Piqu¨¦, 16 tarjetas con un porqu¨¦
El central, 0,48 amarillas por partido, supera de largo la media de su carrera (0,22), pero su car¨¢cter competitivo es el que mantiene en pie al Bar?a.
Con 33 a?os reci¨¦n cumplidos, es inevitable que a Gerard Piqu¨¦ se le vea alguna costura. La m¨¢s evidente este a?o, posiblemente, fuese esa carrera con I?aki Williams en San Mam¨¦s en los cuartos de final de Copa. Piqu¨¦, defensa de guante blanco, no quiso darle una patada cuando la exuberancia de la pantera del Athletic le dej¨® en evidencia. Le agarr¨® y vio amarilla. Es una de las 16 tarjetas que ha visto esta temporada en 33 partidos oficiales, 0,48 de media. Una barbaridad si se revisa su carrera. En sus once primeras temporadas en el Bar?a, Piqu¨¦ ten¨ªa un promedio de 0,22. Sin ir m¨¢s lejos, la temporada pasada hab¨ªa establecido su r¨¦cord. Apenas vio siete tarjetas en 52 partidos, un porcentaje casi rid¨ªculo de 0,13 por partido. La campa?a en la que su promedio hab¨ªa sido m¨¢s alto hasta ahora era la 2015-16 (0,36).
Puede, por tanto, que a Piqu¨¦ se le vea ya alguna costura. Pero tambi¨¦n ser¨ªa justo, e interesante, ponerse en la piel de alguien que ve venir a los rivales como lobos en las transiciones. Al defensa que sufre la inestabilidad hace a?os, desde que se fue Puyol, del puesto del central izquierdo, con Lenglet puesto en duda ahora por Seti¨¦n y Umtiti lejos del jugador que impresion¨® a su llegada en 2016. Piqu¨¦ se ve obligado en ocasiones a apagar demasiados fuegos y a acudir a zonas donde supuestamente no deber¨ªa estar. Eso le supone errores que terminan por ser visibles y que adem¨¢s le cuestan amonestaciones. Piqu¨¦ ha visto tarjeta en muchos partidos de peso de la temporada.
Sus dos ¨²ltimos partidos le han elevado como uno de los jugadores que est¨¢n tirando del carro en el Bar?a. En el Bernab¨¦u estuvo excelso pese a ese error final por flotar demasiado a Vinicius, permiti¨¦ndole el disparo. Contra la Real, y pese a sus problemas en el cuello, se vio a un jugador de que se dej¨® la piel y que hasta lleg¨® arriba. Casi hace un gol que tambi¨¦n se le neg¨® en el Bernab¨¦u, donde fall¨® un remate habitualmente sencillo para ¨¦l.
El caso es que Piqu¨¦, como la mayor¨ªa de la cr¨ªtica, ve problemas estructurales y sist¨¦micos en el Bar?a. En la ¨²ltima semana ha dejado dos mensajes para quien los quiera escuchar. Su pellizquito al Real Madrid ("el peor en a?os") ten¨ªa, en el fondo, un punto de amargura por ver que el Bar?a ya no es el equipo que le hac¨ªa sangre a su eterno rival en el Cl¨¢sico ("nosotros tenemos nuestros problemas"). Despu¨¦s del partido contra la Real, tambi¨¦n aire¨® un lamento: "Proponen un buen f¨²tbol, nosotros lo intentamos". Piqu¨¦ siente cierta amargura por ver a su Bar?a, al que siente, apagarse lentamente. Pero hay muy pocos competidores como Piqu¨¦ y a ¨¦l, como a Busquets o Messi, s¨®lo los van a enterrar las derrotas.