Un triunfo con vistas al futuro
Dos menores de veinte a?os, Rodrygo y Vinicius, dieron el triunfo al Madrid en un partido sin gracia. Modric remat¨® la faena. Casemiro jug¨® el partido completo.
De poco podr¨¢ presumir el Madrid con su victoria en Brujas, pero le consolaron de un partido sin sal Rodrygo y Vinicius, dos chicos de 18 y 19 a?os, respectivamente, a punto de graduarse. Dos jugadores de largo plazo que, con la intermitencia propia de la edad, hacen grandes progresos. La titularidad de la victoria fue suya. Sin embargo, si la cuesti¨®n era conocer c¨®mo anda el banquillo, a la mayor¨ªa se les fue una buena oportunidad. Zidane insiste en que le valen todos, pero lo de Brujas le reafirm¨® en que no en la misma medida.
"Zidane me dijo que cuando empezara a jugar no dejar¨ªa de hacerlo", le cont¨® Casemiro a Valdano en una entrevista reciente. Literales fueron la frase y el anuncio. Ni el partido de Brujas, sin m¨¢s recompensa que la econ¨®mica, pudo fumarse el brasile?o. La l¨®gica invita a pensar que parar¨¢ en Valencia para no poner en peligro el Cl¨¢sico, pero su papel en la trastienda es tan decisivo que tambi¨¦n podr¨ªa adivinarse que ah¨ª seguir¨¢ hasta que el cuerpo o la clemencia arbitral (anda con cuatro amarillas en la Liga) aguanten.
Zidane le rode¨® en Brujas de un equipo mayoritariamente joven y suplente. Un once afeitado pero sostenible, con la l¨ªrica de Isco y Modric y un tridente con menos de veinte a?os de media. De ¨¦l pretende vivir el Madrid la pr¨®xima d¨¦cada. La cosa no result¨® del todo. Porque al partido le falt¨® la guarnici¨®n de la necesidad, porque parte del banquillo est¨¢ a distancia c¨®smica de los intocables y porque en intensidad algunos meritorios se quedaron sospechosamente cortos. Ese partido, el de las ganas, fue para el Brujas.
Dej¨® pasar otro tren Jovic, cuya escasa participaci¨®n s¨®lo es justificable con un n¨²mero razonable de goles. Lleva uno. La primera que tuvo en Brujas, en cesi¨®n de Vinicius, fue clar¨ªsima y le gan¨® Mignolet. Aquel error, en cualquier caso, cambi¨® el signo del duelo. Hasta entonces, el Madrid era un equipo desatento, descuidado atr¨¢s, muy expuesto. Le salv¨® Areola, en parada intuitiva a remate a quemarropa de Tau. Despu¨¦s mand¨® sin gracia, sin movilidad y con pocas ocasiones. S¨®lo otra vez estuvo cerca del gol antes del descanso, en una genialidad de Isco que ensalz¨® al malague?o y dijo muy poco del Madrid como colectivo. Su remate buscando el contrapi¨¦ no encontr¨® porter¨ªa.
Despertar brasile?o
Brujas vio un rival apoltronado, que no le dio aire a los corredores izquierdo y derecho, donde apenas emprendieron nada ni Rodrygo ni Vinicius en la primera parte y se soltaron m¨¢s en la segunda, y donde los laterales se quedaron cort¨ªsimos. Especialmente Odriozola, obligado a compensar su d¨¦ficit defensivo con profundidad y llegada en ataque. Entre todos compusieron un partido incoloro e ins¨ªpido. Lo de indoloro ya ven¨ªa de serie por la clasificaci¨®n previa del equipo. Tampoco incomod¨® el Brujas, cabeza de rat¨®n en B¨¦lgica, donde se siente cazador. Fuera es presa. Corri¨®, se protegi¨® y hasta dej¨® en alguna ocasi¨®n a Dennis y Tau cerca de Areola, pero es poca cosa para esta Champions, de la que se va sin ganar un partido.
El Madrid, que se fue al descanso con tres disparos, su peor marca del curso, espabil¨® tras la charla de Zidane y encontr¨® pronto un gol, en centro de Odriozola y volea con el exterior del pie izquierdo de Rodrygo, al que en el ¨¢rea la vida le parece mejor. Fue su sexto gol del curso, igualado de inmediato por Vanaken, tras una mala salida de pelota de Militao. El Madrid subi¨® levemente el ritmo y con eso le bast¨® para dejar atr¨¢s al Brujas esta vez de forma definitiva. El gol fue de Vinicius, metiendo el pie con picard¨ªa a un bal¨®n perdido en el ¨¢rea. Un gol de templanza en el terreno de la verdad. Ah¨ª est¨¢ su principal margen de mejora. Con ¨¦l y con otro tanto a los postres de Modric gan¨® el Madrid, cuya cabeza se fue pronto a Valencia mientras el PSG hac¨ªa el trabajo del Brujas (va a la Europa League), que sali¨® ileso de la derrota.