El quinto ascenso del Real Zaragoza (III)
Jos¨¦ ?ngel Zalba, entonces el presidente m¨¢s joven del f¨²tbol espa?ol, se hizo cargo en 1971 de un equipo en Segunda y endeudado, pero no perdi¨® nunca la sonrisa, fren¨® los traspasos de Ocampos y Planas para intentar regresar en un a?o a Primera Divisi¨®n y puso en marcha la ¡®Operaci¨®n 25.000 socios¡¯.


El Real Zaragoza inici¨® la segunda vuelta del campeonato 1971-72 con un contundente triunfo por 3-0 frente a un rival direct¨ªsimo como el Elche, que le aup¨® por primera vez a posiciones de ascenso, pero dos derrotas en Santander y Pontevedra, ¨¦sta con esc¨¢ndalo arbitral, y una triste igualada a un tanto en casa frente al l¨ªder Castell¨®n, con la mejor taquilla en cuatro a?os, le hicieron descender otra vez hasta la quinta plaza.
La llama del ascenso pareci¨® apagarse definitivamente el 12 de marzo de 1972 cuando el San Andr¨¦s forz¨® un empate sin goles en La Romareda y el Zaragoza se coloc¨® ya a cuatro puntos del tercer clasificado. Zalba vio perdido el regreso a Primera Divisi¨®n y un d¨ªa despu¨¦s recuper¨® a Avelino Chaves para la secretar¨ªa t¨¦cnica con la ¨²nica misi¨®n de que fuera preparando un equipo para intentar el ascenso la pr¨®xima temporada. Pero Chaves, que las hab¨ªa visto de todos los colores en el f¨²tbol, le record¨® al presidente que todav¨ªa quedaban doce partidos y que la distancia con los tres de cabeza no eran tan decisiva como para que el presidente arrojase la toalla y se produjera un efecto contagio en el equipo y en la afici¨®n.
S¨®lo una semana despu¨¦s, el Zaragoza ya vio la botella medio llena, al ganar en Gandaz¨¢bal al Langreo, con un gol de Gald¨®s, y perder el Castell¨®n, el Oviedo y el Elche. Hasta Rafa Iriondo, siempre prudente y comedido, tuvo un ataque de optimismo: ¡°Veo el ascenso m¨¢s cerca¡±.
El panorama se acab¨® de aclarar en la siguiente jornada, cuando el Zaragoza se deshizo con facilidad del Ferrol (3-0) y el Castell¨®n sufri¨® una inesperada derrota en Castalia frente al Villarreal, que le hizo descender hasta la tercera plaza. La cabeza se apret¨® y el Zaragoza se mantuvo cuarto, pero a s¨®lo dos puntos del Oviedo, nuevo l¨ªder.

El equipo aragon¨¦s sigui¨® lanzado y se trajo un punto de Alicante, gole¨® al Villarreal (4-0) y obtuvo un valios¨ªsimo triunfo en Logro?o con hasta ocho mil zaragocistas en Las Gaunas, desplazados en cientos de autobuses y una inacabable caravana de Seat 600 de la que se habl¨® durante d¨ªas. Funcion¨® como nunca la manguera y el terreno de juego era un verdadero barrizal, con alguna laguna escandalosa en un c¨®rner, pese a que hac¨ªa una semana que no llov¨ªa en Logro?o. Ocampos le hab¨ªa roto la nariz al central Mar¨ªn de un codazo en el partido de la primera vuelta y hubo conjuro riojano para ajustarle las cuentas al paraguayo, pero ¨¦ste no era, precisamente, de los que se arrugaban y a los diez segundos, en la jugada inicial, recibi¨® de Rico, burl¨® con un autopase a sus dos marcadores y a sus aviesas intenciones y bati¨® al portero con un ca?onazo desde fuera del ¨¢rea. El partido estuvo repleto de brusquedades y malos modos, con un expulsado y cinco amonestados en el equipo local, y se resolvi¨® a siete minutos del final con una perrer¨ªa de Santos, al sacar una falta sin tiempo a que se colocara la barrera, y batir Gald¨®s al descolocado portero. Antes, el argentino Mart¨ªn hab¨ªa marrado un penalti. En Logro?o pusieron el grito en el cielo contra el colegiado madrile?o Lamo Castillo, al que acusaron directamente de ser el mejor jugador del Zaragoza, pero Iriondo prefiri¨® hablar del barro: ¡°De los ¨¢rbitros nunca hablo, pero al hombre de la manguera se le ha ido la mano¡±. Ese domingo le sali¨® redondo al Real Zaragoza, que se coloc¨® por primera vez en la segunda posici¨®n, al perder el Castell¨®n en C¨¢diz y empatar el Elche en Mallorca.
Quedaban ya s¨®lo siete jornadas para el final y el Oviedo, el Zaragoza, el Castell¨®n y el Elche, los cuatro candidatos a las tres plazas de ascenso, iniciaron casi a la vez una campa?a de primas a terceros que convirti¨® cada partido en una final.
El equipo de Iriondo dio un paso m¨¢s hacia Primera al despachar al Valladolid en La Romareda, con goles de Planas, Oliveros y Ocampos, pero una semana despu¨¦s no pudo ni con el ¨¢rbitro ni con un C¨¢diz que se jugaba la vida. El ¨¢rbitro madrile?o Cabezas Candela expuls¨® injustamente a Ocampos, al simular el central amarillo una agresi¨®n del paraguayo, y le anul¨® acto seguido un gol a Planas, que hubiera sido el 2-2, tras haberlo dado por v¨¢lido. El Zaragoza, que encabezaba el ¡®trofeo a la correcci¨®n¡¯ en Segunda, sufri¨® una persecuci¨®n en toda regla frente a un rival que se emple¨® desde el principio con una dureza inadmisible. Y ah¨ª quedan para demostrarlo las tremendas palabras del entonces entrenador del C¨¢diz, Jos¨¦ Antonio Naya: ¡°Mis jugadores prefieren perder la vida a un partido¡±. Por suerte, el Elche sucumbi¨® en Oviedo y el Castell¨®n s¨®lo pudo empatar en Mallorca.

Una goleada a la Cultural Leonesa (3-0) permiti¨® al Zaragoza mantener la segunda posici¨®n, con dos puntos de ventaja sobre el cuarto. Pero una semana despu¨¦s un equipo aragon¨¦s temeroso y sin br¨ªo dio la de arena en el Luis Sitjar de Mallorca y perdi¨® una gran oportunidad de asegurar el ascenso. Como no hay peor cu?a que la de la misma madera fue el ex zaragocista Moya el que firm¨® el triunfo balear frente a un Zaragoza que sali¨® a empatar y s¨®lo tir¨® una vez a porter¨ªa.
Se lleg¨® a la ¨²ltima jornada, que no era la ¨²ltima porque quedaba pendiente la aplazada el 26 de diciembre de 1971, al haberse negado por primera vez la Asociaci¨®n de Futbolistas Espa?oles (AFE) a jugar durante las fiestas de Navidad, con el Oviedo l¨ªder, con 49 puntos, seguido del Zaragoza, con 47, del Elche, con 46, y del Castell¨®n, tambi¨¦n con 46. Y el Zaragoza ten¨ªa que jugar en el Carlos Tartiere de Oviedo, mientras el Castell¨®n visitaba al Santander, ya salvado del descenso, y el Elche recib¨ªa al Pontevedra, que tampoco se jugaba nada.
En los d¨ªas previos los tel¨¦fonos echaron humo y el Zaragoza y el Oviedo acabaron pactando un empate a cero, porque al equipo asturiano le alcanzaba con un punto para conseguir el ascenso matem¨¢tico a Primera y porque Lombard¨ªa, su portero, se jugaba el ¡®Trofeo Zamora¡¯ de Segunda. Pero ocurri¨® un hecho inesperado al resbalar Villanova en el barro y encajar un floj¨ªsimo disparo de Gal¨¢n desde fuera del ¨¢rea a los cinco minutos de partido. A partir de ah¨ª, el Oviedo se encerr¨® en su ¨¢rea y renunci¨® casi a pasar del centro del campo, cediendo descaradamente el bal¨®n y la iniciativa al Zaragoza para que empatara, pero la igualada no llegaba, porque Lombard¨ªa no se dejaba marcar un gol para no exponerse a perder el ¡®Zamora¡¯, y los jugadores del Zaragoza se sintieron enga?ados. Violeta se encar¨® con medio Oviedo y al final a Lombard¨ªa le tuvieron que convencer de que se dejara marcar el gol del empate, que lo logr¨® Luis Costa en un barullo a cuatro minutos del final.El partido acab¨® entre abucheos y el lanzamiento masivo de almohadillas. El encuentro no fue televisado, como no lo era ninguno de los de Segunda Divisi¨®n en aquella ¨¦poca, y la prensa de Zaragoza pas¨® por alto todo el pacto, incluso criticando al entrenador del Oviedo por mantener lesionado a su goleador Gal¨¢n m¨¢s de una hora sobre el terreno de juego o a Iriondo por relevar a Leir¨®s por Garc¨ªa Castany. Pero al corresponsal de ¡®Marca¡¯ en Oviedo se le entendi¨® todo: ¡°En vez de alir¨®n, gritos de ?tongo!, ?tongo!, ?tongo!¡±.
Como estaba cantado, el Castell¨®n gan¨® en Santander con un gol de Planelles al rematar de cabeza libre de todo marcaje, y el Elche dio buena cuenta del Pontevedra en Altabix: 3-0.

Se lleg¨® a la jornada que cerraba el campeonato con el Oviedo ya ascendido y el Castell¨®n, el Elche y el Zaragoza empatados a 48 puntos en su cerrada pugna por las otras dos plazas. El equipo aragon¨¦s era, sin embargo, el ¨²nico que depend¨ªa de los dem¨¢s, por salir peor parado en los enfrentamientos directos. Es decir, ten¨ªa que ganar su partido frente al C¨¢diz en La Romareda y esperar a que fallasen el Castell¨®n, que recib¨ªa en Castalia a un Mallorca sin nada en juego, o el Elche, que se enfrentaba en Altabix precisamente al Oviedo.
Durante toda la semana no se habl¨® de otra cosa que de maletines. Pero, en medio de los desmentidos oficiales, desde Elche se encargaron de dejar muy claro que ellos no iban a primar a nadie y que confiaban en sus propias fuerzas. Esa arrogancia les termin¨® saliendo muy cara, porque, mientras el Zaragoza y el Castell¨®n encarrilaron sin problemas en la primera parte sus partidos, el Elche y el Oviedo, que ten¨ªa una prima de un mill¨®n de pesetas del Zaragoza por ganar o empatar -el entrenador Eduardo Toba ten¨ªa un premio adicional de medio mill¨®n-, llegaron al descanso sin que se moviese el marcador. Los nervios se fueron apoderando de la directiva del Elche, que en el descanso intent¨® comprar sin ¨¦xito al Oviedo por medio mill¨®n, y a un cuarto de hora del final lleg¨® a ordenar a su delegado de campo que se situara detr¨¢s de la porter¨ªa de Lombard¨ªa y le ofreciese el oro y el moro por dejarse meter un gol ¨Clleg¨® a garantizarle toda la recaudaci¨®n en taquilla-. Pero el portero del Oviedo no se vendi¨®. Y lo par¨® todo.
La tarde ya hab¨ªa tenido un anticipo desgraciado para el Elche, una premonici¨®n de su fracaso posterior. Se hab¨ªa colocado una gigantesca pancarta en el c¨ªrculo central en la que se le¨ªa ¡®A Primera¡¯, y, en medio de una cerrada ovaci¨®n, uno de los empleados del Elche se dispuso a encender un enorme petardo con el que se quer¨ªa anticipar la celebraci¨®n. Pero la mecha no prendi¨® y el petardo no explot¨®.

El Oviedo tard¨® una hora en poder abandonar Altabix y su autob¨²s fue apedreado. Despu¨¦s, en la localidad alicantina de Aspe, a diez kil¨®metros de Elche, un enviado del Zaragoza hizo entrega a los jugadores del Oviedo y a su entrenador de las cantidades pactadas.
El Castell¨®n certific¨® su ascenso al ganar por 2-0 al Mallorca, al que Zaragoza tambi¨¦n hab¨ªa primado con 50.000 pesetas por barba por empatar en Castalia, mientras el equipo aragon¨¦s gole¨® c¨®modamente al C¨¢diz por 4-0, sin que Naya apelara esta vez a tremendismos. Pero el Zaragoza ten¨ªa que ganar y esperar y a La Romareda, que no se llen¨® porque no demasiados cre¨ªan en el ascenso, empezaron a llegar noticias contradictorias sobre el partido de Altabix. Despu¨¦s de dos minutos de angustiosa espera en un silencio sepulcral se anunci¨® el empate definitivo, un resultado que anticip¨® desde su cabina el locutor de Radio Nacional de Espa?a Ram¨®n Burunat, representando con sus dedos en sendos c¨ªrculos un empate a cero que devolv¨ªa inesperadamente al Real Zaragoza a Primera Divisi¨®n el jueves 1 de junio de 1972, festividad del Corpus Christi. La afici¨®n se ech¨® entonces al campo y el entrenador Iriondo fue levantado en hombros, mientras Benjam¨ªn Sim¨®n, el hist¨®rico utillero del Iberia y luego del Zaragoza, lloraba como un ni?o en la tribuna.
Violeta, el gran capit¨¢n, calific¨® el ascenso ¡°como la mayor alegr¨ªa de mi vida¡± y advirti¨® emocionado que ¡°el Zaragoza volver¨¢ a ser grande¡±, mientras Rafa Iriondo, ya comprometido con la Real Sociedad para la pr¨®xima temporada, festejaba por el deber cumplido: ¡°Nunca perd¨ª la esperanza en el ascenso, pero estaba muy dif¨ªcil. Al banquillo, en los minutos finales, llegaban noticias contradictorias. Nadie trajo un transistor y esos dos minutos de espera han sido horribles¡±.
Pero todos los micr¨®fonos buscaron a Zalba, el joven dirigente que hab¨ªa devuelto al Zaragoza en un a?o al puesto que nunca debi¨® perder: ¡°No s¨¦ si seguir¨¦ en la presidencia. He pasado un a?o horroroso y no se lo deseo ni a mi peor enemigo. Han sido doce meses de desgaste absoluto. Por otro lado, no puedo permitirme el lujo de estar tanto tiempo sin dedicar a mis negocios la atenci¨®n que merecen. En el aspecto econ¨®mico, para m¨ª, el a?o ha sido catastr¨®fico. Adem¨¢s, supongo que, como han cambiado las circunstancias, no ser¨¢ problema encontrar presidente para el Zaragoza en los momentos actuales. Hace un a?o habr¨ªa sido peor...¡±. Y a?adi¨® con su cl¨¢sica socarroner¨ªa: ¡°El ascenso ha sido por m¨¦ritos propios. ?Si el Oviedo gan¨® en La Romareda, por qu¨¦ no iba a empatar en Elche? Ten¨ªa una enorme fe en ello¡±.

El mejor colof¨®n lo escribi¨® ¡®Javal, en ¡®Heraldo de Arag¨®n¡¯: ¡°No, no fue engordar para morir. Ha sido engordar para dar el peso¡±.
Al d¨ªa siguiente, con Carriega confirmado ya como nuevo entrenador, fue obligada la visita a la Bas¨ªlica de Pilar para ofrecerle a la Virgen un ascenso casi milagroso.
Sin que ni Zalba pudiera imaginarlo, iba a dar comienzo otra gran etapa en la historia del Real Zaragoza, la de los ¡®Zaraguayos¡¯.