S車lo Luis, Simeone y Zamora superan los partidos de Antic
El serbio es el cuarto entrenador con m芍s en la historia del Atl谷tico, con un total de 189 en tres etapas en el banquillo rojiblanco.

Era un sal車n al que se acced赤a cruzando un arco en su casa de Aravaca, Madrid. Con ladrillo vista y decenas de objetos, all芍 donde uno mirara. Fotos, banderas, balones, portadas de peri車dicos y hasta un Indi, mascota del Atl谷tico, de peluche. Radomir los iba ense?ando todos con la ternura de un padre hablando de sus hijos. En realidad lo eran. Sus v芍stagos de f迆tbol. Y 谷ste su particular museo lleno de recuerdos que son historia del bal車n. Un color sobresal赤a entre todos los dem芍s, y eso que 谷l, Antic, tuvo muchos equipos. En Espa?a Madrid y Barcelona tambi谷n, y Oviedo, Zaragoza y Celta. Pero fueron dos a?os en el Atl谷tico, 1995 y 1996, los que le hicieron ser para siempre, ese color, el rojo y el blanco mezclados a rayas. Aquella temporada en la que el equipo rojiblanco, como escribe Kiko, "sali車 del fango" para ser campe車n. S車lo tres entrenadores de la historia rojiblanca, Luis Aragon谷s (611), Simeone (467) y Zamora (206), dirigieron al Atl谷tico m芍s partidos que 谷l (189). Hoy se ha ido, una pancreatitis se lo ha llevado en los tiempos del coronavirus, tan duros; sin velatorios, sin entierros de m芍s de tres personas, sin posibilidad de un adi車s a su altura, un mito. Twitter se llen車 de luto. "Radomir Antic", "DEP M赤ster", Radomir te quiero", "doblete", "Penev", DEP Radomir", "Pantic". Casi todos los trending topic hablaban de 谷l.
"Nunca fui un entrenador de gritar, jam芍s. Prefiero que ellos, los futbolistas, entiendan, que comprendan por qu谷 cada cosa. Por eso todo lo escribo en esa pizarra a la puerta del vestuario", confesaba en el libro Hasta siempre, Vicente Calder車n. Sus nombres siempre ligados, como con el de Pantic, Antic fue 'su inventor'. "Nuestra historia arranca en el Partiz芍n de Belgrado. ?l era el entrenador, 'El Maestro' como lo llamo yo. Despu谷s de un tiempo, 谷l se fue a la Liga espa?ola, con el Zaragoza, y yo a jugar a Grecia, al Panionios", describ赤a hace unos d赤as Milinko en una amplia entrevista en?The Coaches' Voice. "Antic me pidi車 alg迆n v赤deo para ver c車mo estaba jugando en el Panionios le dije: 'Entrenador, eso va a ser muy dif赤cil, aqu赤 nadie guarda ese tipo de cosas'. D赤as despu谷s me llam車 a casa para decirme que no firmara nada. Que estaba negociando con varios equipos y me quer赤a con 谷l", completaba. Ya era como un padre para 谷l. Nunca dejar赤a de serlo.?
Jes迆s Gil la primera vez que baj車 al vestuario y vio la pizarra en la puerta, pregunto extra?ado: "?Pero esto qu谷 es?". "As赤 preparamos los partidos, presi", replic車 Antic. "Primera vez que lo veo en mi vida", adujo Gil y se march車 farfullando. Era el serbio el entrenador de la pizarra, de las tortillas, cervezas y barbacoas de los viernes en el bar en el palco del Calder車n para hacer convivencia ("Es m芍s f芍cil morir en el campo por alguien que sientes hermano que s車lo compa?ero") y de las fotos a los rivales. "Cuando supe que nos cruzar赤amos en la Champions con el Ajax (cuartos de final de la Champions, 1997) envi谷 a gente a su estadio a hacerles fotos en cada partido. Trajeron diapositivas. Miles, de cada jugada. Mis futbolistas las han visto todas en las charlas de esta semana", continuaba desvelando el t谷cnico en Hasta siempre, Vicente Calder車n.
De la tortilla en el palco a la corbata en el banquillo
Un entrenador que siempre, siempre, siempre, en sus 189 partidos con el Atl谷tico llev車 corbata como Simeone su traje negro, en los banquillos. "Nunca nadie se fij車 en ella, pero desde que soy entrenador la llevo. Corbata. Quiz芍 sea mi cultural yugoslava: si durante siete d赤as te preparas para una fiesta y 谷sta es un partido, uno debe vestir bien". Un entrenador que devolvi車 al Atl谷tico a Neptuno y que, aquella tarde que celebraba el doblete, al salir del Calder車n se fij車 en una anciana, camino a la fuente. Una anciana que aplaud赤a desde una acera, al paso del autob迆s. "Cuanta gente hay detr芍s del f迆tbol a la que hacer feliz", recordaba siempre que pens車. ?l lo hizo. Desde el campo, los banquillos y la radio, donde comentaba al colgar la corbata. Estaba en muchas de las fotos en el museo de su casa. Como en sus labios esa frase, "un bratzo". Ya para siempre eterna. Como su mito, como ese c芍ntico. Radomir te quiero, lolololo.?