El hist¨®rico Cl¨¢sico del Sof¨ªa, vivido por AS desde dentro
Barcelona y Madrid compartieron hotel en la previa, con un dispositivo extraordinario que sin embargo fue de los m¨¢s tranquilos que se recuerdan.
A la espera del aut¨¦ntico, el futbol¨ªstico, se jug¨® otro Cl¨¢sico que por definici¨®n no lo fue tanto, trat¨¢ndose del primero que, antes de pisar el c¨¦sped, se ha jugado en un hotel. No hay nada m¨¢s excepcional que aparentar normalidad e incluso lograr la calma en el entorno m¨¢s tenso que se recuerda. Y eso fue lo que sucedi¨® durante todo el mi¨¦rcoles en el Hotel Sof¨ªa, donde coincidieron de un modo at¨ªpico, casi dir¨ªamos que hist¨®rico, las plantillas de Barcelona y Real Madrid. Y sus respectivas directivas.
Desde dentro del hotel, en el epicentro de la zona blindada como un aut¨¦ntico b¨²nker en previsi¨®n de manifestaciones o posibles disturbios, vivi¨® AS no solo esta jornada extraordinaria sino ya desde la velada anterior. Contrastaba el ambiente de la medianoche, con vallas apelotonadas en cada esquina y solo una pareja de la Gu¨¤rdia Urbana custodiando de lejos algunas conexiones televisivas desde la puerta de entrada del hotel, con el que ya se respiraba a primera hora del mi¨¦rcoles.
Clasificaci¨®n | PTS | PG | PE | PP |
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Pr¨®ximos partidos |
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Desde las ocho, concretamente, cuando se empez¨® a desplegar un dispositivo creciente e ins¨®lito, con las vallas ya desplegadas, furgonetas de antidisturbios rodeando el recinto, coches retirados de sus aparcamientos y, finalmente, el tr¨¢fico cortado en la calle Joan XXIII, que conecta el Sof¨ªa con el Camp Nou en apenas 500 metros.
Clasificaci¨®n | PTS | PG | PE | PP |
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Pr¨®ximos partidos |
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El primer equipo en alcanzar el hotel fue el arbitral, encabezado por Alejandro Hern¨¢ndez Hern¨¢ndez, a las 11. Alrededor de ellos, calma tensa, cada vez m¨¢s tensa que calma, por parte de los Mossos d¡¯Esquadra y la seguridad privada del hotel, quienes con sigilo y discreci¨®n desplegaban un inusual cord¨®n sobre la zona con la facilidad de quien abrocha un cintur¨®n.
Tambi¨¦n inquietud entre los seguidores y prensa, ya ubicados al otro lado de la carretera, en el carril bici de la Avinguda Diagonal, y expectaci¨®n entre los privilegiados hu¨¦spedes (la inmensa mayor¨ªa, extranjeros) del Sof¨ªa, los ¨²nicos que pod¨ªan permanecer ya dentro de un vest¨ªbulo que se iba poblando a medida de que se acercaba la hora prevista para que llegaran las plantillas de Barcelona y Real Madrid.
Llegada de Madrid y Bar?a por la parte trasera
As¨ª, en silencio o con un tenue runr¨²n se preparaban los actores para neutralizar el probable rugido. Sin embargo, la llegada de los autocares del Madrid (uno para la plantilla, otro para directivos) a las 12:20 no solo no conllev¨® disturbios, siquiera ¨¢nimos crispados, sino que fue una de las m¨¢s tranquilas (o la que m¨¢s) que se recuerda. Solo el sonido lejano de un helic¨®ptero perturbaba el silencio. Procedentes de la Terminal de Cargas de El Prat, se apearon en la calle Doctor Salvador Cardenal, en la parte trasera del hotel, para ocupar una planta entera.
Otra se destin¨® para el Bar?a, que apareci¨® con esa misma rutina (si es que hay rutina en un equipo que nunca se concentra para los partidos en casa, salvo en esta ocasi¨®n por causa mayor), y con la curiosidad de que proven¨ªa el plantel del Camp Nou, por lo que algunos jugadores como Lionel Messi hab¨ªan tenido que pasar con sus coches por el Sof¨ªa antes de subir al autocar y volver hacia atr¨¢s. Las carreras de los hu¨¦spedes hacia la puerta principal no obtuvieron ning¨²n resultado. S¨ª ver¨ªan presumiblemente a los jugadores el agente de Frenkie de Jong, Ali Dursun, o el exjugador cul¨¦ Juliano Belletti, quienes se tomaban un refresco en una de las cafeter¨ªas dispuestas por la planta principal.
En otro de los bares pas¨® el rato la directiva del Real Madrid hasta la hora del almuerzo con la del Barcelona, que irrumpi¨® directa al ¨¢gape liderada por Josep Maria Bartomeu. Los blancos s¨ª se dejaron ver. Curiosamente, Emilio Butrague?o era agasajado por aficionados m¨¢s veteranos (los m¨¢s j¨®venes preguntaban por ¨¦l y finalmente s¨ª le tomaban una foto) y Florentino P¨¦rez, por gente de todas las edades.
A la hora de subir a los ascensores se produjo un atasco de ejecutivos madridistas que la seguridad privada del club trat¨® de deshacer, teniendo que lidiar tambi¨¦n con los clientes del hotel que pretend¨ªan a la vez ir hasta sus habitaciones. Paralelamente, se chequeaba si alguno de los presentes en la escena no estaba hospedado en el hotel. Una situaci¨®n que contribu¨ªa a crear ese ambiente de camarote de los hermanos Marx, por buscar algo de distensi¨®n en una jornada en que se palpaba la rigidez m¨¢s por lo que pod¨ªa pasar que por lo que suced¨ªa.
Men¨² navide?o para directivas
Y en todo lo alto del Sof¨ªa, en un privilegiado sal¨®n acristalado de la planta 19 que permit¨ªa unas vistas privilegiadas de Barcelona desde el Camp Nou en primer plano a Collserola o Montju?c, almorzaron los 21 directivos, solo una mujer (Marta Plana, del Barcelona), con un ambiente distendido del que AS fue testigo, risas y un men¨² navide?o, como correspond¨ªa a ese buen talante mutuo en el que, sin embargo, Florentino s¨ª dej¨® notar su preocupaci¨®n por la seguridad posterior una vez corriera el bal¨®n en el Camp Nou.
Entretanto, descansaban los jugadores en sus respectivas habitaciones y plantas, lejos de los curiosos, que fantaseaban con un hipot¨¦tico encuentro para tomar un caf¨¦ entre Gerard Piqu¨¦ y Sergio Ramos, o entre los Balones de Oro Messi y Luka Modric, tan cerca y a la vez tan lejos de un modo tan excepcional como lo fue toda la jornada. El caf¨¦ que no se dio seguro fue el de Ernesto Valverde y Zinedine Zidane, ya que el t¨¦cnico azulgrana abandon¨® el hotel en solitario camino del Camp Nou horas antes que sus jugadores.
Los que s¨ª aguardaban juntos, aparcados en fila india, eran los autocares, enfilados hacia el Camp Nou en Salvador Cardenal, a menos de un minuto en ausencia de tr¨¢fico, a la espera de las manifestaciones convocadas en el exterior a partir de las cuatro, como la que se sucedi¨® en la misma puerta del hotel, Pla?a de Pius XII, que comenz¨® con un centenar de personas, que fueron en aumento lentamente y sin apenas hacer ruido hasta las seis menos cuarto, cuando los autocares de Barcelona y Real Madrid tomaron rumbo por separado, en este orden, al Camp Nou y bajo dos helic¨®pteros, en otra imagen excepcional que brind¨® la previa de este Cl¨¢sico.