Vinicius, h¨¦roe por accidente
Un disparo del brasile?o, desviado por Kiko Olivas, salv¨® al Madrid. Ramos marc¨® luego de penalti a lo Panenka. El Valladolid estrell¨® dos balones en el larguero. Pitos para Bale.
Ronaldo y su estupendo Valladolid visitaron la zona cero para encontrar lo esperado: un equipo sumido en la gran depresi¨®n, sin moral ni energ¨ªa, esperando que los resultados desdramaticen su caso. Gan¨® el Madrid casi de milagro, porque antes de los tantos Alcaraz y Toni Villa estrellaron dos remates en el larguero. Eso s¨ª, el desenlace dio para animar las tertulias: el Madrid venci¨® gracias a un tiro err¨¢tico de Vinicius que convirti¨® en irreversible Kiko Olivas. No cambiaron ni Bale ni el juego, pero s¨ª cambi¨® la suerte.
Vinicius, h¨¦roe por accidente
Los entrenadores reci¨¦n llegados son materia altamente escrutable. Se entiende que cada decisi¨®n deja un mensaje de futuro. El de Solari fue la suplencia de Isco, al que tampoco llev¨® a Melilla. All¨ª, en la Copa, puso a los otros y ante el Valladolid a los de siempre, groseramente adjetivados por Toshack en tiempos. Y como raramente un equipo en retirada se convierte en ballet de un d¨ªa para otro, el Madrid jug¨® con el son que acab¨® con la salida de Lopetegui.
Esa primera presi¨®n que estresaba a los rivales al comienzo del curso se perdi¨® y no ha vuelto. Y siguen siendo indetectables los balones largos de los adversarios: no presionan los centrocampistas y los defensas act¨²an como si nada sucediera en su trastienda. El Valladolid sac¨® las u?as durante cinco minutos del primer tiempo, cre¨® tres ocasiones (fall¨® Anto?ito en su remate picado, le falt¨® punter¨ªa a Villa y cabece¨® fuera por un palmo ?nal) y arranc¨® al Bernab¨¦u los primeros pitos de la nueva era.
Odriozola y Reguil¨®n
Aquello apareci¨® cuando la ansiedad super¨® al entusiasmo en el Madrid. De cuanto Solari pretende, lo m¨¢s comestible es el papel de los laterales, en este caso los suplentes. Odriozola tiene compromiso de permanencia en ataque. Sube, repite, insiste, se esmera. Con acierto en Melilla, con dificultades ante el Valladolid, un equipo mejor forrado atr¨¢s. Y con Reguil¨®n ha encontrado, en la otra banda, un especialista en el centro. Aquel arte de Gordillo, que aunaba precisi¨®n, elipse diab¨®lica y templanza, volvi¨® durante un rato con el canterano. Y con dos ca?ones por bandas el Madrid meti¨® cuatro cabezazos en el ¨¢rea antes del descanso, demasiado espaciados como para considerarlos invasi¨®n.
A vuelta del descanso qued¨® un buen retrato del Madrid. Diez minutos en el limbo y dos de ametralladora, con tres ocasiones perdidas. Fue entonces cuando Solari tir¨® de Isco. El partido le recibi¨® mal, con dos latigazos tremendos de Rub¨¦n Alcaraz y Toni Villa al larguero y un disparo de este que salv¨® Courtois. El sacrificado fue Casemiro, la fuerza a¨¦rea del equipo hasta ese momento. El cambio tuvo dif¨ªcil explicaci¨®n. Tambi¨¦n el de Toni Villa, el mejor del Valladolid.
Lo insoportable de la situaci¨®n acab¨® con el cr¨¦dito de Bale, sustituido, pitado y se?alado. Al Bernab¨¦u no le molesta tanto que un futbolista juegue mal como que parezca no importarle. Y entr¨® Vinicius, en su trayecto rel¨¢mpago de promesa por hornear a clavo ardiendo. Fall¨® los dos primeros pases y su primer tiro, que caminaba hacia la Castellana, acab¨® en la red tras toque involuntario en Kiko Olivas. Lo celebr¨® con una coreograf¨ªa exagerada y un abrazo a Solari. Cosas de la edad. Ramos remat¨® la faena marcando un penalti a lo Panenka y proclamando patriotismo. La gente pidi¨® que lo tirara Vinicius. As¨ª est¨¢ el Madrid: se discute mucho y se juega poco.?