Primero Koke, luego miedo
El Atl¨¦tico gan¨® al Granada con un gol de Correa en el 5', pero acab¨® sufriendo. Buena primera parte de los de Simeone, que se hundieron tras el descanso.
El Atl¨¦tico se quit¨® de encima eso que pesaba toneladas. Los goles no marcados. Tantas piernas lesionadas a la vez. Los cinco partidos sin victoria. Todo eso que martilleaba en el pecho ante el Granada, la necesidad de volver a ganar, mientras el Metropolitano desenrollaba esa pancarta, ¡®Contigo hasta morir¡¯. Salt¨® al campo su equipo como hac¨ªa el viejo Atleti. No presionaba, mord¨ªa. Pero es que Koke hab¨ªa regresado y Koke lleva en las piernas no s¨®lo linterna, tambi¨¦n el aprendizaje de todos los tiempos del Cholo. No hab¨ªan pasado ni cinco minutos y el estadio ya colaba en la profundidad de la noche y los resultados el grito del gol.?
Hab¨ªa salido el Atl¨¦tico dibujado en rombo ante un Granada con la cabeza en otro sitio, la Copa, el banco lleno de titulares, entre ellos el portero Rui Silva, debut de Aaron. Thomas era el ancla, Llorente a la derecha, Sa¨²l a la izquierda y Koke merodeando la mediapunta. Las bandas liberadas para Vrsaljko y Lodi. Correa y Vitolo convertidos en puntas, no hab¨ªa otros, no ten¨ªa delanteros puros, salvo Saponjic, Simeone. Su disposici¨®n t¨¢ctica engull¨® al Granada como arena movediza desde la primera pelota. Le faltaba aire y tambi¨¦n suerte. Un choque entre dos futbolistas que cayeron como bolos en un saque de banda le regal¨® la pelota a Koke a las puertas del ¨¢rea. Plic, encendida linterna y pase a Correa. Gol. 54.000 personas se quitaron de encima todos los pesos a la vez en un rugido. Al fondo, junto a la pancarta del rostro de Gabi se alz¨® tambi¨¦n alta la de God¨ªn.
El Atl¨¦tico m¨¢s intenso, m¨¢s profundo, ganador de cada duelo. El Granada s¨®lo hab¨ªa amenazado una vez, de disparo lejano, tras una p¨¦rdida de Thomas. Koke segu¨ªa llenando todos los ojos, todas las jugadas. Koke la ped¨ªa, la jugaba, se mostraba, asum¨ªa la responsabilidad de esa ¡®C¡¯ may¨²scula que lleva al brazo. Como tal vio la amarilla. Sin entrada, sin manos, sin zancadillear. S¨®lo por marcar territorio, ejercer de capit¨¢n ante Soldado, reprenderle una falta. En ese momento el Granada, sin f¨²tbol, introduc¨ªa el partido en el lodo. Faltas, patadas, codazos, amarillas a Foulquier, Herrera, Soldado. Se jug¨® el ¨²ltimo la segunda diez minutos despu¨¦s de la primera por dejarse el codo atr¨¢s en el ¨¢rea ante Correa. El ¨¢rbitro no vio nada, el VAR tampoco. El partido ya era otro. Todo balones divididos, protestas, parones. Y Diego Mart¨ªnez que ya hab¨ªa cambiado su esquema, del 4-4-2 a los tres centrales. No mejor¨® su juego pero s¨ª evit¨® que el Atleti le siguiera mordiendo.
El Atl¨¦tico y los pasos atr¨¢s
La segunda parte comenz¨® m¨¢s fr¨ªa, el Granada agarrado a la esperanza que le daba el marcador, s¨®lo ese 1-0 en contra. Diego Mart¨ªnez manten¨ªa el plan de los tres centrales, kryptonita tantas veces del Cholo. Si Vadillo pateaba alta una falta, Correa respond¨ªa con una contra que acab¨® en volea de Sa¨²l y parada de Aaron. Se iba fundiendo el Atl¨¦tico con los nervios para convertirse en lo de siempre, todo pasos atr¨¢s. El Granada ganaba metros y Simeone, que a su espalda s¨®lo ten¨ªa a Carrasco, Lemar y Saponjic con chavales, trataba de enderezar a su equipo con el belga. Se convirti¨® en su delantero mientras Correa y Vitolo regresaban a las bandas y Lodi se iba al banco contrariado y se?alando el reloj, como harto de esa rutina, tantas veces cambiado.
De poco le sirvi¨® a Simeone el movimiento porque todo ya era un tobog¨¢n hac¨ªa Oblak. El Atl¨¦tico se hab¨ªa encerrado en la cueva solo, sin que el Granada debiera empujar. 54.000 personas conten¨ªan ahora a la vez la respiraci¨®n. Quedaban 20 minutos cuando Oblak asom¨® por primera vez: sac¨® con su mano milagro ante un remate de espuela de Soldado envuelto en m¨²sica de Psicosis. De pronto pesaba hasta el abrigo. Ese viejo vicio de sufrir a morir por no matar. Correa fundido, Koke, Vitolo, como si hubieran sido ellos y no el Granada con partido entre semana. Y Diego Mart¨ªnez que introduc¨ªa m¨¢s p¨®lvora, a Carlos Fern¨¢ndez. Alg¨²n pito empez¨® a escucharse. Todo era miedos. Miedo a la entrada de Lemar, a las faltas del Granada desde la frontal, a su c¨®rner en el 89¡¯, en el 91¡¯. Miedo a la historia de siempre, los pasos atr¨¢s, aunque ayer se ganara, aunque al final este Atleti volviera a ganar.