Morata, la aspirina del Cholo
Su gol en el 77' (hab¨ªa salido en el 70') da la victoria al Atl¨¦tico, que se acerca a los octavos. Se lesion¨® Gim¨¦nez. Felipe, acab¨® acalambrado.
Morata sali¨® con la antigua furia en las piernas que siempre sol¨ªa llevar Costa. Era el minuto 70¡¯ y sus ganas encendieron la hierba cuando el Leverkusen m¨¢s se le estaba atragantando al Atl¨¦tico, el partido parec¨ªa abocado al 0-0. Pero siete minutos m¨¢s tarde Morata met¨ªa la cabeza en el ¨¢rea de Hradecky como hombre bala para cabecear un centro perfecto de Lodi a la red. Goool. La jugada comenz¨® en una apertura de Lemar que, con confianza es el jugador que se fich¨®, un jugadorazo. Morata, la aspirina del Cholo, entre tantos dolores de cabeza ¨²ltimamente.
Hab¨ªa comenzado el Atl¨¦tico el partido con ¨¦l suplente y cartas nuevas sobre la hierba.?Herrera y el cuatrivote en lugar de Jo?o F¨¦lix y Correa. Porque en esta tarde de llovizna fina de octubre, el Cholo buscaba redimirse en Champions de tantos d¨ªas sin goles. Y necesita l¨ªderes y goles. De ah¨ª Herrera y el cuatrivote por Jo?o F¨¦lix. De ah¨ª que Correa jugara en lugar de Morata, ubicado en la mediapunta con Koke, los dos por detr¨¢s de Costa. Comenz¨® el Atl¨¦tico el partido as¨ª pero cediendo el bal¨®n al Leverkusen, a la espera de una contra o un error. Bosz, mientras, ten¨ªa otro plan. Y en la primera parte le sali¨® mucho mejor. En realidad era sencillo: salir a comerse el c¨¦sped. Y a hurgar en la espalda de Lodi.
Pero no contaba el Leverkusen que detr¨¢s de esa puerta a Oblak hab¨ªa un guardi¨¢n: se llama Felipe y es el nuevo jefe de esta defensa. Despejaba con el pecho, despejaba de cabeza, despejaba cada bal¨®n que le pasaba cerca, ve¨ªa de cerca c¨®mo Gim¨¦nez alzaba las manos y ped¨ªa el cambio despu¨¦s de una carrera con Amiri. Hab¨ªa sentido un pinchazo atr¨¢s en la pierna. A Hermoso le tocaba salir sin calentar. En el 14¡¯ Simeone estaba af¨®nico de tanto gritar, tan poco le gustaba ya lo que ofrec¨ªa su equipo ante un Leverkusen corajudo, que generaba tanto ruido. Incontenible Bellarabi en la derecha, con Amiri creando mucho, sin que le hiciera falta a Havertz aparecer si quiera. S¨®lo le faltaba convertir eso en ocasiones reales.
El Atleti era poco. El Atleti en ese momento s¨®lo era la defensa y a ratos Herrera, un capit¨¢n sin brazalete, que todo trataba de hacerlo f¨¢cil. Pero estaba demasiado solo en el centro, rodeado de muchos hombres, Thomas, Sa¨²l, Correa, Koke, pero en realidad de nada, de nadie, s¨®lo sombras. Y los cambios de sentido con los que hac¨ªa llegar balones al ¨¢rea segu¨ªan siendo objetos voladores no identificados para Costa, que caminaba hacia ellos con el gesto de delantero atormentando que le viene consumiendo.
Lo m¨¢s cerca que estuvo el Cholo del gol fue por otro brasile?o, Lodi, cerrada la puerta a su espalda, el ¨²nico capaz de crear algo cuando miraba arriba. Atrap¨® Hradecky. Minutos antes Thomas hab¨ªa perdido un bal¨®n peligroso ante Amiri que Felipe despejaba, ahora con los pies, tot¨¦mico. El Atleti se ir¨ªa al descanso con la amenaza de la lluvia mansa que ca¨ªa, ninguna, absolutamente diluido.?M¨¢s interesante era mirarla caer que el propio partido. La masa de la pizza otra vez atravesada en al garganta y un runr¨²n alrededor de Koke y Costa que iba calando m¨¢s que la lluvia.
El descanso no cambi¨® demasiado. En realidad no cambi¨® nada. El Leverkusen regres¨® al partido comi¨¦ndose el c¨¦sped pero sin morder de verdad, Oblak con los guantes inmaculados. Por delante una pareja de centrales mon¨¢rquica, Felipe y Hermoso, lo poco de historia de este partido durante muchos minutos. Perfectos los dos en los centros laterales, las ocasiones de Bellarabi, que segu¨ªa siendo la principal amenaza alemana, siempre mor¨ªan en sus despejes. El Atleti no terminaba de encontrar un camino claro a la red de Hradecky. Hasta que sali¨® Morata con las botas encendidas. Ya llevaba entonces Lemar ocho minutos en el campo abon¨¢ndole el terreno. Marc¨® y se abraz¨® al t¨¦cnico para celebrar. Se ir¨ªa del campo af¨®nico pero con la sonrisa a medias. Y no por el Leverkusen, no, que sigui¨® en su apretar sin ahogar, sino porque Sa¨²l tuvo que jugar los ¨²ltimos minutos incrustado entre los defensas por los calambres de Felipe. Su mejor hombre del partido. Quiz¨¢ tambi¨¦n tocado. Como Gim¨¦nez. Ante el marat¨®n que viene.?