Una Espa?a m赤nima
Dos goles de Morata solventaron el muermo de Malta. Espa?a se aburri車 ante un rival que no pas車 del centro del campo. Navas volvi車 a lucir cuando entr車.
Tras una aburrida sesi車n de cerrajero, una Espa?a reformad赤sima sali車 de Malta sin da?o ni un diagn車stico sobre su estado. Lo habitual en esos partidos en los que no se juega con la muerte en los talones. Fueron noventa minutos de tiro a un blanco f芍cil que no mejor車 la reputaci車n de la punter赤a nacional, aunque resultara un calmante para Morata, que se apunt車 un doblete. Luis Enrique hubo de ausentarse por un asunto familiar grave, pero cuando vuelva al trabajo puede saltarse el v赤deo.
Desde que la UEFA tiene presidente elegible, asunto que se pierde en la memoria de los tiempos, conviene llevar a las m芍s grandes del continente de cuando en cuando all芍 donde un pa赤s valga un voto, independientemente de si se expone a sus futbolistas en empresas in迆tiles o si a la afici車n les resbalan los partidos. Y si la cosa no alcanza para la reelecci車n, se ensanchan las fases finales para que quepan tantos que amenazan con salirse del mapa. As赤 que estas fases de clasificaci車n se llenan de partidos de paja como el de La Valeta, en el que Robert Moreno, seleccionador debutante por poderes, dirigi車 a la Espa?a B sin mayor gloria ni peligro.
Ese es otro de los inconvenientes de partidos as赤: no dejan conclusiones ni ilusiones. Lo cierto es que s車lo hubo tres repetidores respecto al duelo de Noruega: Ramos, Asensio (esta vez en la derecha) y Morata. Era partido para levantarle al atl谷tico la moral y el arresto. Por ah赤 qued車 cumplido el objetivo. As赤 que Luis Enrique dej車 en el libro de instrucciones un centro del campo nuevo e in谷dito, con Rodrigo como equilibrista y dos futbolistas de m芍s llegada que elaboraci車n, Canales y Sa迆l. Este asom車 pronto como finalizador. Dos remates suyos, uno franco, fueron las primeras huellas ofensivas de Espa?a en el partido.
Tambi谷n dobl車 La Roja la banda izquierda con dos laterales de la misma escuela, Gay芍 y Bernat, presente y pasado en el Valencia, para pellizcar a Malta por los flancos. Las previsiones hablaban de una defensa maltesa con la bufanda de los tres centrales para abrigarse mucho por el centro, pero finalmente se protegi車 con una l赤nea de cuatro por detr芍s de otra de cinco sin m芍s pretensiones que reforzar el cerrojo. Hace 36 a?os no pudieron contener la verg邦enza y esta vez estaban dispuestos a contener la goleada a toda costa.
Un cerrojo sin disimulo
A la Selecci車n le cost車 entrar en calor. Los malteses taparon rudimentaria y eficazmente las bandas durante la primera media hora. Asensio estuvo mejor en la izquierda el s芍bado que a pie cambiado y se ech車 de menos la inteligente insistencia de Navas. As赤 que el gol de Morata se recibi車 con alivio. En partidos donde un equipo es la especie extraordinariamente dominante, cada futbolista est芍 tentado de subir un pelda?o en sus atribuciones: los laterales se hacen extremos, los centrocampistas se echan al 芍rea y los centrales se sienten en la obligaci車n de crear. Eso hizo Hermoso, un stopper de izquierda precisa, poni谷ndole un buen bal車n a Morata, quien lo control車 con el muslo y lo cruz車 a la red. Bonello hab赤a dejado escandalosamente abierta la gatera. Debe ser gen谷tico. Fue el primer gol de Morata con la Selecci車n en a?o y medio, un ansiol赤tico.
El cambio de marcador no trajo un cambio de viento. El partido continu車 siendo un muermo, con una Malta feliz columpi芍ndose en su m赤nima desventaja y con una Espa?a comodona, consciente de que era imposible que el partido se envenenara. Para despertar el 芍nimo meti車 Robert Moreno a Muniain. Llevaba siete a?os sin pisar por aqu赤 y se presum赤a en 谷l la capacidad de reactivaci車n de aquello. La cosa mejor車, fundamentalmente porque con menos piernas se defiende peor y a Malta le empez車 a pesar la persecuci車n sin esperanza de a pelota. Bonello le par車 dos tiros a Asensio, que se hizo m芍s presente y Navas entr車 para darle un aceler車n a la banda derecha en un partido mortecino. Result車. Un centro suyo medido, al segundo palo, lo empuj車 Morata de cabeza a la red. El centro fue un regalo. El gol de la tranquilidad donde no hab赤a nada que tranquilizar. En lo quedaba, Espa?a ya no se esmer車 m芍s en una noche en que Malta fue la isla m赤nima.