Un punto que a nadie arregla
Sa¨²l igual¨® el gol de Savic en propia puerta. El equipo rojiblanco mejor¨® en la segunda parte, pero no le dio para ganar a un buen Espanyol que lider¨® Rdt.
Era un partido ¨¦ste lleno de urgencias. La urgencia de un Espanyol hundido en la tabla, al que ya s¨®lo le vale sumar de tres en tres. La urgencia de un Atl¨¦tico que no gana fuera y que hab¨ªa visto como ganaba el Sevilla, como ganaba la Real, que no quiere acabar esta Liga fuera de Champions. Ambas chocaban sobre la hierba de Cornell¨¤ como placas tect¨®nicas. Terremotos en cada jugada, en cada disputa, bal¨®n dividido.
Salieron los dos tan intensos que ninguno parec¨ªa pensar con claridad. S¨®lo ejecutaban. Los ataques articulados en jaur¨ªas. Hombres lanz¨¢ndose sobre las porter¨ªas contrarias como si la vida se les fuera en ello. No se hab¨ªan terminado de sentar los entrenadores en sus bancos cuando Correa obligaba a Diego L¨®pez a sacar la manopla para evitar el gol en un c¨®rner. Al minuto siguiente, primero Wu Lei y despu¨¦s Bernardo, le buscaron al Atleti las cosquillas a bal¨®n parado. Ambos toparon con Oblak. Hasta el minuto diez no hubo un respiro. Los dos equipos buscando al otro con todas sus heridas al aire, buscando cauterizar.
Ante la falta de David L¨®pez y Marc Roca, Abelardo hormigon¨® el centro del campo. V¨ªctor S¨¢nchez, Iturraspe y pelota al Atl¨¦tico. Lo de crear para los del Cholo es como subir el Everest sin ox¨ªgeno. Una tortura. Y eso que en todo lo dem¨¢s estaban bien. Se deshac¨ªan con facilidad de la buena presi¨®n del Espanyol con balones directos a Morata, para plantarse a las puertas del ¨¢rea de Diego L¨®pez. Pero una vez all¨ª, la venda en los ojos, la nada. Y esa era la diferencia entre Abelardo y Simeone. Mientras uno arrastra sus problemas de gol por todos los campos de Liga, el otro tiene a RdT. Ni falta le hizo tocar un bal¨®n para el gol. Bast¨® su mera presencia.
Abelardo buscaba las cosquillas ahora por la banda Carrasco-Lodi. Uno redebutaba como titular, al otro le persiguen sus sombras en defensa. Entre Javi L¨®pez y Wu Lei agujerearon al brasile?o para enviarle el bal¨®n a Ra¨²l de Tomas, que s¨®lo tuvo que intentar rematar. Al tratar de cortarle, Savic envi¨® el bal¨®n a su red. 1-0. El Espanyol llevaba al f¨²tbol el grito de Cornell¨¤. S¨ª se puede. Desde ese momento s¨®lo hubo un equipo. El de casa. El Espanyol amo y se?or del marcador y de la hierba. RdT llen¨¢ndolo todo, convertido en un estado de ¨¢nimo, ese grito, s¨ª se puede. Pero Oblak sostuvo al Atleti. Con las u?as desvi¨® primero al travesa?o un tirazo de V¨ªctor S¨¢nchez y despu¨¦s una falta de Embarba. La respuesta rojiblanca, una chilena de Felipe, pareci¨® fogueo entre tanto fuego.
Gol de Sa¨²l y el vacuo regreso de Costa en Liga
Todo cambi¨® nada m¨¢s comenzar la segunda parte. De ella emergi¨® el Sa¨²l de los grandes partidos. El Cholo le cosi¨® a la bota las urgencias y se sent¨® a mirar. S¨®lo tuvo que esperar un minuto: lo que tard¨® Sa¨²l en plantarse en la frontal y enviar una volea imparable a la red de Diego L¨®pez. Su beso en la mu?eca, su celebraci¨®n de siempre, el s¨ª se puede del Atleti: remontar, seguir siendo Champions. El gol le arranc¨® a los rojiblancos la losa de encima, el Espanyol se apag¨® y el d¨¨j¨¢ vu del 1-0 sobrevol¨® Cornell¨¤... en la porter¨ªa de Diego L¨®pez. Centro de Jo?o F¨¦lix, el portero se lanza a detenerlo, la pelota le pega en el cuerpo y se va llorando... al poste. Morata llega antes que nadie, el bal¨®n casi en la l¨ªnea, pero en vez de patear sin pensar, se trat¨® de adornar. Que si la piso, que si le pongo lazo, que si me la quitan, claro. En la jugada siguiente se iba al banquillo. Costa regresaba en Liga. Pero este Costa ya no cambia partidos. M¨¢s ancho, m¨¢s lento, menos Costa, cero Bestia.
Antes Jo?o hab¨ªa sustituido a Carrasco, despu¨¦s Vitolo entr¨® por Correa. Simeone reorden¨® su ataque y desorden¨® su equipo. El partido regres¨® a su comienzo, presi¨®n alta del Espanyol, disputas, intensidad y ataques rojiblancos siempre lejos de Diego L¨®pez. Costa ni corr¨ªa para salirse en los fuera de juego, Jo?o se estrellaba en los rivales, Vitolo buscaba sin acierto. Los uy con los que termin¨® el partido fueron todos pericos, ah¨ª Bernardo. Hubo nervios, amarillas y un punto para ambos. Tirita endeble, que nada cose, ninguna urgencia, ni al Espanyol ni al Atleti.