Baba, el campe¨®n del mundo tras los vestuarios impolutos del Fuenla
El Fuenlabrada es noticia en cada salida por el estado impoluto en el que deja el vestuario visitante. Baba Sule, su utilero, es el responsable. Fue campe¨®n del mundo sub-17.
Quiso la casualidad que, al elaborar su lema, el Fuenlabrada le robara el eslogan de vida a su utilero. Baba Sule es ¡®Orgullo y Humildad¡¯. Pocos miembros de la familia azulona resumen mejor la esencia de una frase que, en el caso de este ghan¨¦s, es filosof¨ªa de supervivencia. Baba se ha hecho noticia en los ¨²ltimos meses por ser el responsable a la sombra de los vestuarios impolutos con los que los madrile?os abandonan cada estadio visitante. Varios de esos rivales han celebrado la educaci¨®n del Fuenla en redes sociales piropeando tal ejercicio de educaci¨®n y responsabilidad sin nombre y apellidos. Pero los tiene: Baba Sule
Ambos viven tatuados a una sonrisa perenne, incapaz de ser borrada pese a que la propia vida ha corneado a este campe¨®n del mundo m¨¢s veces de las que cualquier ser humano habr¨ªa resistido. Pero es que Baba es m¨¢s que eso. Baba es un coloso de cuerpo liviano y dura piel azabache. Como su alma casi indestructible ante la adversidad. Baba es un ejemplo.
Lo era con el bal¨®n en los pies, cuando, como jugador, venci¨® el Mundial Sub-17 de 1996 ante la Brasil de Julio C¨¦sar, aquel central que fich¨® el Real Madrid procedente del Valladolid a finales de los 90. El ahora responsable de limpiar las prendas del Fuenlabrada jugaba en la medular con estilo y contundencia. Una pluma de plomo. Oro en las pupilas de cualquier ojeador.
Jos¨¦ Mart¨ªn Ot¨ªn, Pet¨®n, lo fich¨® para su agencia de representaci¨®n, para Bah¨ªa y, pese a que le llovieron ofertas de Alemania, aquel verano del 96 se fue para Mallorca, donde coincidi¨® con Ernesto Valverde, el ex entrenador del FC Barcelona. El ¡®Txingurri¡¯ lo adora. Nada nuevo bajo el sol. Nadie es capaz de odiar a Baba y su sonrisa desordenada.
Aquella llegada a Mallorca se promet¨ªa el inicio de una senda dorada que, alquimia del destino, termin¨® transformada en barrizal de desdichas. Primero, le descubrieron hepatitis. Luego lo cedieron al Orense, d¨®nde se rompi¨® c¨²bito y radio. Pese a ello, el Real Madrid lo fich¨® para su cantera y lo cedi¨® al Legan¨¦s, donde en el primer partido se destroz¨® la rodilla. Un a?o despu¨¦s recay¨® y, al operarle, una infecci¨®n le envenen¨® la articulaci¨®n. Resultado: ocho partidos en cuatro temporadas. Prob¨® fortuna en Segunda B, pero el f¨²tbol dijo basta. Tocaba sobrevivir.
Y Baba sobrevivi¨® de lo que pudo: desde electricista hasta guarda de unos grandes almacenes. Tamb¨ªen fue ch¨®fer. Para aquella tarea lo reclut¨® de nuevo Pet¨®n, que lo puso a los mandos del coche que conduc¨ªa a De Gea al entrenamiento del Atl¨¦tico cuando a¨²n era un cr¨ªo. Illescas ¨C Majadahonda todos los d¨ªas. Siempre hablando en ingl¨¦s, la lengua que Baba ense?¨® a perfeccionar al portero del Manchester United. Cap¨ªtulo que atesora con nostalgia infantil y que fue pr¨®logo de su aterrizaje en el Fernando Torres, donde ahora disfruta de la gesta de sentirse en Segunda sin m¨¢s pretensi¨®n que sonre¨ªr d¨ªa tras d¨ªa. ¡°Mientras haya trabajo, hay que estar contento¡±, repite como un mantra eterno. As¨ª es Baba. Orgullo y Humildad.