Las tarjetas, un problema nuevo para Piqu¨¦
El a?o pasado vio apenas siete en 52 partidos y su media desde que lleg¨® al Bar?a es de 0,22 por partido. Este curso la triplica. Seis tarjetas en nueve partidos oficiales (0,66).
Central de etiqueta y guante blanco, Gerard Piqu¨¦ jam¨¢s hab¨ªa tenido problemas con las tarjetas hasta esta temporada. Las seis que ha visto en los nueve partidos que ha jugado (0,66 de media) son una rareza si se echa un vistazo a su estad¨ªsitica como jugador del Barcelona. De hecho, su promedio triplica el que ha tenido en sus once primeras temporadas en el Bar?a (0,22). Sin ir m¨¢s lejos, la temporada pasada hab¨ªa establecido su r¨¦cord. Apenas vio siete tarjetas en 52 partidos, un porcentaje casi rid¨ªculo de 0,13 por partido. La campa?a en la que su promedio ha sido m¨¢s alto hasta ahora es la 2015-16 (0,36).
No ha sido Piqu¨¦, al menos a nivel individual, una de las grandes lacras del Bar?a en este principio de temporada. Sin embargo, ¨¦l mismo ha admitido en m¨¢s de una ocasi¨®n que le cuesta mucho arrancar el curso, ir encontrando motivaciones cuando los t¨ªtulos est¨¢n a muchos meses vista y toda la temporada est¨¢ por delante. Tal vez ah¨ª est¨¦ la explicaci¨®n, en que Piqu¨¦ no est¨¦ en el m¨¢ximo nivel de concentraci¨®n. Este a?o han sido las tarjetas. El curso pasado, se manifest¨® en su rendimiento, que por otra parte fue uno de los m¨¢s regulares desde que regres¨® al Ba?a en 2008. Sin embargo, a finales de septiembre tuvo una racha horrible que en parte arrastr¨® al equipo. Errores individuales ante Girona, Legan¨¦s y Athletic que coincidieron con tres tropiezos seguidos del Bar?a. Inmediatamente despu¨¦s, el Bar?a tambi¨¦n tropez¨® en Valencia y Piqu¨¦ sali¨® a dejar una de las frases de cada a?o: "Hay mucha gente que me espera en Madrid y en Barcelona y me tiene ganas. Siempre que encajamos un gol, la culpa es de Piqu¨¦. En Madrid y en Barcelona. Como soy cr¨ªtico con los medios, me esperan. Que aprovechen en las teles, que salgan de la cueva y que les toque el sol porque esto va a cambiar". Y cambi¨®. La temporada pasada Piqu¨¦ jug¨® 52 partidos y durante muchos meses tuvo el objetivo de jugar todos los minutos oficiales de LaLiga. Un partido de rotaci¨®n y otro de sanci¨®n lo impidi¨®. El resto lo jug¨® todo. Tambi¨¦n en Champions, donde jug¨® 11 de los 12 partidos que jug¨® el Bar?a. Estuvo impecable salvo en Anfield, donde naufrag¨® y qued¨® paralizado como el resto en una segunda parte para olvidar.
Piqu¨¦ ha vuelto a arrancar la temporada mirando a otros sitios. Al palco, por ejemplo, para denunciar la gira planetaria del Bar?a por Jap¨®n y Estados Unidos. A los medios, para protestar por informaciones que, supuestamente, llevan el sesgo interesado de la directiva para hacerles da?o. Falta todav¨ªa la semana de la Davis en la que es posible que se le vea tanto por Madrid como por Barcelona... Lo de todos los a?os hasta que empiece a olisquear los t¨ªtulos. Con 32 a?os, no hay por qu¨¦ sospechar que las tarjetas tengan que ver con un declive f¨ªsico porque jam¨¢s ha sido un futbolista que haya dependido en excesivo de una exuberancia f¨ªsica. M¨¢s bien, podr¨ªamos hablar de asuntos de concentraci¨®n y de coordinaci¨®n en un equipo que a¨²n est¨¢ d¨¦bil de automatismos y sin hacer como el Bar?a. El dato de las tarjetas, eso s¨ª, es indiscutible. Es de suponer que un tipo anal¨ªtico como Piqu¨¦ lo habr¨¢ revisado para ponerle remedio.