Un muro, un ni?o y un l¨ªo
Garc¨¦s evit¨® desastre mayor al empatar en el descuento el gol de Enrich. Dmitrovic fue el h¨¦roe del Eibar, que tir¨® dos veces al larguero. God¨ªn tambi¨¦n top¨® con la madera.
Fue en el ¨²ltimo segundo del partido cuando apareci¨® el ni?o. El ¨¢rbitro ten¨ªa el silbato en la boca, perd¨ªa el Atleti, hab¨ªa marcado Enrich, era el final, era un l¨ªo. Entonces, apareci¨® ¨¦l, Borja, chaval que, a lo Torres, sac¨® la derecha y devolvi¨® la respiraci¨®n a su equipo, que boqueaba en el ¨¢rea. Los nervios hab¨ªan sido comez¨®n en el Metropolitano. Tres palos, dos del Eibar y otro del Atleti, que ten¨ªa los pies llenos de heridas de tanto patear un muro, Dmitrovic. As¨ª hasta nueve veces, as¨ª hasta Garc¨¦s.
Se hab¨ªan ido llenando de ma?ana pronto los alrededores del Metropolitano, casa asentada 364 d¨ªas despu¨¦s, con muchos cruzando los dedos. La necesidad de ganar, tras aqu¨ª el Rayo y all¨ª Bala¨ªdos, llenaba las bocas. Pero no hab¨ªa comenzado el partido y los del Cholo ya eran s¨®lo 15. Un dolor abdominal hab¨ªa sacado del once a Lucas para meter a God¨ªn, que tardar¨ªa en entrar, como su equipo. Porque el Atleti, dibujado 4-3-3, trat¨® de dominar en los primeros minutos, poniendo grilletes a la salida de bal¨®n de Sergio ?lvarez, con presi¨®n alta, pero ser¨ªa el Eibar quien primero dejara una muesca en la porter¨ªa contraria: disparo de Cote al larguero, tembl¨® el Metropolitano. No terminaba de encontrarse el Atleti, nervioso, con p¨¦rdidas de Gim¨¦nez, p¨¦rdidas de God¨ªn, p¨¦rdidas de Lemar y el territorio de Dmitrovic hierba virgen por mucho que la orden del Cholo fuera clara: balones a Costa. Y a esperar.
Quien primero pis¨®, sin embargo, fue Griezmann. Dmitrovic saludaba al partido, ser¨ªa su hombre. Condujo el franc¨¦s en el ¨¢rea para un mano a mano bajo el sol. Sacar¨ªa el portero con la pierna, comenzaba el recital. El choque segu¨ªa all¨¢ donde Mendilibar quer¨ªa, cerrando espacios y ahogando al Atleti, incapaz de trenzar una jugada en est¨¢tico. Y ante el bal¨®n parado, su portero, que defend¨ªa la red con u?as, dientes y guantes. Primero ante Sa¨²l y su barbaridad de cabezazo, despu¨¦s ante Grizi, luego ante God¨ªn. Eran minutos rojiblancos, empujados por las recuperaciones de Rodrigo, pero donde no llegaba Dmitrovic lo hac¨ªa Arbilla, para desesperaci¨®n de Costa.
La hierba virgen estaba ahora a los pies de Oblak. Mendilibar hab¨ªa dejado a Enrich en el banco y ni Jord¨¢n ni Charles eran lo mismo. A Simeone le faltaba la sorpresa entre l¨ªneas, un Correa, y le sobraba Dmitrovic. Sali¨® su equipo de la caseta, en la segunda parte, como un rel¨¢mpago. Todo lo que no fuera ganar era un desastre y ya s¨®lo quedaban 45 minutos. Pero Costa dos veces, Griezmann y God¨ªn volvieron a estamparse en el muro, en Dmitrovic, y Koke err¨® a porter¨ªa vac¨ªa. Al cuarto de hora Simeone sac¨® a Correa por un Lemar que acababa de propiciar un contraataque del Eibar. Los brazos del Cholo ya eran molinillo, pidiendo voz, pero Filipe segu¨ªa cegado, mal, mal, y Juanfran por el estilo; Koke ha perdido el reloj y Costa est¨¢ lento irritante. Gim¨¦nez se remangaba ante Oblak: tocaba barrer ante un Eibar crecido, con Enrich en el campo, contra a contra, que enviaba otro zapatazo a la madera, ahora de Arbilla, inmenso.
Despu¨¦s de otras dos paradas de Dmitrovic a lo portero de balonmano llegar¨ªan los pitos. Fue por el cambio del Cholo: quitar a Rodrigo para meter a Borja Garc¨¦s. Su equipo se parti¨®, descontrolado ante un Eibar dirigido por Enrich. Los ¨²ltimos diez minutos fueron ese pum, pum, pum del coraz¨®n martilleando el pecho, insoportables. Quemaba el sol, mord¨ªa el comez¨®n y, mientras la grada segu¨ªa mascullando que Simeone hubiera quitado a Rodrigo, paralizar¨ªa un gol, de Enrich, en el 86', con OK de VAR al control. Fue cuatro minutos antes de que God¨ªn cabeceara un bal¨®n a la madera y de que el Metropolitano se agarrara a su nuevo Ni?o, Borja. El Cholo lo celebr¨® exagerado, alzando pu?os, agitando brazos. Hab¨ªa sido el cambio silbado. Es un asidero en la negrura de los resultados de estas cuatro primeras jornadas.