Dos pericos viajan en un b¨²nker gigante contra el coronavirus
Isabel y Antoni van a bordo del Magn¨ªfica, un trasantl¨¢ntico que a su paso por Ocean¨ªa ha confinado a sus 3.500 pasajeros y tripulantes para evitar un solo positivo en COVID-19.
Nadie conoc¨ªa el coronavirus, acaso medios locales en Wuhan, cuando Isabel y Antoni partieron desde Barcelona el pasado 7 de enero, con la dulce resaca a¨²n del d¨ªa de Reyes, para dar la vuelta al mundo a bordo del crucero Magn¨ªfica. Iban a ser cuatro meses de aventuras, experiencias, de conocer nuevas ciudades. Y, en parte, as¨ª ha sido. Hasta el ecuador del trayecto, todo ha ido precisamente viento en popa a toda vela, visitando Portugal, Cabo Verde, Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, Polinesia Francesa, Nueva Zelanda.... La otra mitad del viaje, la que les queda, se podr¨ªa definir como el confinamiento m¨®vil m¨¢s seguro del mundo.
De los 2.518 pasajeros y un millar de tripulantes de este trasatl¨¢ntico, Isabel y Antoni son los representantes del Espanyol. Dos significados pericos, de la Penya Blanc i Blava de Poble Nou, a cuya historia llegamos en AS a trav¨¦s de Nick Pu?al, presidente y fundador de la primera embajada blanquiazul en Australia. A Sidney llegaba el Magn¨ªfica hace unos d¨ªas, y all¨ª hab¨ªan quedado en verse. "Nos conoc¨ªamos de hace dos a?os, cuando a trav¨¦s de Araceli (presidenta de la Federaci¨® de Penyes) acabamos viendo juntos un derbi en las Ant¨ªpodas", explica Nick.
La cita se torci¨® solo dos jornadas antes de producirse. A la llegada del crucero a Hobart, Tasmania, el capit¨¢n, Roberto Leotta, tom¨® una dr¨¢stica decisi¨®n: ya nadie bajar¨ªa del barco. "Si uno solo se contagia del coronavirus, puede infectar a centenares e incluso provocar su muerte", vino a decir, a sabiendas de que la mayor¨ªa de pasajeros son pensionistas, personas al fin y al cabo de avanzada edad y, por tanto, poblaci¨®n de riesgo en este terrible COVID-19. El Magn¨ªfica seguir¨ªa su recorrido, pero las paradas ser¨ªan meramente t¨¦cnicas.
Y as¨ª es como, tras ponerse en contacto con Nick para notificarle que no podr¨ªan verse, ¨¦ste no se lo pens¨® dos veces e igualmente acudi¨® al puerto de Sidney el d¨ªa y la hora se?aladas, y qued¨® con ellos, aunque fuera a la distancia. Para identificarse, algo que nunca falla: una bandera del Espanyol. Desde cubierta, Isabel y Antoni saludaban con sus brazos y se acabaron cruzando c¨¢nticos pericos.
En Australia no es por ahora total el confinamiento. Pero s¨ª se han cerrado locales de reuni¨®n, entretenimiento, pr¨¢ctica de deportes y de culto, y se han producido las primeras avalanchas en los supermercados, se han restringido vuelos internacionales hasta el punto de que no pueden llegar turistas extranjeros y, como cuenta Nick, "lo peor de aqu¨ª, a diferencia de Europa, es que no caminamos hacia el calor, sino hacia el invierno".
Con la esperanza de que la pandemia no se extienda con tanta virulencia por Ocean¨ªa, nuestros dos pericos de Poble Nou zarparon ya de Sidney con destino a Nueva Caledonia y Pap¨²a Nueva Guinea, para regresar a Australia y continuar su viaje en el b¨²nker anti-coronavirus en direcci¨®n Barcelona, a donde tienen previsto llegar el 2 de mayo si las autoridades lo permiten, previo paso por Indonesia, Singapur, Sri Lanka, India, Om¨¢n, Jordania, Egipto e Italia. Una odisea que ni la del Espanyol esta temporada, y con la salud por encima de todo.