Cerezo y Perea apadrinaron los 50 a?os de La Flor de Entrev¨ªas
"Ya es sacrificio, esfuerzo, generosidad", les felicit¨® el presidente del club rojiblanco en la cena de gala de la pe?a que se celebr¨® en el Wanda Metropolitano.
Lo resumir¨ªa despu¨¦s el propio presidente del club. Que 50 a?os son muchos, 50 a?os absolutamente fieles. "Ya es sacrificio, esfuerzo, generosidad. Felicidades", resumi¨® Cerezo. Porque 50 a?os pueden hacerse muy largos en el Atleti. "Son muchos para mantenerse en un equipo como el nuestro, grande, pero siempre con dificultades", a?adi¨® el presidente, entre aplausos espont¨¢neos. La prueba puede ser ese sal¨®n. El cambio de estadio, tras tantos a la orilla del r¨ªo, el chal¨¦ a las afueras que sustituy¨® aquel piso en el centro que ninguno de los presentes podr¨¢ olvidar. "El Atleti es un gran equipo siempre. Y sigue creciendo. Vosotros lo sab¨¦is mejor que nadie", asinti¨® el presidente antes de revelar la nostalgia que ¨¦l tambi¨¦n siente al cruzar por all¨ª por donde se alz¨® el Calder¨®n y ya s¨®lo queda una grada. "Te da, mucha, al ver c¨®mo est¨¢ el campo. Pero la vida avanza. Y esta es una casa mejor".
Suenan aplausos. Los dos presidentes, el de la pe?a y el club, se sientan en su mesa. La cena puede empezar. Al lado de Cerezo, un regalo: Luis Amaranto Perea. Le tocaron a?os dif¨ªciles, aquellos de la reconstrucci¨®n despu¨¦s de Segunda. El extranjero con m¨¢s partidos, 314, hasta que ese r¨¦cord se lo arrebataron God¨ªn (389) y Filipe Luis (333), un para siempre como esa su frase al retirarse del f¨²tbol. "En mi vida hay tres cosas importantes: Dios, mi familia y el Atleti". Acaba de volver de Colombia, donde estuvo entrenando el ¨²ltimo a?o y medio. No deja de levantarse en la cena. Sale en casi todas las fotos. Es padrino. Como el 'presi', al que podr¨ªa gast¨¢rsele el bol¨ªgrafo indeleble de tanto firmar. Pero todos quieren sus firmas, el selfie, recuerdo de una noche que seguir¨¢ en un pub de Entrev¨ªas. Luis Fernando lleva el manojo de folios primorosamente doblados en su chaqueta cuando se dirige al coche y el Wanda Metropolitano queda atr¨¢s. Ya no tiemblan y sin embargo ¨¦l no ha dejado de hacerlo desde que se puso de pie y se dirigi¨® al atril, llev¨¢ndolos en la mano. Se llama emoci¨®n. O Atleti, simplemente. Lo aprendi¨® desde muy ni?o de la mano del presidente anterior, ese Fernando que no ha dejado de mirarle orgulloso toda la noche. Quien le pas¨® el testigo. Su padre.?