El discurso del m¨¦todo
El Bar?a m¨¢s reconocible exhibe oficio sin Messi bas¨¢ndose en el juego de posici¨®n. Rafinha compra todos los boletos para jugar el Cl¨¢sico y Demb¨¦l¨¦ queda se?alado.


El Bar?a puso pie y medio en los octavos de final de la Champions tras derrotar al Inter por 2-0 lo que supone para los de Valverde liderar su grupo con 9 puntos tras sumar tres victorias en tres partidos y quedar a un duelo de pasar pantalla en un partido que a falta de Messi supuso la exaltaci¨®n del juego colectivo y coral evocando estilo que volvi¨® a ser reconocible. Una orquesta afinada que no precis¨® del solista virtuoso para ganar.
Entre la cuenta de resultados y el estilo, Valverde opt¨® por el m¨¦todo para afrontar su primer partido sin Messi. Est¨¢ claro que al argentino no se le puede suplir porque por mucho que se desembolsara por Demeb¨¦l¨¦ o Coutinho no hay nadie como Leo. Por tanto, ante esta circunstancia, lo mejor era volver a los or¨ªgenes y priorizar el juego de posesi¨®n, el sacrificio de la presi¨®n alta y la posici¨®n en el campo. Y para llevar a buen puerto este plan, nada mejor que meter en el equipo a dos jugadores como Sergi Roberto y Rafinha que han mamado el sistema madre desde peque?os.
La apuesta de Valverde por Rafinha en vez de Demb¨¦l¨¦, una cabra loca capaz de lo mejor y de lo peor, y por Sergi Roberto en vez de Semedo mezcl¨® de perlas con el orden de Arthur, que parece que lleve toda la vida viviendo en Ar¨ªstides Maillol, 14.
La primera parte del Barcelona fue conceptualmente perfecta, a pesar de que le faltaba el toque de genialidad de Messi, al que se echaba de menos en la fase de finalizaci¨®n.
El Bar?a escribi¨® una obra de teatro en la primera parte en la que el planteamiento era racional, el desarrollo era impoluto pero que a la hora del mon¨®logo faltaba nervio. Todo se hac¨ªa bien hasta el ¨²ltimo tramo, donde todo el mundo echaba de menos al genio.
Pero el m¨¦todo Bar?a pesa mucho y a base de insistir, de estar mucho mejor sin bal¨®n que con bal¨®n, de aferrarse a una idea, de paciencia con la pelota y de ir una y otra vez a la busca del premio, Rafinha, el hombre que orill¨® a Demb¨¦l¨¦ en la alineaci¨®n titular y que compr¨® todos los boletos para jugar el Cl¨¢sico del domingo logr¨® embocar el gol a los 32 minutos en una jugada que, como suele hacer el genio argentino, empez¨® y acab¨® en ¨¦l.
El Inter casi fue inofensivo en la primera mitad. Su presi¨®n alta dificult¨® la salida de bal¨®n del Bar?a en contadas ocasiones y Mauro Icardi demostr¨® que puede estar sin participar en el juego durante mucho tiempo pero que cada pelota que caza en los ¨²ltimos 25 metros es una ocasi¨®n de peligro.
A base de m¨¦todo y posici¨®n, el Barcelona lleg¨® a la media parte como claro dominador del encuentro. Al l¨ªmite del descanso, Coutinho a punto estuvo de marcar el segundo de falta directa. Un gol que hubiera hecho justicia y tranquilizado a un Barcelona que era consciente de que el Inter era un rival que da lo mejor de si en los ¨²ltimos minutos del partido y que hunca se rinde.
Spaletti inicio la segunda parte dando entrada a Politano por un in¨¦dito Candreva y empez¨® el segundo tiempo con m¨¢s colmillo, pero las ocasiones segu¨ªan siendo de un bar?a comandado por un Arthur tremendo que pudo sentenciar mediante Su¨¢rez, Lenglet (peligroso a bal¨®n parado) y Coutinho.
Cuando Valverde empez¨® a mover el equipo dando entrada a Vidal y Semedo, el estilo sigui¨® inc¨®lume y Rakitic se erigi¨® en el metr¨®nomo del Barcelona y asistiendo a Alba, para que el lateral marcara el segundo en el 83. El partido se acab¨® ah¨ª. El trabajo de grupo compens¨® la ausencia del genio. Por una vez, el coro supli¨® al tenor.