Portugal exigir芍 otra cosa
Aspas entr車 a falta de un cuarto de hora y maquill車 con su gol un mal partido de Espa?a. T迆nez fue mejor en la primera parte y tuvo ocasiones para marcar
No suele resultar indicativo el 迆ltimo amistoso antes de un gran evento. Y nos conviene creerlo. Porque no hubo asomo de la Selecci車n celestial que nos llev車 a Rusia y s赤 un grupo precavido, sosote, nada dispuesto a exponer la salud en el ensayo. Para T迆nez fue otra cosa, una especie de prueba de autoafirmaci車n que dio por buena, aunque acabara por no acompa?arle el resultado.
Gu芍rdense el confeti y las alabanzas. Un Mundial es una prueba al sprint y, por tanto, una competici車n de distancias cortas. Ese mensaje, casi una amonestaci車n, dej車 T迆nez en el contestador de una Espa?a que sali車 sin nervio ni lozan赤a, huidiza del riesgo tan cerca de la hora de la verdad.
La Roja ofreci車 una composici車n cercana a la del estreno ante Portugal, de nuevo con Odrizola, con Ramos, con Thiago junto a Busquets como refiner赤a del juego en el centro del campo, con el abracadabra de Isco y con Rodrigo, qui谷n sabe si el nueve con el que comenzar芍 la Selecci車n esta aventura. Sobre ese puesto gira el debate, prueba de que no es caso cerrado.
La puesta en escena no result車. Espa?a manose車 demasiado el partido sin velocidad de circulaci車n, ni profundidad, ni desmarques, ni remate. Tampoco demasiado empe?o. Y se vio atrapada en el 4-5-1 de T迆nez, una selecci車n de fortaleza an車nima, con mejor plan que jugadores, solidaria y firme atr芍s y con respuesta alegre en la contra incluso sin su estrella, Khazri. Esos chispazos, que les llevaron cuatro veces ante De Gea en la primera mitad, sacaron a la luz que en Espa?a, a ratos, no hay repliegue sino desbandada.
En esa primera mitad no arreciaron los laterales, las verdaderas alas de La Roja, y fracasaron todas las maniobras de infiltraci車n de Silva, Iniesta y Ramos, las tuneladoras de Lopetegui. As赤 que nada le lleg車 a Rodrigo, cuyo caso no lleg車 siquiera a juicio. Tapado por aquella s芍bana blanca desplegada por los tunecinos no tuvo ninguna oportunidad. S赤 disfrutaron de ellas Sassi, Fakhreddine Ben Youssef y dos veces Sliti, que perdon車 un gol a dos metros de De Gea.
Lo arregl車 Aspas
El disgusto qued車 resumido en la renovaci車n de medio equipo antes de la hora de juego. Un plan B copiado del Madrid: Lucas y Asensio, para reactivar las bandas, y Diego Costa para hacer sonar la percusi車n. Los extremos son la receta de la abuela para partidos as赤. Nada ofrece m芍s liquidez ante rivales herm谷ticos. Espa?a mejor車 moderadamente en las dos 芍reas. A la suya ya no lleg車 ya casi nada. En la de T迆nez asom車 cierta inquietud, aunque nada que nos hiciera quedarnos con los rasgos del portero. En la recta final Lopetegui prob車 una defensa de tres y dos puntas, con la entrada de Aspas. El dibujo de la emergencia extrema que acab車 resultando porque el gallego est芍 en racha. El partido nos dej車 cierto baj車n que no precisar芍 m芍s tratamiento que la motivaci車n de serie que incluye el Mundial. Hace diez a?os que dejamos los antidepresivos.