Salida de campe¨®n

Lopetegui complet¨® la cadena de montaje. Apareci¨® al fin, entre condecoraciones, Luka Modric y el Madrid se sinti¨® un equipo pleno en su estreno continental. Fue un grupo con buen humor, sostenido por el magisterio del croata, la velocidad de sus laterales y Bale, el orden de Casemiro, el desahogo de Kroos y el ne¨®n de Isco. Y se sinti¨® en buenas manos con Keylor, titular inesperado. Un Madrid soberbio, con apetito y sin parones, con una continuidad ofensiva casi desconocida en los ¨²ltimos tiempos . Al otro lado qued¨® postrado el Roma, que focaliz¨® en el Ol¨ªmpico su gran curso pasado y que ahora est¨¢ por reconstruirse. A Olsen le debe tan leve condena a sus faltas.

Pues no. Sin Cristiano por primera vez en nueve a?os no se sinti¨® el Madrid un equipo amputado (tampoco la Juventus, que despeg¨® tras su expulsi¨®n en Valencia), sino el campe¨®n que se fue en Kiev, el grupo al que hist¨®ricamente infla la Champions en una especie de proceso tan natural como inexplicable. Fue con Keylor y no con Courtois, anuncio de un largo thriller. Queda la impresi¨®n de que Lopetegui se llevar¨ªa al belga a desembarcar a Normand¨ªa, pero antes del D¨ªa D prefiere mantener en estado de alerta a los dos. Y tener una atenci¨®n con el costarricense, al que la Copa se le quedar¨ªa muy corta echando un ojo a su hoja de servicios. Tambi¨¦n regres¨® Isco, a costa de Asensio. 'Pisha' y 'Bro' apuntan ahora a futbolistas excluyentes. Con los dos citados y el resto de titulares fue el Madrid un equipo torrencial, plet¨®rico en todas sus vertientes.

Volvi¨® a resultar espectacular el despliegue de los laterales, amplificadores del juego ofensivo del equipo, con un Marcelo m¨¢s afinado y emprendedor y Carvajal sin freno. Pareci¨® rehabilitado Modric y refriger¨® estupendamente el juego Kroos en el centro del campo. Con Casemiro a su lado se siente m¨¢s seguro y valiente. Esa fue la ense?anza que dej¨® San Mam¨¦s. Y arriba fue el equipo impredecible al que aspira su t¨¦cnico, capaz de enhebrar la aguja en el juego est¨¢tico y de romper la barrera del sonido con espacios. Fue, en definitiva, un equipo. Perdida la gran figura, api?arse parece la mejor soluci¨®n para disimularlo.

La primera intenci¨®n del Roma, procurando hacer intransitable la salida de pelota del Madrid, result¨® un fracaso. Despu¨¦s de doce fichajes el equipo de Di Francesco est¨¢ buscando una actualizaci¨®n, pero anda muy lejos de ella. Defendi¨® mal, con notorios desajustes en las bandas, y se vio siempre sobreexpuesto a ese Madrid con cascabeles que fue ametrall¨¢ndole a ocasiones: Bale, tras control con la derecha y remate con la izquierda; Isco, a la media vuelta primero y desde fuera del ¨¢rea despu¨¦s; Kroos, en dos disparos lejanos; Carvajal, en cabezazo averiado tras centro impecable de Isco. A todo fue llegando un Olsen con superpoderes. A todo, menos al lanzamiento de falta de Isco al borde del descanso, compensaci¨®n de la obra de arte que fraguaba con Benzema y que fue interrumpida por un agarr¨®n de De Rossi. Fue el gol que abri¨® las compuertas.

Lo que sigui¨® fue tan bueno o mejor, aunque ante un Roma igual de desorientado en defensa aunque con m¨¢s filo en ataque. Keylor justific¨® su elecci¨®n con paradones a ?nder, Kolarov y Dzeko en medio del bombardeo blanco. Antes de meter el 2-0, tras pase genial de Modric, Bale ya hab¨ªa estrellado un bal¨®n en el larguero. Ese gol y la incapacidad de reacci¨®n del Roma ofreci¨® la ocasi¨®n para el estreno de Mariano, que reactiv¨® a¨²n m¨¢s al Madrid en ataque y que entr¨® con el pie derecho: un trallazo suyo signific¨® el 3-0. Quedaron Olsen contra el mundo y una noche de autoafirmaci¨®n para el campe¨®n.