El Madrid pisa una Mina
El Celta le quita, en el minuto 85, dos puntos a un Madrid con m¨¢s juego que remate. Volvi¨® Hazard y forz¨® un penalti. Gran partido de Rafinha. Los vigueses salen del descenso.
Se acabaron los campeones de cien puntos como se acabaron los videoclubes. La nueva era estar¨¢ repleta de partidos como del s¨¢bado en el Camp Nou o este del Bernab¨¦u, en el que el Celta, que lleg¨® al partido en descenso y se march¨® fuera de ¨¦l, mostr¨® que est¨¢ a la altura de la Liga. El Madrid mand¨® m¨¢s que remat¨®, asunto que tiene pendiente desde hace a?o y medio, se dej¨® dos puntos y vuelve a tener al Bar?a en el cogote.
En cierto modo alejado de su estilo, con un colectivismo ins¨®lito, casi una rareza en la casa, el Madrid ha sobrevivido a los dos meses y pico sin Hazard, el jugador que debe traer la primavera. Volvi¨® sin anestesia, en el once inicial, y ante el Celta, un equipo que vive claramente por debajo de sus posibilidades. Un caballo de carreras entre caballos de batalla. Uno de esos equipos cuya elegancia les vuelve especialmente vulnerables en el sur de la tabla. No fue la de Hazard la ¨²nica sorpresa de Zidane, empe?ado en no dejar a nadie atr¨¢s ni en el avance ni la retirada. As¨ª que repiti¨® con Bale, cuesti¨®n de fe en la que est¨¢ a punto de quedarse solo, y le dio el partido a Marcelo, relegado por un lateral de sutura como Mendy, amenazado por cuatro amarillas. Pero Bale y Marcelo est¨¢n tan muy lejos de s¨ª mismos.
Una alineaci¨®n mel¨®dica que se encontr¨® pronto con la adversidad de un gol del Celta. Un gol que merece cap¨ªtulo aparte por su precisi¨®n. Aspas meti¨® un pase profundo por el ojo de la aguja y Smolov s¨®lo necesit¨® dos toques maestros para superar a Courtois: control en carrera y remate colocado. Hasta entonces, el Madrid no hab¨ªa conseguido filtrar ni un pase en esa zaga de cinco que ?scar Garc¨ªa lleva bajo el brazo a los grandes escenarios, aunque recuperaba pronto, agilizaba la circulaci¨®n del bal¨®n y mov¨ªa a los gallegos de banda a banda. El Celta lleg¨® al gol sin la pelota. Y sin la pelota se defendi¨® luego a medio camino entre la acumulaci¨®n y el orden, con alg¨²n par¨¦ntesis de Rafinha, el de mejor salida de los gallegos, y de Aspas, un jugador excepcional dentro y fuera del ¨¢rea.
Al Madrid le sali¨® el tic de los d¨ªas espesos: mandar centros al ¨¢rea incesantemente, muchos al tunt¨²n, cansado de no encontrar caminos por abajo. Y as¨ª la cosa no va m¨¢s all¨¢ de invitar a Ramos a cambiar de ¨¢rea, algo para lo que tampoco hace falta insistirle demasiado. Una estrategia para Jovic... sin Jovic. Hazard entr¨® y sali¨® de la izquierda, Bale no se movi¨® de la derecha, Benzema qued¨® ahogado en aquel pur¨¦ defensivo y el empuje de los volantes fue insuficiente.
Decisivos cambios de ?scar
As¨ª que el Madrid se fue al descanso con un empacho enorme de pelota, la conciencia tranquila en la recuperaci¨®n y dos remates lejanos de Casemiro y Marcelo y un otro m¨¢s cercano y alto de Bale, tras combinaci¨®n Hazard-Benzema, sociedad que promete. Pero ech¨® en falta a Modric e Isco, jugadores que rompen l¨ªneas, y a Vinicius.
El Celta, por contra, presumi¨® de centrales y de la sabidur¨ªa de Rafinha, un centrocampista de referencia, definitivamente el faro del equipo. Y lament¨® no irse al descanso con m¨¢s ventaja porque Courtois estuvo felino en un cabezazo de Aidoo a la salida de un c¨®rner. Aquel balazo hubiera matado al Madrid.
La segunda parte devolvi¨® al equipo de Zidane cierta verticalidad y sensatez en el juego, aunque comenzara con un gol anulado a Ramos, autoproclamado nueve del equipo. Pero el tanto v¨¢lido tuvo un estilo bien diferente, en una combinaci¨®n Benzema-Marcelo y pase retrasado del brasile?o que remat¨® con precisi¨®n quir¨²rgica Kroos, que le ha metido al Celta m¨¢s goles a ning¨²n otro equipo. El cambio de viento del Madrid vino inspirado por el alem¨¢n y Casemiro, faro y farero. Ellos le quitaron la pelota y la respiraci¨®n al Celta y los dem¨¢s anduvieron por la causa.
En pocos minutos el Madrid culmin¨® la remontada. Benzema meti¨® un pase por el desfiladero a Hazard al que este llegaba a duras penas y sin opci¨®n de gol cuando Rub¨¦n lo atropell¨®. Penalti de pardillo y gol de Ramos, esta vez en la suerte natural.
?scar meti¨® a Sisto, duende y trasto en un solo cuerpo. Y Alberola le ech¨® una mano al Madrid perdon¨¢ndole la roja a Bale por una entrada alevosa a Rafinha. S¨®lo entonces fue el Celta lo que aparenta, un equipo lleno de jugadores de buen pie. El Madrid se sinti¨® amenazado y Zidane acab¨® metiendo a Modric, un jugador con enorme magnetismo en el centro del campo. Un matador de partidos. Y luego a Mendy. Pero al Celta le fue mejor con los cambios. Dos suplentes, Denis Su¨¢rez y Santi Mina, pasador y ejecutor, se colgaron la medalla del empate, para confirmar que el equipo no es lo que parece en la tabla.