?degaard se reencuentra: as¨ª ha cambiado tras su cesi¨®n
En enero de 2017 emprendi¨® una cesi¨®n de a?o y medio que le ha transformado como jugador. Ha vuelto a encontrar su f¨²tbol en la velocidad y el regate.
Cualquier aficionado al f¨²tbol piensa un par de segundos y le llueven los ejemplos de wonderkids que han deslumbrado al mundo en su juventud pero que nunca han terminado de mostrar todo lo que su talento apuntaba. Martin ?degaard cumpl¨ªa ¨Cy quiz¨¢ todav¨ªa cumple- todos los requisitos para ser uno m¨¢s. Se hab¨ªa paseado por media Europa probando las instalaciones de los mejores clubes del continente para decidir d¨®nde y con qui¨¦n quer¨ªa jugar. Pod¨ªa elegir pr¨¢cticamente cualquiera, los destinos posibles se contaban por decenas. Una beca Erasmus sin necesidad de nota de corte ni nivel de idiomas m¨ªnimo. Las razones pod¨ªan ser infinitas, solo ¨¦l y su familia las conocen en profundidad. Pero aquel adolescente decidi¨® jugar en el Real Madrid, el club m¨¢s grande de Europa, con todo lo que ello conllevaba. No quer¨ªa esconderse.
Ser¨ªa el centro de los focos de cada partido que jugase en La F¨¢brica blanca. Se suced¨ªan las discusiones sobre si su sueldo era el adecuado para un cr¨ªo, si estaba siendo justo con sus compa?eros del Castilla entrenando con el primer equipo y jugando en Segunda B (incluso si el ambiente que generaba en ese vestuario era el ideal) o si el sistema de filiales en Espa?a era el adecuado para pulir talentos.
Las cr¨ªticas por no rendir al nivel del impacto medi¨¢tico que ten¨ªa no se hicieron esperar. Incre¨ªble o no, cada fin de semana se echaba en cara a un chico de 16 a?os que no arrasase en una competici¨®n tan dura para jugadores t¨¦cnicos y d¨¦biles f¨ªsicamente, aspectos a los que habr¨ªa que a?adir la adaptaci¨®n de un adolescente a una sociedad antag¨®nica a la que acostumbrada. Una vida -tambi¨¦n futbol¨ªstica- totalmente nueva.
La afici¨®n lo esper¨® y le aplaudi¨® en su debut, pero el entorno general era muy hostil. Evidentemente, las condiciones no eran las ideales para su progresi¨®n. La f¨®rmula cesi¨®n o venta con opci¨®n de recompra hab¨ªa dado muchos r¨¦ditos a la direcci¨®n deportiva del Bernab¨¦u, que hab¨ªa visto c¨®mo Morata o Carvajal se hab¨ªan ido como ni?os y hab¨ªan vuelto hechos futbolistas. El problema era claro: necesitaba un destino que le permitiese jugar cada fin de semana de la mayor calidad posible. Las grandes ligas estaban descartadas por la falta de minutos, por lo que una liga de segundo nivel con la vocaci¨®n ofensiva y el juego t¨¦cnico y asociativo de la Eredivisie parec¨ªa ideal.
Sin embargo, aunque el Heerenveen es un club de la clase media ¨C alta de una liga menor, el sitio no est¨¢ asegurado para nadie. Tampoco para el ni?o prodigio que viene del Real Madrid. El 4-3-3 de Jurgen Streppel era inamovible y el gran nivel de Larsson y Zeneli por las bandas y Reza en el puesto central bloqueaba cualquier cambio de esquema o posici¨®n del ataque. Si bien es cierto que ?degaard no estuvo mal en estos primeros seis meses, ten¨ªa el mismo problema individual que colectivo ten¨ªa el equipo. M¨¢s f¨²tbol que resultados: jugaban mejor que ganaban.
El puesto en el centro del campo se le atragant¨®. El noruego no est¨¢ para dirigir el centro del campo. Con 18 a?os, sus botas no le ped¨ªan pausa y control, mirar al compa?ero, ni meterse una carrera de veinte metros para volver a su posici¨®n de presi¨®n al rival. No est¨¢ en el momento de su vida en el que se vale de su incre¨ªble t¨¦cnica para mover el equipo y colocarlo con el bal¨®n como Modri?, sino de controlar el bal¨®n y descubrir hasta d¨®nde puede llegar regateando. Al igual que en el Castilla, no supo aceptar tanta responsabilidad colectiva.
Tras este arranque dubitativo, Larsson, la estrella del equipo, se march¨® al Feyenoord, y con ¨¦l se abri¨® un hueco en la banda izquierda. Esta posici¨®n la ocup¨® Zeneli, hasta el momento habitual por la derecha y ya ?degaard podr¨ªa jugar cerca del ¨¢rea, donde se marcan las diferencias individuales. Con el 10.
Los primeros v¨ªdeos que se vieron en Espa?a destacaban a un Martin de jugadas maradonianas, compartiendo la capacidad de conducir con el bal¨®n pegado al pie. Desde el puesto de interior o mediapunta esa libertad estaba coartada, por ello su progresi¨®n se pudo ver estancada. Pero su f¨²tbol no se le hab¨ªa olvidado y en esta pasada 2017/18 lo ha demostrado en los Pa¨ªses Bajos.
Con espacios y defensas desorganizadas, ?degaard se encuentra como pez en el agua conduciendo hacia la porter¨ªa. Ha vuelto encontrar su chispa con la que desbordar a cualquiera que se interponga en su camino. Se ha vuelto un regateador nato, cuando antes destacaba m¨¢s por su ¨²ltimo pase y visi¨®n de juego. Vive de su t¨¦cnica en la zurda, y se ha descubierto como un gran lanzador de contragolpes. Sorprende que la conocida sensaci¨®n de que va a pasar algo cuando coge el bal¨®n ocurriese cuando era un adolescente quien recib¨ªa el pase.
Ha sido una de las revelaciones de la Eredivisie, conocida por su ingente calidad de talento joven, y por fin est¨¢ mostrando parte del potencial que se le adivinaba en sus inicios. Han dejado de exigirle que juegue como un veterano para que, dos a?os despu¨¦s, vuelva siendo m¨¢s ni?o que nunca. Su carrera y sus aficionados lo est¨¢n agradeciendo.