'Obi Oblak' en el Metropolitano
Un gol del franc¨¦s a la salida de un c¨®rner y las intervenciones de Oblak dan el triunfo a un Atl¨¦tico muy gris. El Rayo, s¨®lido y valiente, fue mejor: s¨®lo le falt¨® subirlo al marcador.
Noventa y siete d¨ªas despu¨¦s de aquel momento, el susurro de God¨ªn a la grada, ¡°Se queda¡±, por Griezmann, que no se sab¨ªa, el franc¨¦s sacaba la pierna para enviar a la red un bal¨®n que hab¨ªa cabeceado antes Savic y hacer el Fornite, su celebraci¨®n de gol, precisamente ah¨ª, ante aquellos por cuyos pitos llor¨®. Es agosto y sigue; con una Copa del Mundo en el bolsillo y como siempre: resolviendo con sus goles los partidos que se atragantan. Porque lo hizo mucho, much¨ªsimo, un Rayo sin Ra¨²l de Tom¨¢s pero con ?lvaro Garc¨ªa y una defensa fortificada tras el tortazo ante el Sevilla. S¨®lo le falt¨® terminar de cre¨¦rselo.
Porque sali¨® mejor, en todas las l¨ªneas ante un Atleti con la opini¨®n de Simeone sobre el Caso Filipe dispuesta sobre la hierba: Lucas titular. Como Rodrigo en lugar de Koke. Pronto aquella jugada del principio fue un espejismo: un saque de c¨®rner que el Atl¨¦tico convirti¨® en un bombardeo, tres disparos, que achic¨® la defensa del Rayo. ?ste ya miraba al Atleti con el ment¨®n levantado. Embarba era un quebradero para God¨ªn, para Savic, all¨¢ donde pisaba. Casi sorprende a Oblak con un centro que se envenen¨®. Su valent¨ªa tiraba del equipo. Ten¨ªa el control y la soltura. Cada ataque del Rayo iba por el mismo camino, la banda de Lucas, God¨ªn, autopista hacia Oblak.
El Atleti se vio superado en su casa y sobre su c¨¦sped, al que el verano le ha sentado horrible. Costa se las ten¨ªa con Adv¨ªncula y Simeone correg¨ªa a Sa¨²l. El Atleti, sin f¨²tbol, eran chispazos de Lemar y Correa que no llegaban a ning¨²n lugar, no pod¨ªan: no recib¨ªan apenas balones. El centro del campo del Rayo se hab¨ªa comido a Rodrigo. M¨ªchel, iba y ven¨ªa en su banquillo, inquieto, aunque podr¨ªa haber viajado al Metropolitano sin portero. Su ¨²nico peligro hab¨ªan sido aquellos tres disparos, ya tan lejos, y una mano al borde del ¨¢rea que no castigaron ni el ¨¢rbitro ni el VAR. Eso y ya. El Rayo hab¨ªa estudiado hasta el bal¨®n parado: lo que fue un libre directo de Grizi casi es susto del Cholo, porque Adv¨ªncula ley¨®, rob¨® y mont¨® la contra.
El break para el agua dej¨® las palabras del Cholo (¡°arriba, arriba¡±) y un hombre en la enfermer¨ªa: Juanfran, molestias musculares. Sin calentar, sal¨ªa Thomas. Mientras los m¨¦dicos se precipitaban sobre una pierna en el banquillo, Alberto se hac¨ªa un Oblak. Primero para sacarle un bal¨®n a Lemar y despu¨¦s a Correa, en fuera de juego. El Rayo segu¨ªa bien plantado en el Metropolitano. Mejor que su c¨¦sped, donde los futbolistas parec¨ªan bolos de tanto caerse. Al filo del descanso el campo viv¨ªa su primer VAR para revisar una mano de Trejo. Fue b¨ªceps, involuntario, no penalti. Una jugada, poco antes, le hac¨ªa la foto a la primera parte del Atleti: se escurr¨ªa Oblak, God¨ªn pasaba a destiempo, el Rayo casi aprovechaba. El SuperAtleti 2018-19 se presentaba ante su afici¨®n con la intensidad de un peluche.
Mejor Atleti, regreso a lo de antes
El descanso devolvi¨® otro Atleti. Como si en la caseta Simeone hubiera repartido cholinas y caf¨¦. M¨¢s intenso, m¨¢s vertical, pudo confirmarlo Costa pero no lleg¨® por un palmo a un centro de Lemar. Su dominio volver¨ªa a ser espejismo. El Rayo no tard¨® en volver a mandar, con juego por las bandas y paredes mientras en el Metropolitano se escuchaba alg¨²n silbido de desconcierto. Los apag¨® Griezmann, con su gol al saque de un c¨®rner. No al Rayo, sin embargo. Los cambios de M¨ªchel, mejor Pozo, encajonaron al Atleti que busc¨® su otro refugio de siempre, los guantes de Oblak. Lo intentaron Adv¨ªncula, Pozo, en un final tantas veces visto en la historia rojiblanca, que nada sabe de cu¨¢nto cuestan las plantillas: abrazado a un desfibrilador, por si acaso.
La ¨²ltima y m¨¢s peligrosa se la sac¨® a Sergio Moreno, que dispar¨® a bocajarro. A¨²n se escuchaba el Obi Oblak en el Metropolitano cuando el ¨¢rbitro pit¨® el final y la grada soltaba el desfibrilador con un suspiro: ¡°Menos mal que no estaba RdT¡±. Eso.