La ruina de los Mundiales: 11.165 M€ para estadios vac¨ªos
Tras los Mundiales de Sud¨¢frica 2010, Brasil 2014 y Rusia 2018, la media de asistencia en las sedes de la Copa del Mundo es del 23% del aforo total.
Organizar un Mundial es una apuesta arriesgada. La inversi¨®n que hacen los pa¨ªses anfitriones en infraestructuras son de miles de millones y a cambio, se espera que la atracci¨®n tur¨ªstica y de capital extranjero supere esos gastos multimillonarios durante la celebraci¨®n de la Copa del Mundo y en los meses y a?os posteriores. Sin embargo, aunque tras los tres ¨²ltimos mundiales de Sud¨¢frica, Brasil y Rusia los tres pa¨ªses confirmaron un incremento exponencial de sus ingresos, sobre todo en el sector tur¨ªstico, el balance econ¨®mico de los tres organizadores no ha sido el esperado. S¨®lo el de Rusia 2018 present¨® unos beneficios casi inmediatos. Sud¨¢frica, que invirti¨® 4.000 millones en la construcci¨®n de estadios para su Mundial en 2010, no logr¨® revertir su gasto hasta el 2016. En Brasil, los beneficios han conseguido superar la inversi¨®n despu¨¦s de cinco a?os (3.020 millones de euros s¨®lo en estadios) pero tras ese tiempo, el honor de organizar un Mundial apenas hace eco en la econom¨ªa del pa¨ªs sudamericano.
A pesar de estas cifras, los balances econ¨®micos postmundialista de los tres ¨²ltimos organizadores no son tan malos como la imagen que dejan sus estadios. Campos en ruinas, apartados de lugares con tradici¨®n futbol¨ªstica y gradas vac¨ªas son la fotograf¨ªa m¨¢s habitual entre las 34 sedes que suman los estadios de Sud¨¢frica 2010, Brasil 2014 y Rusia 2018, cuyos estadios alcanzaron un coste de 11.165 millones de euros.
Los datos de asistencia media en los estadios de los tres ¨²ltimos Mundiales son pobr¨ªsimos: teniendo en cuenta las competiciones dom¨¦sticas y los partidos internacionales, en la ¨²ltima temporada s¨®lo se llen¨® el 23,2% del aforo total de las 34 sedes (el 9,7% en Sud¨¢frica, el 22,9% en Brasil y el 37% en Rusia). De todos los campos, s¨®lo tres estadios rusos superaron el 50% del aforo con asiduidad (al menos 15 partidos por temporada): el Otkrytie Arena de Mosc¨², donde juega el Spartak y al que acuden de media 30.941 espectadores (caben 46.990), el Kretovski de San Petersburgo, en el que juega el Zenit y al que van 48.122 aficionados (el aforo completo es de 69.500) y el Rostov Arena, casa del Rostov FC, que consigue llenar 31.034 de las 43.702 localidades que tiene. Estadios como Maracan¨¢, en R¨ªo de Janeiro, o el Luzhniki de Mosc¨², tienen buenas cifras de asistencia pero son estadios que s¨®lo se llenan cuando hay partidos internacionales (en ninguno de los dos, m¨¢s de cinco al a?o). En Maracan¨¢, cuando juegan? Flamengo y Fluminense, el aforo medio es del 35%.
El nivel de los equipos locales de muchos de estos estadios tampoco ayuda a mejorar la situaci¨®n. En Brasil, el Arena de Pernambuco y el Arena de Amazonia no se ve m¨¢s f¨²tbol que el de la Serie C, la Tercera Divisi¨®n brasile?a. Peor a¨²n, en el Arena das Dunas, el equipo de casa juega en la Serie D (Cuarta Divisi¨®n). Otros estadios como el Arena Pantanal de Cuiab¨¢ y el Man¨¦ Garrincha de Brasilia est¨¢n casi en desuso. El primero est¨¢ casi en la ruina en una ciudad que no tiene ninguna tradici¨®n futbolera y en el segundo, parte de la estructura se ha reconvertido en una estaci¨®n de autobuses. Estos estadios son conocidos en el pa¨ªs como 'elefantes blancos'.
La preferencia hist¨®rica de Sud¨¢frica por el rugby ha hecho que los estadios del 2010 no hayan quedado como simples recuerdos. En Pretoria, Nespruit, Bloemfontaine o Puerto Elizabeth, la organizaci¨®n de eventos no futbol¨ªsticos (rugby, atletismo, cricket...) han salvado campos que estar¨ªan pr¨¢cticamente en el olvido. S¨®lo el emblem¨¢tico Soccer City de Johannesburgo, en el que Espa?a se proclam¨® campeona del Mundo, consigue que la media de espectadores para ver partidos de f¨²tbol (el Kaizer Chiefs es el equipo local), sea superior a los 10.000 asistentes.