El estreno del Zaragoza en Segunda

Despu¨¦s de las dos primeras temporadas de su historia en Tercera Divisi¨®n, una reestructuraci¨®n general del f¨²tbol espa?ol, impulsada en gran medida por el Zaragoza F¨²tbol Club, propici¨® una ampliaci¨®n de la Segunda Divisi¨®n a 24 equipos divididos en tres grupos y el club aragon¨¦s, junto a los otros cinco que hab¨ªan disputado la Fase de Ascenso a Segunda en la temporada 1933-34, fue l¨®gicamente incluido en la categor¨ªa de plata. Se le encuadr¨® en el Grupo II, junto a los representantes de Catalu?a (Sabadell, Gerona, Badalona y J¨²piter), de Guip¨²zcoa (Uni¨®n de Ir¨²n), de Navarra (Osasuna) y de la Rioja (Logro?o).

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El salto era extraordinario. Tanto como para asegurar definitivamente la supervivencia del Zaragoza a poco que sus aficionados y la ciudad en general se percataran de la trascendencia del momento. Los socios m¨¢s conspicuos del club, fundamentalmente la vieja guardia del Iberia Sport Club, los que nunca hab¨ªan fallado, no dudaron en organizarle un homenaje al presidente Jos¨¦ Mar¨ªa Gayarre por su gran ¨¦xito en la Asamblea General Ordinaria de la Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol. Fue durante una cena en el restaurante Salduba la noche del 28 de julio.

Pero antes de nada hac¨ªa falta dinero. No demasiado, porque el club ven¨ªa administr¨¢ndose con la m¨¢xima austeridad desde su constituci¨®n el 18 de marzo de 1932, pero s¨ª el suficiente como para atender los pagos m¨¢s urgentes y planificar con garant¨ªas la inmediata temporada. Se necesitaban 15.000 o 20.000 pesetas, ¡°una cifra rid¨ªcula¡±, a juicio del todav¨ªa presidente Gayarre, pero que ¨¦l ya no ten¨ªa fuerza moral para solicitar a sus compa?eros de junta directiva. ¡°Con una cantidad as¨ª estar¨¢ salvado el club, pero es inhumano seguir pidiendo a los que tantos sacrificios han hecho ya por el Zaragoza¡±, advert¨ªa.

Se impon¨ªa una suscripci¨®n popular, de los socios y tambi¨¦n de muchos otros aficionados, ocasionales en la Tribuna de Torrero, que ten¨ªan poder¨ªo econ¨®mico suficiente como para colaborar desinteresadamente con el Zaragoza. Gayarre no dud¨® en reclamar p¨²blicamente esos donativos, apelando a la conciencia de todos aquellos potentados de la ciudad que jam¨¢s hab¨ªan prestado su colaboraci¨®n: ¡°No m¨¢s enga?os. El espect¨¢culo del f¨²tbol es un negocio ruinoso que s¨®lo puede sostenerse por el entusiasmo y el continuado sacrificio de los verdaderos aficionados. Ahora o nunca¡±.

Los 2.477 socios de n¨²mero del Zaragoza fueron convocados a una Junta General el viernes 3 de agosto, a las diez de la noche, en el antiguo Sal¨®n de Quintas de la Diputaci¨®n Provincial de Zaragoza. All¨ª, ante un aforo muy concurrido, Gayarre, present¨® el plan de actuaci¨®n a seguir antes de anunciar su dimisi¨®n irrevocable. El gran pionero estaba ya cansado de la responsabilidad de la presidencia y quer¨ªa dejar paso o, mejor dicho, pretend¨ªa desaparecer de la exposici¨®n del primer plano oficial para seguir detr¨¢s del escenario tutel¨¢ndolo todo. Tambi¨¦n present¨® la dimisi¨®n el resto de su junta directiva, aunque los socios no la aceptaron y sugirieron una reorganizaci¨®n. Se design¨® una comisi¨®n de socios para que, en uni¨®n de otra comisi¨®n de la junta directiva, comenzara las gestiones para elegir nuevos directivos, de cuya aportaci¨®n econ¨®mica pudiera esperarse el desarrollo del club.

Se aprob¨® un increment¨® en los recibos mensuales de los socios y tambi¨¦n una cuota de entrada, pero la suscripci¨®n popular no dio lo esperado. Apenas 3.000 pesetas.

Pero mientras se buscaba un nuevo presidente, una personalidad destacada y de consenso, capaz de aglutinar a un grupo de directivos influyentes socialmente y con una desahogada situaci¨®n econ¨®mica, el club no pod¨ªa detenerse. Tras su dimisi¨®n, Jos¨¦ Mar¨ªa Gayarre pas¨® de inmediato a la sala de m¨¢quinas del Zaragoza y, junto al secretario t¨¦cnico y entrenador del equipo aficionado, El¨ªas Sauca, empez¨® a dise?ar el equipo de la temporada 1934-35. Y enseguida salt¨® el nombre de Karoly Plattk¨®. El h¨²ngaro entren¨® al Iberia durante dos campa?as (1927-29) y dej¨® un magn¨ªfico recuerdo en Torrero con el subcampeonato de Segunda Divisi¨®n, pero no iban por ah¨ª los tiros de Gayarre. El t¨¦cnico elegido era Paco Gonz¨¢lez. En la temporada anterior hab¨ªa dirigido al Elche, donde hizo un trabajo magn¨ªfico. Su equipo acab¨® segundo del Grupo A-Subdivisi¨®n Levante-Sur, de la Tercera Divisi¨®n, a un solo punto del Zaragoza, y se clasific¨® para la fase de ascenso. El Zaragoza le convenci¨® con un sueldo de 700 pesetas al mes y tambi¨¦n con la garant¨ªa de que tendr¨ªa plenas facultades para preparar al equipo y decidir las alineaciones.

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El gran refuerzo fue el pundonoroso Pelayo, medio centro del Club Deportivo Logro?o, al que tambi¨¦n pretend¨ªa el Athletic de Madrid. Por su traspaso se pagaron 3.500 pesetas. El 15 de agosto se hizo oficial su fichaje, dos d¨ªas antes de que una nueva Junta General de Socios, tambi¨¦n en el antiguo Sal¨®n de Quintas de la Diputaci¨®n Provincial, eligiera como nuevo presidente a Felipe Lorente Laventana, de 44 a?os de edad y primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Zaragoza por el Partido Republicano Radical.

?sta fue su junta directiva:

Presidente: Felipe Lorente Laventana.

Vicepresidente 1?: Hip¨®lito In¨¦s Lafuente.

Vicepresidente 2?: Pedro Arnal Cavero.

Secretario: Juan Jos¨¦ Navarro Alfaro.

Vicesecretario: Ricardo Forni¨¦s Seral.

Tesorero: Liberato Labarta Ubieto.

Contador: Mariano Omist Mart¨ªnez.

Vocales: Luis Gayarre Lafuente, Luis Ferrer Berbois, Julio Ari?o Cenzano, Emilio Ara Besc¨®s, Jos¨¦ Mar¨ªa Muniesa Belenguer, Francisco Berna Manero, Jos¨¦ Torregrosa Garc¨ªa, Lorenzo Cavero Salvo, Julio Mitjavila Mingo, Salvador Bello Gracia, Manuel Ruiz Marco, Manuel Su¨¢rez Perdiguero, Jos¨¦ Lloret Ruiz, Rafael Pastor, Jos¨¦ Lafuente Burges, Jes¨²s Ferrer Allu¨¦ y Juli¨¢n Troncoso Sagredo.

La inmensa mayor¨ªa antiguos integrantes de las juntas de Jos¨¦ Mar¨ªa Gayarre.

El 22 de agosto, cinco d¨ªas antes de que comenzaran los entrenamientos en Torrero, el Zaragoza presentaba la siguiente plantilla: Ler¨ªn y Azpirichaga, como porteros; G¨®mez, Emparanza, Basabe y Uriarte, como defensas; Pelayo, Municha, Ort¨²zar y Rioja, como medios; Ruiz, Bilbao, Ameztoy, Tom¨¢s, G¨¢rate, Sarmant¨®n, Primo y Costa, como delanteros.

En resumen, un once titular aceptable, donde ya estaban los luego ¡®alifantes¡¯ Ler¨ªn, G¨®mez, Pelayo, Municha, Ort¨²zar, Ruiz, Ameztoy, Tom¨¢s y Primo, pero una plantilla muy justa, sin recambios de garant¨ªas y con la grav¨ªsima inc¨®gnita de Tom¨¢s, que llevaba todo el verano pidiendo la baja. Quiz¨¢ por ello, el 28 de agosto se firm¨® a toda prisa al extremo e interior riojano Eloy, del Logro?o, al que recomend¨® su paisano Pelayo.

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Ha quedado dicho que el Zaragoza ten¨ªa una delicad¨ªsima situaci¨®n financiera, pero el ascenso a Primera Divisi¨®n significaba un reto ineludible para el futuro del club y, antes de comenzar la competici¨®n, la directiva de Lorente Laventana decidi¨® ofrecer un premio especial de 1.500 pesetas a cada jugador si se consegu¨ªa este logro. Se estableci¨®, adem¨¢s, un nuevo sistema de primas: 75 pesetas por partido ganado fuera, 50 por cada victoria en Torrero y 37,5 por cada empate a domicilio. En esta temporada se elimin¨® la prima por empatar en casa. La directiva acord¨® tambi¨¦n gratificar con 500 pesetas al final de temporada a cada futbolista si su rendimiento era ¨®ptimo.

El Zaragoza tuvo un arranque discreto de la temporada, finalizando pen¨²ltimo en el Mancomunado Castilla-Cantabria-Arag¨®n, un torneo que serv¨ªa de fase previa para el campeonato de Espa?a de F¨²tbol-Copa del presidente de la Rep¨²blica, pese a derrotar al campe¨®n Madrid en Torrero, y tuvo que soportar una injusta campa?a de desprestigio del Nacional de Madrid, del Valladolid y del Racing de Santander por la dureza de sus jugadores.

¡°Hasta las camareras del hotel de Santander hablaban de nuestra fiereza. Algo repugnante trat¨¢ndose de deportistas¡±, lleg¨® a lamentarse el presidente Felipe Lorente Laventana.

Gayarre se?al¨® por su parte: ¡°Es ya irremediable. Por todo lo que queda de temporada y acabamos de comenzarla, el Zaragoza ser¨¢ el equipo de juego violento y sucio que fuera de su casa no hace m¨¢s que repartir le?a y que en su ¡®madriguera¡¯ de Torrero, en complicidad con su p¨²blico, se come crudos a los equipos visitantes con fen¨®menos y todo. Basta que uno del Zaragoza sople para que los gritos de dolor del contrario se oigan en Belgrado. Ahora resulta que nosotros somos los ¡®hunos¡¯ del f¨²tbol espa?ol¡±.

En la Liga, ya con el fichaje del defensa Alonso, procedente del Real Madrid, el Zaragoza se qued¨® a un punto de conseguir su clasificaci¨®n para la fase de ascenso a Primera, en gran medida porque el J¨²piter se dej¨® ganar ante el Sabadell, uno de los dos clasificados del grupo junto al Osasuna, pero Paco Gonz¨¢lez puso los cimientos del equipo que lograr¨ªa el ascenso un a?o despu¨¦s. Ese equipo empez¨® a dar muestras de toda su val¨ªa en el tramo final de la temporada, en la Copa, en la que lleg¨® a cuartos de final tras eliminar al Oviedo de Primera Divisi¨®n. Pero antes de esa gesta tuvo tiempo de ser bautizado para la historia el 5 de mayo de 1935, tras golear al J¨²piter (0-3). Ler¨ªn, que mantuvo su puerta imbatida en el campo del Pueblo Nuevo, escuch¨® comentar a unos seguidores catalanes detr¨¢s de su porter¨ªa una frase que ha pasado a la historia: ¡°Com els guanyarem si el porter i els defensors semblen elefants¡± (¡°Como les vamos a ganar si el portero y los defensas parecen elefantes¡±), en clara alusi¨®n a la elevada estatura y corpulencia del tr¨ªo defensivo Ler¨ªn-G¨®mez-Alonso, todos ellos por encima del 1.85 de estatura. Durante el viaje de vuelta a Zaragoza en el autocar, el portero, que entendi¨® ¡°alifantes¡± por ¡°elefants¡±, relat¨® este comentario al periodista Miguel Gay Berges y ¨¦ste inmortaliz¨® el apodo (Los Alifantes) en las p¨¢ginas del ¡®Diario de Avisos¡¯. No obstante, el apelativo no se populariz¨® hasta varios a?os despu¨¦s como recuerdo a aquel gran equipo.

Fuertes, recios y combativos, el equipo de ¡®Los Alifantes¡¯ era conocido fuera de Zaragoza como el de ¡®Los le?adores¡¯.