Perdieron rojos y azules
Ambos bandos utilizaron el f¨²tbol para promocionar sus causas fuera de Espa?a. Presidentes y futbolistas murieron y algunos estadios quedaron destruidos tras la guerra.


El levantamiento militar comenz¨® en verano, por lo que dio tiempo a terminar la liga 1935-36 que alz¨® el Athletic. En la ¨²ltima jornada del 19 de abril se acab¨® el f¨²tbol -oficial, ahora lo veremos- hasta septiembre del 39. Sobra la justificaci¨®n de por qu¨¦ no es comparable una guerra civil con la situaci¨®n que vivimos ahora por culpa del coronavirus, pero, y sin contar huelgas para jornadas puntuales, fue la ¨²nica vez que Espa?a ha tenido que suspender todo su f¨²tbol como estamos viendo en este 2020.
Ser¨ªa imposible dar una lista de todos los futbolistas, directivos o empleados que perdieron la vida en el conflicto, pero uno de los muchos que merecen una menci¨®n especial es Josep Su?ol, presidente del Barcelona. "Ha pasado a la historia del Bar?a como el presidente m¨¢rtir debido a su tr¨¢gica muerte, cuando ejerc¨ªa el cargo, a los primeros d¨ªas de la Guerra Civil, fusilado por el ej¨¦rcito franquista en verano de 1936", se puede leer en la web del club azulgrana. Su?ol fue diputado de ERC y miembro del partido, una ideolog¨ªa que le cost¨® la vida cuando, en la Sierra de Guadarrama, entr¨® en zona franquista sin darse cuenta. La noticia tard¨® una semana en llegar al club y entonces se cre¨® un Comit¨¦ de Empleados para subsanar la p¨¦rdida del "presidente ausente", como fue nombrado tras su muerte.
Su tr¨¢gica desaparici¨®n caus¨® tanto impacto en el bando republicano que la Federaci¨®n form¨® un grupo de fuerzas voluntarias con el nombre del expresidente cul¨¦: "En esta nueva fuerza pueden inscribirse cuantos deportistas se muestren dispuestos a defender las libertades republicanas. El cuartel de la nueva milicia republicana ha sido instalado en la planta baja del Madrid F¨²tbol Club". Un d¨ªa antes de partir al frente, el d¨ªa 6 de septiembre, se jug¨® un Madrid-Valencia con el que se recaudaron fondos para los hospitales de sangre.
En su faceta extradeportiva tambi¨¦n fue el fundador de La Rambla, un semanario deportivo situado donde su propio nombre indica. La afici¨®n azulgrana acud¨ªa bajo la redacci¨®n para enterarse del resultado de su equipo cuando jugaba fuera de casa y lo celebraba all¨ª mismo en el caso de ganar. Un lugar de reuni¨®n que se ha convertido en tradici¨®n y sigue activo en nuestros d¨ªas, ya que es donde se encuentra la fuente de Canaletas. Otra de las tradiciones que siguen formando parte de nuestro d¨ªa a d¨ªa es el futbol¨ªn, obra del poeta gallego Alejandro Finisterre cuando se encontraba ingresado en el hospital por sus heridas de guerra.
Los madridistas Ricardo Zamora y Santiago Bernab¨¦u tuvieron que salir exiliados a Francia, ambos simpatizantes del bando sublevado. El hist¨®rico portero, quien estuvo preso durante los primeros d¨ªas ("?l nos contaba que una vez iba a ser sacado de la c¨¢rcel con un grupo de presos, seguramente para ser fusilado, cuando fue reconocido por un miliciano que le salv¨® la vida", relata su hijo), jug¨® para el Niza, donde se retir¨®. Bernab¨¦u volvi¨® a Espa?a para luchar contra los republicanos.
Aunque los campeonatos no pod¨ªan disputarse, cada uno se buscaba sus propios partidos amistosos. El f¨²tbol siempre ha sido un instrumento para hacer pol¨ªtica y ninguno de los dos bandos lo desaprovech¨®. Reconocimiento internacional y financiaci¨®n eran, principalmente, lo que buscaba el bando nacionalista con la Selecci¨®n. De azul, para evitar, por motivos obvios, el color rojo, la selecci¨®n espa?ola s¨®lo pudo conseguir jugar dos partidos contra Portugal (derrotas por 2-1 y 1-0). Desde el Gobierno vasco se impuls¨® la selecci¨®n de Euskadi, que hizo una gira por Europa y la URSS. Bilbao cay¨® cuando se encontraban fuera de nuestras fronteras y decidieron alargar los partidos internacionales en Am¨¦rica, donde llegaron a jugar la liga mexicana. A nivel de clubes, las federaciones catalanas y valencianas organizaron la Liga Mediterr¨¢nea (para el Barcelona) y la Copa de la Espa?a Libre (para el Levante), torneos a los que la RFEF nunca le ha otorgado ninguna validez oficial.
Retomar el f¨²tbol en 1939 no fue f¨¢cil ya que estadios como el del Villamar¨ªn, el cual fue utilizado como almac¨¦n de tanques y campo de tiro para las tropas italianas; Chamart¨ªn, que perdi¨® sus gradas de madera, utilizadas como combustible; o el Metropolitano, casi en ruinas. El caso m¨¢s extremo fue el Buenavista del Real Oviedo, destruido, y que oblig¨® al club a abstenerse un a?o de la competici¨®n si le respetaban la plaza. Por tanto, para esa misma temporada quedaba una plaza por asignar y se la jugaron en Mestalla el nuevo Athletic-Aviaci¨®n Club (uni¨®n del Athletic de Madrid y el Club Aviaci¨®n Nacional) y el Osasuna, club que alegaba m¨¦ritos del pueblo navarro en la victoria del bando nacional. Vencieron los madrile?os y consiguieron la permanencia para, en ese mismo a?o, ganar su primera liga con Zamora como t¨¦cnico. ?Veremos una reestructuraci¨®n as¨ª de extra?a cuando se reanude nuestro f¨²tbol?