jugador y luego como t¨¦cnico del Real Madrid.

La Juventus se queda sin Eusebio por ser 'Patrimonio de Estado"
En 1964, la Juventus de Tur¨ªn se ve obligada a reforzar su plantilla a lo grande. El AC Milan hab¨ªa ganado la Copa de Europa en 1963, y el a?o siguiente hab¨ªa sido el Inter el vencedor de dicho trofeo. Adem¨¢s, se daba la circunstancia de que ambas escuadras contaban con gloriosas figuras, caso de Rivera en el cuadro rossonero, o de Luis Su¨¢rez y Sandro Mazzola en el neroazzurro. Eusebio, delantero del Benfica, era la gran figura del momento en Europa y el equipo turin¨¦s pens¨® en ¨¦l como el refuerzo m¨¢s adecuado para sus intereses, y por ese motivo present¨® una oferta irrechazable, tanto para el jugador como para el conjunto encarnado: el jugador cobrar¨ªa cuatro veces m¨¢s de lo que percib¨ªa en Portugal. Todo el pa¨ªs estaba pendiente de la decisi¨®n final. Y cuando menos se esperaba, surgi¨® la figura de Antonio de Oliveira Salazar, presidente y dictador luso. ?ste le invit¨® a comer en su residencia presidencial. Nada m¨¢s llegar el futbolista le corta de modo tajante: ??Usted no puede irse a jugar al extranjero. Entienda que es Patrimonio del Estado!?, a lo que Eusebio replic¨®: ?Si soy Patrimonio del Estado, ?por qu¨¦ tengo que pagar impuestos??. Pero Salazar, astuto, empieza a hablarle de f¨²tbol, del Benfica, de su rival lisboeta, el Sporting, de la selecci¨®n portuguesa, del Mundial a celebrar en Inglaterra dos a?os despu¨¦s? Al t¨¦rmino de la cita, Eusebio sabe perfectamente que seguir¨¢ en las filas del Benfica m¨¢s tiempo?

Blokhin: no al Madrid al romperse Kipiani la pierna en el Bernab¨¦u
A finales de la d¨¦cada de los 70, el Real Madrid quiso fichar al extremo sovi¨¦tico Oleg Blokhin. El hombre encargado de la negociaci¨®n fue Ram¨®n Mendoza. Pertenec¨ªa a la directiva madridista, pero la revista Cambio 16 hab¨ªa sacado un n¨²mero especial en octubre de 1978 en el que se le relacionaba con la KGB sovi¨¦tica, lo que motiv¨® su suspensi¨®n en la directiva madridista, y de paso el cese de la operaci¨®n. Blokhin hab¨ªa sido elegido Bal¨®n de Oro en 1975 y era la gran sensaci¨®n tanto del Dinamo de Kiev como de la selecci¨®n sovi¨¦tica. En 1981 se volvi¨® a plantear la contrataci¨®n. La primera reuni¨®n fue provechosa: se reunieron tanto Luis de Carlos como el propio Mendoza con el embajador ruso en Espa?a. Era una primera toma de contacto y sirvi¨® para palpar la situaci¨®n. Posteriormente, el propio Mendoza viaj¨® hasta Mosc¨² para reunirse con el presidente de la Federaci¨®n de F¨²tbol sovi¨¦tico primero, y con el propio jugador despu¨¦s. Pero a la vez que estaba la negociaci¨®n en marcha, los mandos pol¨ªticos de la URSS, le elevaron dentro del escalaf¨®n militar: le ascendieron a coronel del Ej¨¦rcito. Era una manera de compensar lo poco que ganaba como deportista de elite, pero a la vez le imposibilitaba abandonar territorio sovi¨¦tico debido a su graduaci¨®n militar. Pero lo que no sab¨ªan ni De Carlos ni Mendoza es que la clase dirigente rusa no perdonar¨ªa que David Kipiani, uno de los mejores jugadores sovi¨¦ticos de aquel entonces, cayese lesionado gravemente por una entrada de ?ngel en un partido que enfrent¨® al Real Madrid con el Dinamo de Tbilisi en el Trofeo Bernab¨¦u de 1981. As¨ª que Blokhin se qued¨® en la URSS y el Real Madrid sin extremo izquierda.

Bergkamp: el holand¨¦s que dijo "no" a Cruyff
Decir F¨²tbol y Cruyff en Holanda es hablar de palabras mayores. El mejor jugador de la historia del f¨²tbol neerland¨¦s es casi un adoctrinador en el pa¨ªs donde naci¨®. Tras haber finalizado su carrera como jugador, emprendi¨® otra notable como entrenador. En las filas del Ajax, equipo con el que lo gan¨® pr¨¢cticamente todo, fue moldeando jugadores seg¨²n hab¨ªa aprendido de Rinus Michels, su gran valedor. Uno de esos j¨®venes jugadores era un espigado delantero, dotado de una espectacular t¨¦cnica aunque no muy f¨ªsico. Se llamaba Dennis Bergkamp. Y desde que Cruyff fue nombrado entrenador del Barcelona, uno de sus deseos era incorporar al rubio holand¨¦s. En 1993, Cruyff se decidi¨® al asalto final: ese ser¨ªa el a?o en el que intentar¨ªa fichar a Bergkamp por todos los medios. Tras varias reuniones y llamadas telef¨®nicas, el jugador decidi¨® finalmente fichar por el Inter de Mil¨¢n, enojando a El Profeta del gol, que fichar¨ªa a otro jugador que destacaba en el f¨²tbol holand¨¦s: un brasile?o llamado Romario...