El Madrid se rinde
Un gol de Rakitic decidi¨® un partido igualado, bravo y de mucho trabajo. Bale fue titular y se march¨® entre silbidos. Soberbios Lenglet y Piqu¨¦. Los azulgranas dan un golpe a la Liga.
El cuarto Cl¨¢sico del curso le sirvi¨® al Bar?a para achatarrar al Madrid y dejarle una sola salida, Europa. Salida, por otro lado, habitual y provechosa. Con la plantilla pr¨¢cticamente al completo, el Madrid acab¨® con Reguil¨®n, Valverde y Vinicius, que ponen nombre al cambio de ciclo. Sus figuras le han abandonado. Y el Bar?a se march¨® casi campe¨®n despu¨¦s de otro partido inteligente, que domin¨® m¨¢s t¨¢ctica que emocionalmente y que conf¨ªo m¨¢s de lo conveniente a sus centrales. Tambi¨¦n pas¨® al Madrid 87 a?os despu¨¦s. Fue un triunfo para la Liga y para la historia.
De la Copa qued¨® un efecto recuerdo. El Bar?a aprendi¨® el mi¨¦rcoles que acularse demasiado le puso en peligro. Y el Madrid, que desabrocharse fue su perdici¨®n. As¨ª que el primer acto del Cl¨¢sico de Liga qued¨® a¨²n m¨¢s herm¨¦tico que el copero, con una escolta m¨¢s cerrada sobre Vinicius y Demb¨¦l¨¦, para que el partido no se desmadrase en sus acelerones, y un Messi m¨¢s decidido tras abandonar el modo pausa del mi¨¦rcoles. La mezcla de todo favoreci¨® al Bar?a, que se vio menos sometido y con m¨¢s colmillo. Ayud¨® tambi¨¦n el cambio de Bale por Lucas V¨¢zquez, maniobra que favorece el gol pero desviste mucho el centro del campo blanco. Solari se atrevi¨® con el gal¨¦s, al que quiz¨¢ ya se le ha hecho tarde en el Madrid, y no con Marcelo, por si supon¨ªa regalarle las dos bandas al Bar?a, que con Arthur pretendi¨® (y consigui¨®) embridar m¨¢s el partido.
Fue, en definitiva, un Bar?a m¨¢s reconocible, sostenido por un Rakitic muy entonado, con Messi de lanzadera, con Demb¨¦l¨¦ ofreci¨¦ndose en la izquierda y con Sergi Roberto muy encima de Vinicius. En el Madrid, obligado a subir este puerto por sus dos vertientes en tres d¨ªas, mejoraron pocas cosas. Entre ellas Modric, mal acompa?ado por Kroos, cuyo peso en los partidos es cada vez m¨¢s liviano, y Casemiro, que ahora no tiene efectos medicinales sobre el equipo. No es el parabrisas que protege al Madrid. Est¨¢ donde le dej¨® ?lvaro Benito en la SER. Quiz¨¢ hubiera convenido m¨¢s escucharle que despedirle. Bale tambi¨¦n anduvo desenganchado emocionalmente del equipo y del partido. Siempre ha parecido un implante en este Madrid. Vagabunde¨® en la derecha y en el centro sin darle demasiado trabajo ni a Jordi Alba ni a los centrales.
Pitos a Bale, aplausos a Isco
El Madrid salv¨® con decoro los diez primeros minutos y luego qued¨® demasiado expuesto, fundamentalmente por la izquierda. Ah¨ª tuvo el gol Messi, que no acert¨® al picar su remate sobre Courtois. Y ah¨ª lo encontr¨® Rakitic, repitiendo maniobra con m¨¢s precisi¨®n. El tanto dej¨® quemaduras de tercer grado en el Madrid y en la grada. De ah¨ª al descanso tuvo dos m¨¢s el Bar?a, una de ellas resuelta en parada notable de Courtois ante Luis Su¨¢rez. Y Sergio Ramos restreg¨® su antebrazo en la boca de Messi, en gesto de receta naranja que no mereci¨® ni amarilla.
El Madrid sali¨® en la segunda mitad en estado de excepci¨®n, arrebatado y apuntando al futuro: Kroos y Bale se marcharon entre la indiferencia y el silbido. Tuvo ratitos de catenaccio el Bar?a, m¨¢s habituales con Valverde que con cualquiera de sus antecesores, pero le sujetaron excepcionalmente Piqu¨¦ y Lenglet ante las acometidas de Vinicius y Reguil¨®n, la nueva izquierda. En el cambio de tendencia tuvo que ver tambi¨¦n cierta desconexi¨®n de Messi. Pero a la contra Demb¨¦l¨¦ fue siempre una amenaza. Muy al final entr¨® Isco, al que se reclam¨® con la insistencia de quien va a pagar el rescate. Y con ¨¦l el Madrid se justific¨® con un arranque final de garra bien respondido por el Bar?a. Ese es el m¨¦rito de Valverde: haber convertido a un equipo de lujo en solvente todoterreno.