Los espa?oles que viven en la 'burbuja' bielorrusa

Como si de un oasis en pleno desierto se tratara, Bielorrusia, aparentemente ajena a la pandemia de coronavirus que afecta al mundo, amanece cada ma?ana envuelta en una enigm¨¢tica normalidad. En Brest, una ciudad de 300.000 habitantes que guarda frontera con Polonia, trabaja David Deogracia, uno de los tres espa?oles que militan en el Dynamo Brest, vigente campe¨®n de la Vysshaya Liga. "Entrenamos y despu¨¦s nos vamos a casa porque, aunque digan que todo va bien, somos precavidos. Ante la incertidumbre m¨¢s vale prevenir que curar", asevera el encargado de dirigir la academia. "La vida aqu¨ª contin¨²a con normalidad. Todo el mundo trabaja, coge el coche o va a los restaurantes y cafeter¨ªas", a?ade el canario, que sigue "las mismas pautas de prevenci¨®n que en Espa?a": "Es dif¨ªcil porque t¨² tomas las precauciones, pero los dem¨¢s no. Eso te deja totalmente desprotegido".

Deogracia desconf¨ªa de los datos oficiales: "Dicen que en Brest, una ciudad de 300.000 habitantes, solo hay un contagiado por coronavirus. Es llamativo, pero precisamente por eso contin¨²an disput¨¢ndose las ligas de f¨²tbol, balonmano o hockey hielo, porque dicen que no hay riesgo". El grancanario se encarga de dirigir la academia del Dynamo Brest. La metodolog¨ªa, formar al resto de entrenadores o hacer labores de scouting. Todo corre a su cuenta desde hace ya tres a?os. Le acompa?a en las categor¨ªas inferiores el preparador f¨ªsico Armiche Vega, mientras que en primer equipo ejerce, tambi¨¦n como preparador, Fran Balaguer. Todos aseguran estar viviendo "en una burbuja". "Es como si estuvi¨¦ramos protagonizando una pel¨ªcula", a?ade David Deogracia, "perplejo" porque "yo puedo hacer lo que quiera sin ning¨²n tipo de problema y, mientras tanto, en Espa?a est¨¢n todos encerrados en casa".

El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, recomienda combatir el coronavirus "bebiendo vodka, yendo a la sauna y trabajando duro", aunque los espa?oles del Dynamo Brest tan solo respaldan la tercera de sus premisas. "No bebo nada. Y una vez fui a la sauna y no me gust¨®. Yo, que soy canario, prefiero los 25 grados de mi tierra. Cuando llegu¨¦ la temperatura era de -18?. Sal¨ª del avi¨®n y cre¨ªa que me mor¨ªa. Una cosa de locos", recuerda un David Deogracia intranquilo por la situaci¨®n que viven sus familiares en Espa?a: "All¨ª est¨¢n mis padres, mi mujer y mis dos hijas. Se preocupan por mi porque salgo a trabajar diariamente y estoy en contacto con 120 ni?os y todos los que laboran en la ciudad deportiva. Cuando hablamos demuestro alegr¨ªa para intentar quitarles presi¨®n. Desde tan lejos no puedo hacer m¨¢s".

Aunque desde el gobierno bielorruso intentan aparentar normalidad, ya hay quien alza la voz para que el f¨²tbol del pa¨ªs ceda ante la crisis sanitaria. "Los aficionados m¨¢s fieles piden que pare la competici¨®n porque temen contagiarse cuando se desplazan a otros campos. En la ¨²ltima jornada no asistieron al estadio como protesta", desvela David Deogracia. "Ha disminuido la afluencia, pero la gente contin¨²a yendo a ver el f¨²tbol", a?ade el grancanario, consciente de que el deporte bielorruso podr¨ªa beneficiarse de una situaci¨®n tan an¨®mala: "Han vendido los derechos de televisi¨®n a Rusia y Ucrania por primera vez en su historia. Para ellos es muy importante que la Vysshaya Liga contin¨²e. Les aportar¨¢ muchos beneficios econ¨®micos".

Tailandia, Marruecos y... Maradona

A pesar de haber encontrado estabilidad en Bielorrusia, David Deogracia sabe lo que es trabajar en Europa, Asia y ?frica. A Tailandia acudi¨® tras recibir la llamada de Alejandro Men¨¦ndez, que entonces dirig¨ªa al primer equipo del Buriram United. Deogracia se encarg¨® del sub-19, al que hizo campe¨®n nacional. Tras regresar a Espa?a fue reclutado por Sergio Lobera para dirigir la academia del Atl¨¦tico de Tetu¨¢n marroqu¨ª. Y llev¨® al combinado sub-20 al primer t¨ªtulo de liga de su historia. En 2017 se march¨® a Brest, donde fue testigo de la llegada de Diego Armando Maradona al banquillo del Dynamo. "No coincidimos mucho, pero como habl¨¢bamos castellano s¨ª que pudimos charlar. Se port¨® muy bien con nosotros. Es un crack".