Un so?ador y un somnoliento
Un tanto de Bale y uno y medio de Brahim meten al Madrid en el sorteo de octavos sin nada de qu¨¦ presumir. Unionistas lleg¨® a empatar y crey¨® hasta el final en el milagro.
La Copa acerca el cielo y la tierra, a veces estruendosamente. No lleg¨® a tanto esta vez, pero el Madrid, como dos horas antes el Bar?a, no marc¨® la diferencia entre dos mundos. El partido result¨® m¨¢s marr¨®n a bajo cero que concurso de m¨¦ritos. Con m¨¢s titulares de los previstos dej¨® ilusionarse a Unionistas, esa cooperativa nost¨¢lgica que se mantuvo en pie hasta el final. El equipo de Zidane no recogi¨® mejores noticias que algunos detalles de Brahim y su presencia en el bombo de octavos, que tendr¨¢ m¨¢s carga explosiva. Marc¨® Bale con cara de sepelio, ofreci¨® prop¨®sito de enmienda James y se guardaron los dem¨¢s para partidos de la red principal.
Jug¨® Benzema, indicativo m¨¢ximo de que Zidane andaba lejos de dejar al Madrid a la intemperie en la ¨²nica competici¨®n que le da la espalda. Y le rode¨® del mejor equipo posible teniendo en cuenta los expedicionarios. Fue una muestra de respeto a Unionistas y a su p¨²blico, que hicieron de la Copa la fiesta patronal del invierno. La Federaci¨®n les ha regalado a los modestos el campo (peque?o y duro este de Las Pistas), el p¨²blico, el clima, la taquilla y hasta el hambre por salpimentar la competici¨®n. Eso siempre le gust¨® a la gente y nunca a los grandes, que prefer¨ªan guardarse el factor de correcci¨®n del partido de vuelta.
Y en ese partido repleto de incomodidades, en plena emergencia clim¨¢tica, meti¨® a Bale, que lleg¨® para decidir otros partidos y ha acabado jugando estos. Ahora anda en lo m¨¢s profundo del armario. En un remate suyo, de derecha y tras roce en Ayoze, se adelant¨® el Madrid. Eso ha sido en gran parte de su carrera, el gol desnudo, sin adornos antes ni despu¨¦s. La celebraci¨®n fue de luto. Cierto es que un gol a un Segunda B no da para descamisarse, pero el gal¨¦s compuso el rictus de quien recibe una multa de tr¨¢fico. Jug¨® y se comport¨® a temperatura ambiente. Mand¨® el en¨¦simo mensaje pidiendo que no le esperen y se march¨® otra vez lesionado.
La voluntad de James
Unionistas debi¨® recordarle a Zidane aquello donde empez¨® todo: rival de Segunda B ordenado, esforzado, crecido, corret¨®n e impreciso. Mezclado con la frialdad de la noche y lo bacheado del c¨¦sped, le qued¨® al Madrid un partido antip¨¢tico, con poqu¨ªsima acci¨®n, del que casi nadie sali¨® condecorado. Sufri¨® poco (un disparo lejano pero potente de G¨®ngora desviado por Areola fue lo m¨¢s parecido a una ocasi¨®n de los salmantinos), pero hizo sufrir poco. El gol de Bale y una vaselina de James con la derecha que se columpi¨® en el larguero fueron sus ¨²nicas ocasiones de la primera mitad. El colombiano quiso ascender en el escalaf¨®n con su partido, el segundo que juega desde octubre. La Copa fue para ¨¦l una terapia ocupacional productiva. Lo m¨¢s peligroso del Madrid pas¨® por su izquierda, aunque se le resistiera el gol.
Los salmantinos retrocedieron con el paso de los minutos. Sus piernas aguantaron menos que las del Madrid, hecho que les fue restando el atrevimiento inicial y les fue relegando a su ¨¢rea al final de la primera mitad. Pero el equipo de Zidane no puso empe?o en abreviar aquello. Vinicius estuvo menos reivindicativo de lo esperado, Benzema lo dej¨® para d¨ªas de mayor fuste y Casemiro y Valverde no fueron los centrocampistas a reacci¨®n que acostumbran.
As¨ª que quedaba un partido sombr¨ªo, mucho m¨¢s emotivo en la grada que en el c¨¦sped, hasta que ?lvaro Romero, jugador vitaminado que apenas llevaba dos minutos en el c¨¦sped, enganch¨® un bal¨®n en tres cuartos de campo, fue descolocando con su carrera a Nacho y Carvajal y aplic¨® un izquierdazo cerca de la escuadra que super¨® a Areola. El Unionistas se sinti¨® al filo de lo imposible. Aquello dur¨® cinco minutos. Por primera vez apret¨® de verdad el Madrid, que volvi¨® a ponerse delante en otra jugada poco luminosa. Gan¨® bien la l¨ªnea de fondo Marcelo y su centro lo remat¨® defectuosamente, cay¨¦ndose, Brahim. G¨®ngora intent¨® evitarlo y acab¨® firmando un autogol.
Ah¨ª, y en dos remates posteriores de De la Nava detenidos por Areola, de lo mejor del Madrid, expir¨® Unionistas, porque el equipo de Zidane recuper¨® su sentido del deber y procur¨® dar carpetazo al caso. Brahim puso el entusiasmo que le falt¨® a Bale, Marcelo abri¨® gas por su banda y Zidane meti¨® a Jovic por si encontraba esta vez la p¨®lvora. Tampoco apareci¨®: mand¨® al palo un remate a puerta vac¨ªa. Las consultas de los psic¨®logos est¨¢n llenas de goleadores sin gol. Brahim, el ¨²nico con apetito, cerr¨® el pleito en el descuento. Fue el ¨²nico meritorio que levant¨® la mano.