REAL ZARAGOZA / HISTORIAS DE SEGUNDA (XI)
1944-45: el Zaragoza no fue aspirante a nada
Doble dimisi車n de los presidentes Lasala y Mola en otra temporada desdichada, en la que la deuda del club empez車 a pesar como una losa.
Tras la decepcionante temporada anterior, donde el Zaragoza no alcanz車 ni la promoci車n, pese a ser el gran favorito al ascenso, el presidente Mariano Lasala anunci車 el 12 de junio de 1944 que se iba apostar 迆nicamente por jugadores aragoneses para reforzar la plantilla de la temporada 1944-45. Se acabaron, pues, los grandes fichajes y las grandes declaraciones. Quiz芍 por ello, ese mismo d赤a el entrenador Patricio Caicedo desliz車 que, ante la grave situaci車n econ車mica del club, si su ficha de 45.000 pesetas era un problema, no tendr赤a ning迆n inconveniente en rescindir su contrato. Durante el verano y hasta en dos ocasiones m芍s el t谷cnico bilba赤no plante車 su marcha, pero la junta directiva no dej車 de reiterarle su confianza.
El socio n迆mero uno y nuevo secretario t谷cnico, Luis Gayarre, fue el encargado de recomendar las contrataciones de los refuerzos regionales, en colaboraci車n con el entrenador del Atl谷tico Zaragoza, el &alifante* Tom芍s Arnanz. Y as赤 ingresaron del filial, de Tercera Divisi車n, el portero Calvo, el defensa Hern芍ndez, el medio centro Ferrando, el medio ala S芍nchez y el interior izquierda Zaur赤n 每a todos ellos se les mand車 en agosto una semana a Tramacastilla de Tena para que oxigenaran en el Pirineo al lado de V赤ctor, modelo de futbolista y santo y se?a del Zaragoza de la d谷cada de los 40-; del Arenas se fich車 al medio ala Solanas; y del Escoriaza se firm車 a Luis Gallego. Inicialmente, el 迆nico fichaje de fuera del f迆tbol regional aragon谷s fue el extremo derecha Galobart, cedido por el Espa?ol de Barcelona.
En total, el club invirti車 75.000 pesetas en fichajes y vendi車 por 235.000 para saldar parte de sus deudas: P赤o fue traspasado al Atl谷tico-Aviaci車n por 75.000 pesetas; Rey, al Granada por 30.000; Macala, al H谷rcules, por otras 30.000; y el extremo izquierda Aldana, al Barcelona, por 100.000. Este 迆ltimo caso fue sonado, ya que acababa de renovar por cuatro a?os, a raz車n de 25.000 pesetas anuales y un partido de beneficio, y se neg車 a firmar la licencia federativa de la temporada 1944-45 reclamando m芍s dinero. El Zaragoza lo declar車 en rebeld赤a y puso el caso en manos de la Federaci車n Aragonesa de F迆tbol. Las posturas se enconaron y el club empez車 a buscar un sustituto. Se prob車 primero al extremo zurdo Pep赤n Rubio (Zaragoza, 1915), ex del Athletic de Madrid (1935-40), pero no convenci車. Y se acab車 fichando por 40.000 pesetas a Zamorita, del Constancia de Inca, al que se hizo, por primera vez en la historia, un exhaustivo reconocimiento m谷dico antes de firmar su contrato. La venta de Aldana fue hasta entonces la segunda m芍s elevada de la historia del club aragon谷s, tras la de Viela al Espa?ol a mitad de la campa?a 1943-44.
Caicedo ten赤a en mente este equipo tipo: Orencio; Sanz, Benito P谷rez; Sagrado, Soladrero, V赤ctor; Galobart, Herrero, Mariano, Castillo y Zamorita. Un buen once para aspirar al ascenso como otros cinco o seis equipos, pero sin apenas recambios de garant赤as.
Aun as赤 no faltaron en la pretemporada las jotas de rigor: ※Si Mariano mete goles / y Orencio todo lo para / subiremos a Primera / a final de temporada§. O 谷sta: ※Hay en el mundo una Espa?a / y en Espa?a, un Arag車n. / Y en mi pueblo, el Zaragoza / a quien quiero campe車n§.
El formato de la Segunda Divisi車n no sufri車 cambios: un 迆nico grupo de 14 equipos. Los dos primeros ascend赤an de forma autom芍tica y el tercero y el cuarto disputaban una promoci車n contra el decimoprimero y el decimosegundo de Primera Divisi車n.
Pese a un inicio notable, con victorias frente al Xerez en Torrero y el Ferrol en Inferni?o, lo cierto es que el Zaragoza nunca fue candidato ni al ascenso directo ni a la promoci車n. Altern車 grandes goleadas, como un 7-1 al Betis, con estrepitosas derrotas, como un 6-0 en Santander o un 1-4 frente a un Alcoyano lanzado hacia la Primera Divisi車n. En este 迆ltimo partido Zamorita fue retirado sin conocimiento del campo, tras marcar su gol, al sufrir una alevosa agresi車n del portero del Alcoyano: Quiles le dio un pu?etazo en la cara y otro en el pecho que le rompi車 dos costillas. El extremo izquierda del Zaragoza sufri車 una conmoci車n cerebral y tambi谷n una reversi車n de lengua, que tuvo que solucionar con urgencia en el mismo c谷sped el m谷dico del club y m芍s tarde presidente, Juli芍n Abril. Zamorita fue llevado inmediatamente despu谷s al vestuario, donde estuvo dos horas en observaci車n. Se le traslad車 despu谷s a su domicilio y se le diagnosticaron dos meses de baja, cubri谷ndole la zona costal con una cinta de zinc.
Tras la debacle ante el Alcoyano, el Zaragoza protagoniz車 una reacci車n de cuatro jornadas sin perder que le llev車 a situarse a cuatro puntos del liderato, pero volvi車 a caerse del caballo, y con gran estr谷pito, cuando el colista Constancia le humill車 por 5-1 en Inca. Ese resultado hizo correr r赤os de tinta y le hizo mucho da?o a la ya debilitada ilusi車n del presidente Lasala, que no tard車 en presentar su dimisi車n.
Las cr赤ticas a la mayor赤a de los jugadores fueron feroces y ?ngel Castellot lleg車 a escribir en &Amanecer*: ※El club es una cosa con la que debemos estar encari?ados y siempre dispuestos a apoyar: es lo menos que pueden esperar los que tan desinteresadamente lo dirigen. El equipo es una serie de se?ores asalariados, que unos cumplen y otros no con los deberes adquiridos. Para quienes est芍n en este 迆ltimo caso, ?toda la severidad! De los 21 profesionales que figuran en n車mina, tan apenas se puede disponer de una docena. ?No creen que hay demasiados in迆tiles que son un lastre para el club? Esto s車lo se arregla con un escob車n: ?Fuera birrias! ?fuera escoria!§.
Pero el que se march車 fue el presidente, por entonces ya teniente coronel. El 16 de febrero de 1945 se reuni車 el Pleno de la junta directiva del Zaragoza y se anunci車 despu谷s la dimisi車n de Mariano Lasala y su relevo por el hasta entonces vicepresidente primero, Antonio Mola Fuertes, de 51 a?os, natural de Uncastillo, abogado y terrateniente, y ex gobernador civil de Teruel y Huesca.
Y otra vez hay que tomarle prestada la pluma a Castellot, que dej車 escrito lo siguiente: ※Cuando los equipos fracasan dimiten las directivas. Pero al llegar la hora de cobrar, los jugadores deber赤an encontrarse con que no hay tesoreros§.
Sin embargo, Mola dur車 muy poco al frente del Zaragoza. Apenas tres meses y medio. Su pretensi車n de comprarle Torrero a la Sociedad Campo de Deportes, que lo ten赤a en un ventajoso arriendo desde 1923 al Iberia y desde 1932 al Zaragoza, y que s車lo en contadas ocasiones se abon車, tuvo una escas赤sima respuesta entre los 1.803 socios de n迆mero del club. Apenas 200 respondieron a una suscripci車n con bonos reintegrables de mil pesetas, y Mola cay車 en la desilusi車n m芍s profunda. El 9 de mayo de 1945 se anunci車 por sorpresa su dimisi車n irrevocable y la vuelta a la presidencia de Mariano Lasala, que, a dos jornadas del final del campeonato y sin opciones ya de nada, anunci車 su intenci車n de hacer un esfuerzo supremo en la temporada 1945-46 para devolver al equipo a Primera Divisi車n: ※El Zaragoza est芍 dispuesto a reconquistar su rango de gran club§.
Esa campa?a ascendieron directos el Alcoyano y el H谷rcules y promocionaron el Celta de Vigo y la Real Sociedad.
Caicedo resumi車 as赤 su amargura por no haber podido conseguir el ascenso tampoco en su segunda y 迆ltima temporada en Torrero: ※Es mucho m芍s dif赤cil el f迆tbol en Segunda que en Primera. En Segunda la lucha es m芍s agresiva, m芍s encarnizada. Y si no se alcanza el ascenso o la promoci車n, el fracaso es rotundo. El ambiente de impaciencia de los seguidores lo acaba malogrando todo. Les falta a los p迆blicos de Segunda paciencia y tenacidad. Adem芍s, los clubes de Segunda est芍n formados por jugadores sin hacer o por jugadores que ya lo tienen todo hecho. En ambos casos, profesionales deficientes que no saben cuidarse, que no saben vivir la vida austera de un futbolista, y que en el campo pierden a veces la consideraci車n que sus rivales merecen. Y se hace el juego bronco, del que surgen lesiones, lesiones que, en alguna ocasi車n, llegan a inutilizar por completo a un equipo, forzando a alineaciones extra?as y a un rendimiento muy rebajado. Hasta los arbitrajes son dif赤ciles en esta Segunda, de terrible pirotecnia en las gradas y en las secretar赤as t谷cnicas, contagiadas tambi谷n del ambiente§.