La defensa fue el mejor ataque
El Madrid gana un part¨ªdo brav¨ªsimo en Vitoria con goles de Ramos y Carvajal. Gran partido de Isco, otra vez titular. El Alav¨¦s pele¨® hasta el final por un punto. Bale, inexistente.
Fue un partido extremo y lo gan¨® el Madrid, que est¨¢ a la seda y a la pana desde la expiaci¨®n de Mallorca. Hubo poco lujo y mucho trabajo en el duelo, a propuesta del Alav¨¦s, y buena respuesta del equipo de Zidane, excepci¨®n hecha de Bale, que ech¨® por la borda su titularidad. Es imposible poner la mano en el fuego por ¨¦l. Entre la adhesiones m¨¢s notables a esta versi¨®n magn¨ªfica del equipo qued¨® la de Isco, la fantas¨ªa al servicio del grupo.
El partido fue lo que se dec¨ªa en el cat¨¢logo, un ejemplo de la cara norte de LaLiga, uno de esos partidos fr¨ªos, lluviosos, duros, pastosos e interminables que se sirven a menudo en esa parte del pa¨ªs. En ese entorno se mueve bien el Alav¨¦s, un equipo que procura que haya pocas noticias en su ¨¢rea evitando que el partido llegue hasta all¨ª. Un equipo sin adornos y sin fisuras, protegido por una operaci¨®n acorde¨®n por la que se estrecha en 30 metros sin la pelota y se alarga r¨¢pidamente ante la p¨¦rdida fat¨ªdica del rival.
La contramedida de Zidane fue agarrar el partido desde la posesi¨®n. Por eso junt¨® a Kroos, Modric e Isco, el conjunto hist¨®rico-art¨ªstico de la plantilla, a costa de perder a Valverde, el jugador que le ha cambiado el metabolismo al equipo. Repiti¨® el 4-4-2 que se avecina con Bale como pareja de Benzema y Areola en la porter¨ªa. Entendi¨® Zidane que las tablas del gal¨¦s conven¨ªan para un partido as¨ª y que es mejor que le d¨¦ el aire fuera del Bernab¨¦u. En el banquillo dej¨® a Rodrygo y Vinicius, que a estas horas ya saben que no hay atajos en el f¨²tbol.
El duelo entre la espada y el escudo empez¨® con l¨ªo. Aleix Vidal tom¨® la diagonal hasta llegar al ¨¢rea de Areola hasta que top¨® con el pie de Militao. Cuadra apreci¨® piscinazo y amonest¨® al catal¨¢n. Munuera, desde el VAR, tuvo que ver el contacto pero, incre¨ªblemente, no recomend¨® el monitor a su compa?ero. La c¨¢mara lenta tampoco garantiza juicios justos. El penalti qued¨® en el limbo.
La embestida final del Alav¨¦s
Despu¨¦s, el partido fue del Madrid con moderaci¨®n. Mand¨® de la mano sabia de Isco, que est¨¢ completando su rehabilitaci¨®n, no sufri¨®, vio c¨®mo Ximo Navarro estrellaba un bal¨®n en el palo de su propia porter¨ªa y se acerc¨® al gol con tres disparos lejanos, dos de Isco y uno de Casemiro. De los delanteros apenas hubo noticias. Benzema se alej¨® del ¨¢rea para arrancarse de lejos ante aquella hormigonera y Bale jug¨® sin emoci¨®n, una constante en su carrera, lo que le ha llevado a coleccionar m¨¢s 'haters' que 'followers'. Fue un turista en Mendizorroza. Podr¨ªa decirse que faltaron un agitador y la purpurina de los encuentros ante Eibar y PSG, ejemplos del Madrid suntuoso que empezaba a adivinarse. Tampoco el adversario estuvo por la labor: guerre¨® en cada pelota, interrumpi¨® el juego, redujo a cero el espacio ¨²til. En ataque, en cambio, fue mudo hasta el descanso.
La segunda parte trajo el diluvio y un gol del Madrid, fabricado del ¨²nico modo posible, a bal¨®n parado, en combinaci¨®n perfecta entre la bota aterciopelada de Kroos y la cabeza ejecutora de Ramos. Un tanto de estrategia contra un equipo que le debe casi la mitad de los puntos a ella. El Alav¨¦s reaccion¨® a la tremenda y el Madrid se protegi¨® bien hasta que asom¨® el lado oscuro de Ramos, que cometi¨® un penalti innecesario sobre Joselu, convertido de zurda por Lucas P¨¦rez. Un gol que hubiera matado al Madrid de septiembre y que no le rest¨® esp¨ªritu al de noviembre. El arre¨®n, que lleg¨® con Rodrygo ya en el campo, lo explica bien que el gol lo metiera Carvajal, en posici¨®n de nueve, tras remate de Isco, tambi¨¦n en funciones de ariete, que rechazaron Pacheco y el palo. Al Alav¨¦s a¨²n le qued¨® un segundo impulso, con seis c¨®rneres al final, que el Madrid, en su peor momento,? soport¨® a duras penas. Partidos as¨ª se recuerdan como claves en el ajuste de cuentas al final de la competici¨®n. Fue, en definitiva, el triunfo de la entereza un d¨ªa antes del Atl¨¦tico-Bar?a, donde el? equipo de Zidane s¨®lo puede ganar.