Benzema vale por tres
El Madrid enterr¨® al Athletic con un hat-trick del franc¨¦s, autor de los ¨²ltimos ocho goles del equipo. Bale sali¨® del banquillo y fue silbado.

Despu¨¦s de dos cambios de entrenador y una docena de prop¨®sitos de enmienda, la mayor¨ªa de ellos ligados al mercado, s¨®lo algo ha permanecido invariable en el Madrid de alfa a omega: Benzema. El equipo ha ca¨ªdo estrepitosamente sobre sus hombros con Lopetegui, Solari y Zidane y esa temporada perfecta del franc¨¦s s¨®lo dar¨¢ para que el Madrid vaya a Champions, lo que habla del desplome general. Ante un Athletic con mucho escudo y poca espada, decidieron otra vez sus tres goles. Los ocho ¨²ltimos del equipo llevan su firma. Nunca hab¨ªa sucedido en la larga historia del club.
Zidane necesita un poco de tierra firme antes de pisar la tierra prometida (hasta donde le alcance el dinero y el tama?o de la competencia), una cierta mejor¨ªa que justifique su aterrizaje en el Madrid en pleno bombardeo. Pero la convalecencia se alarga y empieza y acaba y Benzema.



Benzema vale por tres
El jugador del Real Madrid Benzema marca de cabeza el 1-0 al Athletic Club.
El jugador del Real Madrid Benzema celebra el 1-0 al Athletic Club.
El jugador del Real Madrid Benzema marca el 2-0 al Athletic Club.
El partido trajo noticias antes de empezar. Bale volvi¨® a ser suplente. No hay porvenir para ¨¦l en el Madrid ni inter¨¦s por disimularlo, y la cuesti¨®n es si resulta m¨¢s rentable ponerlo o esconderlo. Zidane (y gran parte de la grada) debe pensar que cada titularidad lo deval¨²a. As¨ª que esta vez le quit¨® la plaza Lucas V¨¢zquez, el suplente modelo, sobresaliente en actitud y notable en casi todo lo dem¨¢s. Y tampoco estuvo Isco, al que la sobredosis de banquillo con Solari ha entumecido. Repiti¨®, en cambio, Marcelo, que por fin parece responder al tratamiento redoblado de insistencia.
Al otro lado, la propuesta del Athletic fue la esperada: un esp¨ªritu muy en la l¨ªnea de su historia, fiereza defensiva y Williams, gacela mutada en le¨®n. No fue suficiente ante un ariete agigantado por su papel y por sus goles.
Y eso que ese combate cuerpo a cuerpo en que deriv¨®, de inicio, el pleito, empapado en sudor, sacrificio y fuerza de voluntad pero repleto de imprecisiones y sin efectos pr¨¢cticos, le fue bien. Los dos porteros se fueron al descanso in¨¦ditos (s¨®lo un cabezazo de Ra¨²l Garc¨ªa a las manos de Keylor qued¨® registrado entre los tres palos) y lo m¨¢s cerca que anduvo el gol fue en un zapatazo lejano y alto de Marcelo y en un remate fallido del brasile?o en posici¨®n de nueve, que hasta ah¨ª le llevaron la jugada y la inercia, como en los mejores tiempos.
El Athletic resisti¨® sin la pelota, posicionalmente y en el repliegue, cuando el Madrid crey¨® encontrar espacios. Pero a este equipo de Zidane, sin Vinicius y sin un horizonte, le falt¨® inventiva en la primera mitad. Todo fue previsible y todo muri¨® en los tres cuartos de campo, porque Benzema se vio encerrado, porque no se apreciaron progresos de Lucas V¨¢zquez y Asensio en las bandas (al balear le toc¨® la izquierda, en la que no disfruta tanto, aunque va a m¨¢s) y porque sus centrocampistas, y este es mal end¨¦mico, hace tiempo que se desentendieron del gol.
Pero el Madrid de Zidane es de claro efecto retardado. As¨ª que a vuelta de vestuario recobr¨® el vigor y el gol con una jugada a tres bandas: corte providencial de Vallejo (que dej¨® buenas sensaciones) cuando Williams preparaba el 0-1, centro perfecto de Asensio y testarazo c¨®modo de Benzema. A favor de obra entraron Isco y Bale, un disturbio ambiental, porque el gal¨¦s fue saludado con silbidos. Su respuesta fue alzar la mano, en gesto equ¨ªvoco.
Apag¨® la revuelta Benzema, con su octavo tanto de cabeza del curso (nadie ha marcado m¨¢s en la Liga ni en Europa). Una salida a por uvas de Herrer¨ªn ayud¨® a redondear la tarde del franc¨¦s, autor de 30 goles en el curso. A¨²n tuvo tiempo de adornarse con el hat-trick, con el Athletic abierto en canal (Brahim y Bale tambi¨¦n pudieron anotar), Herrer¨ªn en la luna y tras un parad¨®n de Keylor. Sin duda, el franc¨¦s es el gran triunfador del gran fracaso.