INGLATERRA
El auge del Brexit destapa los nacionalismos en el viejo f¨²tbol ingl¨¦s
La victoria del 'Leave' contrasta con que hace 26 a?os que un entrenador ingl¨¦s no gana el campeonato de primera divisi¨®n en Inglaterra.

"?Pero ¨¦ste qu¨¦ sabe de la Premier League?". En el plat¨® de Sky Sports la incredulidad inicial de Paul Merson torn¨® en indignaci¨®n conforme diger¨ªa el nombramiento del portugu¨¦s Marco Silva como entrenador del Hull City. "?Por qu¨¦ no pueden traer a alguien con una mirada fresca como Gary Rowett?", prosigui¨® el ex jugador del Arsenal. "Silva no tiene ni idea. Esto es una bofetada a todos los entrenadores brit¨¢nicos, una verg¨¹enza", zanjaba Phil Thompson, leyenda del Liverpool y tertuliano habitual en espacios deportivos.?
Jeff Stelling, presentador del popular canal de pago ingl¨¦s, no daba de s¨ª para contener la crecida de sus dos contertulios. Con cara de querer estar muy lejos de all¨ª, Matt Le Tissier replicaba con timidez provinciana que el ¨¦xito de Mauricio Pochettino demostraba justamente lo contrario. Pero era en balde. El fervor¨ªn hacia el todav¨ªa joven y a¨²n cotizado Silva, ahora en el Everton, era ya incontenible.?
Pero, ?realmente sab¨ªan qui¨¦n era Silva? A tenor de la reacci¨®n inicial (¡°Marco who?¡±) parec¨ªa improbable y, en descargo del panel de expertos de Sky, el fichaje de Silva escapaba a los pron¨®sticos. El portugu¨¦s iba a ser nada m¨¢s que el segundo entrenador no brit¨¢nico en la centenaria historia del club y pocos preve¨ªan que los Tigers se fuesen a entregar a los brazos de un continental. El nombramiento de la entidad de Yorkshire era, sin duda, inesperado.
Desde la victoria del Leave (s¨ª a salir de Europa) en el refer¨¦ndum de 2016 escenas como las del plat¨® de Sky son cada vez m¨¢s frecuentes. En junio de ese a?o el 51,9% de los votantes del Reino Unido vot¨® por abandonar Europa, una decisi¨®n cuyas consecuencias nadie ha podido determinar porque a¨²n se desconoce en qu¨¦ t¨¦rminos se producir¨¢ el desgaje. Por eso mismo, los efectos que tendr¨ªa un Brexit duro en la Premier League no est¨¢n cuantificados porque ni siquiera se saben las secuelas que el Reino Unido arrastrar¨¢ a otros niveles (econ¨®mico, social, demogr¨¢fico, etc.) en los a?os que sigan a una salida de la Uni¨®n Europea. Por lo pronto el valor de la libra esterlina no deja de desplomarse respecto al euro. Los jugadores est¨¢n ganando menos dinero; los fichajes est¨¢n costando m¨¢s.?

En t¨¦rminos deportivos el respaldo de los expertos de Sky al talento nacional era, en realidad, una defensa sin base, pues no hay precedentes que inviten a apostar, siempre y de primeras, por entrenadores ingleses, sino m¨¢s bien lo contrario. Hace 26 a?os que un entrenador ingl¨¦s no gana el campeonato de primera divisi¨®n en Inglaterra y en Europa la cosa no cambia mucho. Han pasado 34 a?os desde la ¨²ltima vez que un entrenador ingl¨¦s se llev¨® un t¨ªtulo europeo a los mandos de un club del pa¨ªs. Hasta la propia FA (Football Association) ha considerado en alg¨²n periodo que la selecci¨®n, ahora revitalizada con Gareth Southgate, necesitaba influencias for¨¢neas como las de Sven-G?ran Eriksson o Fabio Capello para paliar la falta de resultados.?
Aferrado hasta casi finales del siglo XX a la b¨²squeda del P.O.M.O. (Posici¨®n De M¨¢xima Oportunidad), sistema consistente en meter la pelota en el ¨¢rea rival lo antes posible y a toda costa, el f¨²tbol ingl¨¦s empez¨® a pedir a gritos un salto evolutivo desde finales de los a?os 80. El retraso se hizo muy palpable en la temporada del estreno de la regla que, tal como sostiene el analista t¨¢ctico Michael Cox en su libro ¡°The Mixer¡±, m¨¢s ha cambiado el f¨²tbol desde la introducci¨®n del fuera de juego: la cesi¨®n al portero, quien ya no podr¨ªa agarrar con la mano los pases con el pie de sus compa?eros.?
Si uno ve un partido anterior a 1992 observar¨¢ con pasmo c¨®mo un equipo pod¨ªa matar los ¨²ltimos minutos de un partido pas¨¢ndosela al portero una y otra vez. Visto ahora resulta desesperante. La implementaci¨®n de la norma en la temporada 92/93 fue un fil¨®n para los programas de humor: resulta inagotable la colecci¨®n de malentendidos entre defensas con fobia a la pelota y porteros que no la quer¨ªan ver ni en pintura. Tambi¨¦n signific¨® el cambio en el status de aquellos jugadores que no se adaptaron a los nuevos tiempos.
Los or¨ªgenes?
La Premier League 92/93 tuvo, entre ceses y contrataciones, 24 entrenadores en total de los que s¨®lo uno, el irland¨¦s Joe Kinnear, no era brit¨¢nico. 25 a?os despu¨¦s la Premier empezaba con trece t¨¦cnicos no insulares y con Guardiola, Klopp, Conte, Mourinho, Wenger y Pochettino, buena parte del talento intelectual del momento, al frente de los mejores clubes. Entre los seis sumaban 78 t¨ªtulos, m¨¦ritos que cortaban en seco las cr¨ªticas de cualquier incondicional de los t¨¦cnicos locales.?
Sin embargo, aceptar a Marco Silva, Ralph Hasenh¨¹ttl, Nuno Esp¨ªrito Santo o Marcelo Bielsa (¨¦ste en la Championship) en estratos menores, presumiblemente ¨¦sos a los que los entrenadores ingleses se sienten aspirantes, es algo que cuesta un poco m¨¢s. La tertulia del plat¨® de Sky no es una conversaci¨®n aislada, sino parte de un asunto m¨¢s profundo.?
Sam Allardyce, seleccionador ingl¨¦s hasta que le pillaron, pinta de vino blanco en mano, tramando un caso de corrupci¨®n, sin equipo desde su paso por el Everton, defini¨® hace poco ese sentir en la popular emisora deportiva talkSPORT. "Es desconcertante la cantidad de entrenadores de este pa¨ªs que est¨¢n sin empleo y sin siquiera tener una entrevista de trabajo en el Oldham u otros equipos de la Championship (segunda divisi¨®n). La mayor¨ªa de los clubes est¨¢n dirigidos por due?os extranjeros que fichan entrenadores extranjeros. El primer entrenador es extranjero, y el del equipo reserva tambi¨¦n. Cuatro o cinco miembros del staff del entrenador son de su mismo pa¨ªs, lo que, en t¨¦rminos de desarrollo de entrenadores j¨®venes es extremadamente preocupante para todo el pa¨ªs".?
?Les suena? Mano de obra extranjera, m¨¢s competencia para acceder a puestos de trabajo, menos oportunidades para los de "este pa¨ªs". El germen no es nuevo. Seg¨²n la ¨®ptica de Merson, Thompson o Allardyce se est¨¢ cerrando el paso, o como dir¨ªa Thompson, dando "una bofetada" a los t¨¦cnicos locales.?
Siempre es bienvenida la prudencia a la hora de abordar estos asuntos. Y sin embargo resulta imposible dar la espalda a ciertas se?ales que empiezan a repetirse con demasiada frecuencia desde el verano de 2016. No es una causa-efecto lineal, pero la victoria del Leave en el refer¨¦ndum de 2016 ha creado un clima en el que las voces que exigen proteger la mano de obra nacional tienen cada vez m¨¢s peso.?
Hay una secuencia que arranca en la defensa de un entrenador de f¨²tbol local y desemboca en el rechazo a uno de fuera. Extrapolado a cualquier otro ¨¢mbito (pol¨ªtico, econ¨®mico, cultural) el suceso del plat¨® de Sky ser¨ªa susceptible de darse en medios de tinte nacionalista. Pero en la nebulosa del f¨²tbol, el sectarismo, la exclusi¨®n y el rechazo se pueden blanquear f¨¢cilmente por proteccionismo, compadreo o una inocente palmada en la espalda entre colegas de profesi¨®n. La tem¨¢tica del programa puede inhibir la guardia del receptor, m¨¢s abierto a percibir el subtexto ideol¨®gico en un debate pol¨ªtico que en una tertulia sobre f¨²tbol.?

Los arrancadas nacionalistas han empezado a proliferar al abrigo del resultado del refer¨¦ndum. El aquelarre a Silva sucedi¨® en 2017. En enero de 2018 el t¨¦cnico del Cardiff City Neil Warnock, natural de Sheffield, se arranc¨® con un "esto es Inglaterra, ?qu¨¦ esperas?" al ser cuestionado por la dureza de sus jugadores al cabo de un partido de FA Cup contra el Manchester City. La entrada del zaguero de los bluebirds Joe Bennet sobre Leroy Sane fue de tal dureza que hasta el twitter de la selecci¨®n alemana rog¨® p¨²blicamente al Cardiff City que no lesionase a sus jugadores.?
Por inesperadas, por intempestivas, y sobre todo, por venir de forma gratuita, suscitaron un revuelo las palabras de Warnock un a?o despu¨¦s, ya como entrenador de la Premier League. "El pa¨ªs tirar¨¢ para adelante una vez sepa lo que est¨¢ haciendo y logremos un acuerdo. Creo que todo ir¨¢ muy r¨¢pido. (...) Para ser sincero no s¨¦ por qu¨¦ los pol¨ªticos no hacen lo que el pa¨ªs quiso. Hicimos un refer¨¦ndum, y ahora vemos a diferentes pol¨ªticos poniendo zancadillas a Theresa (May) en vez de ayudarla. ?Para qu¨¦ pu?etas tuvimos un refer¨¦ndum? Estoy deseando salir de Europa. Estaremos mejor fuera de la maldita cosa. En todos los aspectos, y al cuerno con el resto del mundo. Y en lo que se refiere al f¨²tbol, tambi¨¦n estaremos mejor".
M¨¢s dudas?
A Warnock s¨®lo le hab¨ªan preguntado por el impacto que iba a tener el Brexit en los fichajes de su equipo. Nada m¨¢s. En t¨¦rminos demosc¨®picos, su respuesta era la m¨¢s probable dada su edad y su sexo (el 60% de los hombres de 65 a?os o m¨¢s vot¨® salir de la Uni¨®n Europea). Eso s¨ª, el discurso no dejaba de sonar incongruente en boca del entrenador de un club cebado con capital de Malasia y a los mandos una plantilla en la que hab¨ªa un filipino, un gabon¨¦s, 2 irlandeses, un costamarfile?o, un dan¨¦s, un island¨¦s, un espa?ol, un canadiense y un franc¨¦s.
La semana pasada (finales de agosto de 2019) hubo m¨¢s. Quiz¨¢ la m¨¢s gorda de todas. Ian Holloway, ex jugador y ahora entrenador en paro, lleg¨® a una conclusi¨®n marciana mientras peroraba, tambi¨¦n en Sky, sobre la nueva regla que determina qu¨¦ es mano o no. "Han olvidado que lo m¨¢s importante no es rearbitrar un partido, sino ser claro. Nuestros chicos no han cambiado la regla, sino gente que nos est¨¢ diciendo qu¨¦ tenemos que hacer con nuestro juego. Tienen que dejar de hacerlo. Espero que el Brexit nos saque de aqu¨ª, porque es lo que votamos, porque nadie nos puede decir c¨®mo proceder con el que es nuestro juego".
"Nadie nos puede decir c¨®mo proceder con el que es nuestro juego". En esa frase est¨¢ condensado todo este embrollo. El rechazo a las ¨¦lites europeas, la insubordinaci¨®n ante unas reglas transnacionales, la nostalgia del viejo imperio brit¨¢nico y el retorno a un pasado glorioso. El mismo batiburrillo de proclamas que palidece ante la realidad de Bruselas todas las semanas.

Olvidaba Holloway, quiz¨¢ ignoraba, que las reglas del juego las determina la IFAB, compuesta de las federaciones inglesa, escocesa, irlandesa y galesa m¨¢s la FIFA. Cada federaci¨®n cuenta con un voto y la FIFA con cuatro, por lo que la FIFA no puede imponer nada de manera un¨¢nime. La FIFA carece de mayor¨ªa por s¨ª misma.?
Se espera que un profesional del f¨²tbol con experiencia en la ¨¦lite conozca su medio. O puede que los tr¨¢mites de divorcio con Europa, que se han llevado ya por delante a dos primeros ministros y la fe en las instituciones del pa¨ªs, generen un hast¨ªo tal que el "al cuerno con el resto del mundo" de Warnock sea simplemente lo que m¨¢s apetezca a los leavers. Aunque deje secuelas duraderas.?
No se precisan boletines oficiales, ni balances macroecon¨®micos, ni, en definitiva, rebuscar a fondo, para reconocer la aportaci¨®n de la mano de obra extranjera al f¨²tbol ingl¨¦s. La primera jornada de la presente Premier League tuvo un 62% de jugadores no ingleses en las alineaciones y 11 de los 20 entrenadores actuales no son brit¨¢nicos. Con un entrenador alem¨¢n al mando, el Liverpool gan¨® la Champions League al Tottenham del argentino Pochettino. El ¨²ltimo servicio de Maurizio Sarri al Chelsea fue ganar la Europa League. En la segunda inglesa cada vez se ven m¨¢s goles que recuerdan al juego del Barcelona de Pep Guardiola, hoy a los mandos del divertid¨ªsimo Manchester City.?
No nos enga?emos. Warnock, Merson, Thompson y Holloway no son f¨®siles de una era que termina, sino que sus ideas est¨¢n m¨¢s vivas que nunca ahora que el Reino Unido se asoma al precipicio. No parece, sin embargo, que esta corriente aislacionista vaya a permear en los clubes de la Premier League, donde a la hora de contratar se impone el pragmatismo. Asunto distinto ser¨¢ si se da un Brexit a las bravas, con el consiguiente desplome de la voluble libra esterlina o la posible derogaci¨®n de la Ley Bosman. Ser¨¢ ah¨ª cuando Inglaterra, y posiblemente la Premier League, tomen un rumbo hacia lo desconocido.