Bale aplaca al Bernab¨¦u
La afici¨®n recibi¨® al gal¨¦s con reproches en forma de pitada un¨¢nime. El de Cardiff, de pol¨¦mica en pol¨¦mica, calm¨® la situaci¨®n con su f¨²tbol.
Bale ha esperado a verse contra las cuerdas y con el Bernab¨¦u amenazando un gancho al h¨ªgado para revolverse y mostrar otra actitud. El Bernab¨¦u dej¨® patente que le esperaba con el colmillo torcido por su pol¨¦mico incidente con la bandera (aquello del 'Wales. Golf. Madrid. In that order') cuando le dedic¨® la primera pitada, abrumadora, al anunciarse por megafon¨ªa su nombre entre los suplentes blancos.
Las im¨¢genes del gal¨¦s en el banquillo, mucho m¨¢s serio que en otros partidos, y su escapada al vestuario para visitar el ba?o, en el 29', mostraron su tensi¨®n... El punto culminante fue la decisi¨®n de Zidane de darle entrada, en el 67'. El franc¨¦s se la hab¨ªa jugado en la previa dejando en la grada a Vinicius en favor del controvertido 11 blanco. El pitad¨®n a Bale al saltar al campo fue perdiendo intensidad en cuanto el gal¨¦s mostr¨® la actitud con la que se tomaba el partido.
Intenso, casi bati¨® entre las piernas a Remiro en el minuto 90 y ya hab¨ªa colaborado, con un gran pase, en la acci¨®n del 3-1 de Modric. Suficiente para que la afici¨®n blanca, algo m¨¢s aplacada, firmase un breve armisticio con Bale. Por ahora. El martes, ante el PSG en Champions, volver¨¢n a verse las caras...
La pitada lleg¨® a 87 decibelios
Cuando se anunci¨® a Bale en el Bernab¨¦u, AS comprob¨® con una aplicaci¨®n la pitada. La misma alcanz¨® 87 decibelios. Como comparativa, el tope en un concierto es de 110 decibelios. La cifra es, por lo tanto, nada despreciable, especialmente por tratarse de un futbolista que jugaba en casa...