Pardo declina la balanza
Un gol del central del Extremadura en el descuento decide un partido ¨¦pico en el que pudo ganar cualquiera.
El Extremadura seguir¨¢ enganchado a la liga gracias a un gol de Pardo en el descuento, que termin¨® un partido de locos que cay¨® finalmente del lado azulgrana. El Mirand¨¦s, que perdi¨® la ocasi¨®n de acercarse m¨¢s a los puestos de ascenso, tambi¨¦n se sum¨® a la fiesta del Francisco de la Hera, con una segunda mitad en la que los continuos cambios en el marcador mantuvo el choque en el aire hasta el final.
La primera parte fue entretenida. Ya advert¨ªan ambos t¨¦cnicos en la previa que se enfrentaban dos equipos muy parejos, y esa fue la sensaci¨®n real. De salida estuvo mejor el equipo local, pero con el paso de los minutos el juego se equilibr¨® y el partido qued¨® abierto a que cualquiera se adelantara en el marcador. La mejor ocasi¨®n local estuvo en las piernas de Nono, con un bal¨®n que despej¨® Limones a c¨®rner. La r¨¦plica la puso minutos despu¨¦s ?lvaro Pe?a, cuyo disparo tambi¨¦n termin¨® en las manos de Casto Espinosa. Antes lleg¨® la lesi¨®n de Gonz¨¢lez, que dej¨® su puesto a Joaqu¨ªn en el 35.
En el arranque de la segunda parte no cambiaron las cosas. Al Extremadura, que no le hab¨ªan acompa?ado los resultados del fin de semana, le tocaba volcarse. Un resultado que no fuese el de la victoria para los de Mosquera pondr¨ªa las cosas cuesta arriba en la clasificaci¨®n. En frente, el Mirand¨¦s de Iraola, tampoco iba a renunciar a los tres puntos, pero las urgencias no eran tan necesarias. Le bastaba seguir bien ordenado y esperar el desgaste azulgrana y una ocasi¨®n que seguro llegar¨ªa. Lo que nadie preve¨ªa es que al choque le faltasen cinco goles. Abri¨® el marcador Pastrana en el 53. Lo empat¨® de nuevo Antonio S¨¢nchez en el 58, y Matheus situ¨® el choque por primera vez favorable a los suyos en el 73. A partir de ah¨ª, con un Extremadura herido en su orgullo, tocaba intentarlo a la desesperada. ?lex Alegr¨ªa puso otra vez las tablas en el 77 y Pardo puso la guinda en el descuento, desatando la locura en la parroquia local y dejando sin premio a los de Iraola.