Italia clama contra el racismo y la violencia: el Gobierno plantea una "pausa" en las competiciones
El Primer Ministro Giuseppe Conti anunci¨® esta ma?ana que ve con buenos ojos que se pare la competici¨®n para hacer reflexionar a todos.
Italia se niega a rendirse ante la violencia y el racismo. El pa¨ªs entero se encuentra consternado por los acontecimientos ocurridos la noche del mi¨¦rcoles, antes y durante la celebraci¨®n del Inter-N¨¢poles del primer 'Boxing Day' del Calcio. El partido estrella de una jornada dise?ada para ser una fiesta del f¨²tbol, que termin¨® convertida en verg¨¹enza para la sociedad italiana, con la muerte de un ultra interista y un jugador expulsado completamente indignado por los c¨¢nticos racistas que no paraba de escuchar.
Las consecuencias inmediatas de las demostraciones de racismo que se vivieron en San Siro las conocimos ayer: dos partidos a puerta cerrada para el Inter de Mil¨¢n por los insultos a Koulibaly, central del N¨¢poles, adem¨¢s del cierre de la grada de sus ultras durante tres partidos. Unas medidas que podr¨ªan verse aumentadas en el futuro, ya que est¨¢ prevista una reuni¨®n en la sede de la Direcci¨®n Anticrimen en Roma y estudiar diferentes medidas para evitar que los hechos se repitan.
Entre ellas, seg¨²n ha anunciado esta misma ma?ana Matteo Salvini, el pol¨¦mico ministro del Interior italiano, la de "que los partidos declarados de alto riesgo no se jueguen de noche y con helicopteros que vigilen a los delincuentes". Pero nada de cerrar estadios o impedir viajar a los aficionados del equipo visitante: "Eso supondr¨ªa castigar a los aut¨¦nticos aficionados, a quienes debemos distinguir de los criminales, y no es la soluci¨®n correcta".
El Primer Ministro italiano, Giuseppe Conte, ha ido un poco m¨¢s all¨¢ y ha propuesto un par¨®n en el f¨²tbol italiano para que, no solo las aficiones y las personas relacionadas directamente con el f¨²tbol, sino el conjunto de la sociedad italiana pueda reflexionar sobre lo ocurrido y provocar as¨ª un cambio.
Medidas puntuales que muchos consideran fuegos de artificio que poco o nada solucionar¨¢n. Paolo Gentiloni y Matteo Renzi, antecesores de Conte al frente del Gobierno italiano y ambos del Partido Dem¨®crata, respondieron esta ma?ana apuntando directamente a Salvini: "Ahora todos condenan las bandas de ultras. Sus c¨¢nticos racistas, sus agresiones, la violencia contra la polic¨ªa. Est¨¢ bien. L¨¢stima que el Ministro del Interior (Salvini) haya ido a rendir homenaje a estos ultras, hace apenas diez d¨ªas", dijo Gentiloni, recordando que Salvini particip¨® el pasado 17 de diciembre en el aniversario de la 'Curva Sur', o lo que es lo mismo, los ultras del Mil¨¢n, a los que calific¨® de "pac¨ªficos y tranquilos" a la vez que admiti¨® haber comenzado a acudir a esa grada a lso 14 a?os.
El propio t¨¦cnico del Inter de Mil¨¢n, Luciano Spalletti, ha hablado hoy sobre los hechos y ha pedido que "se termine de una vez con el odio, el recismo y cualquier tipo de discriminaci¨®n en el f¨²tbol" y ha admitido que no le agrada jugar sin su p¨²blico en dos partidos, pero en un gesto poco com¨²n, ha admitido que lo har¨¢ encantado si eso ayuda a conseguir un futbol m¨¢s civilizado. Un objetivo para el que no valen solo los peque?os gestos, como el de hacer capit¨¢n de su equipo a un jugador negro como Asamoah. "Si es por demostrar de qu¨¦ lado estamos, lo haremos de buena gana, pero lo que queremos a la larga es demostrarlo, no solo con un gesto ahora porque estamos en el centro de atenci¨®n".
Otros t¨¦cnicos, como el romanista Di Francesco, y jugadores que han vivido en sus carnes el racismo en Italia, como Kevin Prince Boateng, actualmente en el Sassuolo, han apoyado a Koulibaly y Ancelotti (quien denunci¨® posteriormente que hab¨ªan pedido hasta en tres ocasiones que se parara el partido), aunque tambi¨¦n ha habido quien ha negado la mayor, como el t¨¦cnico del Mil¨¢n, Gennaro Gattuso, para quien los gritos que escuch¨® el jugador del N¨¢poles en San Siro, no son racistas, sino un c¨¢ntico m¨¢s en el estadio que sale "de cuatro imb¨¦ciles". Una disparidad de posturas, en definitiva, que solo beneficia a los violentos y que deja a las claras la dificultad de encontrar una soluci¨®n tan urgente como necesaria.