La noche de las paredes rotas de Emery en el Camp Nou
Unai la tom¨® con el vestuario del Camp Nou despu¨¦s de un 6-1 maldito que marca su carrera: "Quer¨ªa escapar de todos sitios, no s¨¦ cu¨¢ntas patadas di a las paredes en ese momento".
Aunque Unai Emery, 47 a?os, quiera hacerse el duro, el trauma de la noche del 6-1, la mayor remontada de la historia de la Champions League, le acompa?ar¨¢ siempre. Bien lo sabe el t¨¦cnico de Hondarribia desde que en 2014 vivi¨® otra experiencia extrema pero al contrario. Despu¨¦s de que el Sevilla jugase un partido lamentable en Mestalla y se dejase remontar el 2-0 que tra¨ªa de la ida, un gol de Mbia que clasificaba a los de Nervi¨®n para la final de Tur¨ªn dio con Emery celebrando la escena de manera muy humana (corri¨® hasta arrodillarse casi en el centro del campo ante la estupefacci¨®n de la afici¨®n valencianista) pero irracional para quien hab¨ªa digirido al club che s¨®lo un tiempo antes. Las emociones del f¨²tbol son as¨ª. Aquel cabezazo inesperado y ag¨®nico precedi¨® tres t¨ªtulos consecutivos del Sevilla en la Europa League que elevaron al t¨¦cnico a la ¨¦lite del f¨²tbol mundial. El 6-1 de Sergi Roberto, m¨¢s inesperado todav¨ªa en un partido que a menos de diez minutos del final estaba 3-1 y en el que sus jugadores no fueron capaces de pasarse el bal¨®n desde el 4-1 a la hecatombe final, le marc¨® para siempre como entrenador del Paris Saint Germain.
El rostro desencajado de Emery, buscado h¨¢bilmente por el realizador televisivo del partido despu¨¦s de aquel escorzo de Sergi Roberto, capta exactamente lo que le cont¨® a Jorge Valdano en una entrevista concedida a beIN nates de la eliminatoria contra el Real Madrid la temporada siguiente: "Quer¨ªa escapar de todos los sitios. Estuve media hora recorriendo los pasillos del Camp Nou, no s¨¦ cu¨¢ntas patadas di a las paredes en ese momento".
Emery fue descubierto para los banquillos por Alfonso Garc¨ªa, due?o del Almer¨ªa desde 2003 hasta hace literalmente dos d¨ªas tras la venta al 'jeque' Turki. Garc¨ªa fichaba a los entrenadores si le convenc¨ªan las ruedas de prensa que daban y la de Unai ofreci¨® como t¨¦cnico del Lorca le encant¨®. La proyecci¨®n en el concierto de entrenadores nacionales de Emery, que en sus inicios animaba a sus jugadores para que le presentasen voluntariamente jugadas de estrategia, fue mete¨®rica. Su Almer¨ªa subi¨® a Primera con un juego reconocible y divertido, con Bruno y Man¨¦ en los laterales, Corona de cerebro, Crusat de extremo y Ortiz de bandera para la afici¨®n. Luego ya en Primera fich¨® a Negredo y su primera temporada, victoria ante el Madrid incluida, llam¨® la atenci¨®n de todos.
En Valencia, donde empez¨® a conocer la cantidad de oscuros intereses que se mueven en un f¨²tbol ya menos virgen que el de Segunda o Segunda B, ya se estableci¨® como entrenador de ¨¦lite. Con seguidores y detractores, consigui¨® una l¨ªnea regular pese a que su equipo fue perdiendo paulatinamente estrellas. Despu¨¦s de la experiencia fallida del Spartak de Mosc¨², Emery lo recogi¨® para reconstruir al Sevilla. Lo consigui¨® con Rakitic como capit¨¢n hasta convertirse en un semidi¨®s para el sevillismo. Fue entonces cuando Jorge Mendes lo capt¨® y puso su nombre en el verano de 2015 encima de la mesa de Florentino P¨¦rez, que no se atrevi¨® a ficharlo porque consideraba que su nombre a¨²n no transmit¨ªa la jerarqu¨ªa necesaria para entrenar al Madrid, para quien fich¨® a Ben¨ªtez, que no dur¨® mucho. Emery juguete¨® con el N¨¢poles pero decidi¨® seguir un a?o m¨¢s. Del ¨¦xito de Varsovia a Tblisi, donde no complet¨® una remontada en la Supercopa de Europa ante el Bar?a que hubiese resultado hist¨®rica (otro momento extremo cortado por Pedro), gan¨® una Europa League m¨¢s en Basilea y entonces s¨ª dio el salto. En el PSG cumpli¨®, pero no triunf¨®. Jugador y entrenador de or¨ªgenes humildes, le ha puesto toda la normalidad posible a pasar de la glamourosa Par¨ªs a la se?orial Londres, del emir de Qatar al magnate Stan Kroenke, due?o de los gunners. En el Arsenal edifica un proyecto m¨¢s acorde a su perfil como entrenador. T¨¦cnico reflexivo, amante del coaching, ahora vive en el piso de arriba pero nunca ha olvidado sus or¨ªgenes humildes y a su gente, por ejemplo, de Almer¨ªa. Sabe disfrutar el ¨¦xito y convivir con la derrota pero las experiencias m¨¢s extremas no las puede controlar ni ¨¦l. De ello pueden hablar las paredes del Camp Nou.