Un Cl¨¢sico nunca sobra
Bar?a y Madrid empataron en un duelo intenso, duro y marcado por los garrafales errores del ¨¢rbitro. Cristiano marc¨® y se lesion¨®. Messi tir¨® del Bar?a.
Pues fue un Cl¨¢sico de verdad, fronterizo con los de Guardiola y Mourinho, con Madrid y Bar?a poni¨¦ndole letra y m¨²sica, con violines y tambores a partes iguales. Con un ¨¢rbitro dando el cante escandalosamente. Con goles de Cristiano y Messi, como manda la tradici¨®n. Un partido que fue una Liga por s¨ª mismo y en el que el Bar?a puso a salvo su invicto.
Cuando se abra la caja negra de la temporada quiz¨¢ pueda saberse d¨®nde diablos se meti¨® el Madrid en la primera vuelta de esta Liga para llegar al Camp Nou tan fuera de ¨®rbita. Una negligencia que quedar¨¢ para la historia en la tabla pero que no retrata la diferencia existente entre Madrid y Bar?a. Llevado por una mala inercia y por esa apretada agenda exterior que ha acabado por conducirle a Kiev, el Madrid ha tenido m¨¢s recreos que horas lectivas en la Liga, pero no se salt¨® este Cl¨¢sico tan poco aprovechable a efectos aritm¨¦ticos.
Fue con la bbC, que ha recorrido el largo trecho de innegociable a insostenible y ante el mejor Bar?a posible, incluido Iniesta, esa figura de consenso que est¨¢ por encima de cualquier rivalidad. Y haciendo frente a la adversidad de encajar un gol a los diez minutos, efecto colateral de una estrategia de riesgo extremo. Porque Zidane adelant¨® extraordinariamente la defensa, buscando un equipo corto y un tr¨¢fico intenso en una lengua de terreno muy peque?a. A menos espacio, menos Bar?a fue el plan. Un plan fallido de salida, porque a falta de pasillo central de honor le cedi¨® a Sergio Roberto un pasillo lateral de avance. La ¨²ltima protecci¨®n de Keylor andaba en campo del Bar?a. El centro exterior lo remat¨® sin vigilancia de volea Luis Su¨¢rez. Un gol propio del D¨ªa de la Madre. Aquellos diez minutos dur¨® el Bar?a con su ADN, con la pelota, la presi¨®n en el balc¨®n de Keylor y ese ataque opresivo que a tantos ha matado. S¨®lo necesitaba tiempo para desarmar el ¨¢nimo del Madrid, pero no se lo dio Cristiano.
Una respuesta r¨¢pida
En el f¨²tbol no hay mejor ant¨ªdoto a una adversidad inesperada que una respuesta r¨¢pida. El Madrid la tuvo. Cristiano empez¨® la jugada, abri¨® a Kroos, que se sinti¨® muy operativo todo el partido, y el centro del alem¨¢n lo cabece¨® Benzema y lo empuj¨® a la red el portugu¨¦s, a costa de lastimarse el tobillo por un pisot¨®n involuntario de Piqu¨¦ ante lo irremediable. No volvi¨® tras el descanso.
Y esa obra a la que los dos acudieron sin casco pas¨® a ser dirigida por un Madrid superior, mejor organizado, que sali¨® de la primera presi¨®n del Bar?a con extrema facilidad y que fue encadenando ocasiones ante la extra?eza del Camp Nou, que esperaba otra cosa del campe¨®n.
La pelota fue del Madrid, de Kroos y Modric en concreto, y el per¨ªmetro de Marcelo, al que nadie ech¨® un lazo. Ter Stegen sobrevivi¨® a un mano a mano con Cristiano y a un disparo cruzado del portugu¨¦s que desvi¨® con la vista. Tambi¨¦n Benzema rond¨® el gol. De Bale no hubo rastro.
Al otro lado andaba desaparecido Iniesta y sin participaci¨®n Messi hasta que asom¨® la peor cara de los Cl¨¢sicos, incluso en este, carente de efectos secundarios. Empezaron Ramos y Su¨¢rez, dos de ardor guerrero, y acabaron por seguirles los mansos: Messi le hizo una entrada de naranja al sevillano y Bale una de granate a Umtiti, la segunda infransancionada (ni siquiera fue amonestado). Y acab¨® viendo la roja Sergio Roberto, en el descuento de la primera mitad, por un sopapo a Marcelo m¨¢s inocente que las dos fechor¨ªas anteriores. Ah¨ª parec¨ªa esfumarse la aspiraci¨®n azulgrana de bailar sobre el cad¨¢ver del Madrid.
Pero no hab¨ªa acabado la tarde Hern¨¢ndez Hern¨¢ndez, que volvi¨® a cambiar el partido al tragarse un falta estruendosa de Su¨¢rez a Varane. El resto lo puso Messi: el regate y el zurdazo a la red. Dos cl¨¢sicos del Cl¨¢sico: el argentino y el debate sobre el colegiado. M¨¢s tras la anulaci¨®n de un gol legal a Su¨¢rez por un fuera de juego de Rakitic que imagin¨® un asistente. La sucesi¨®n de disparates agigant¨® al Bar?a y encogi¨® al Madrid, visiblemente peor que el del primer tiempo.
Aturdido por el tanto de Messi perdi¨® la precisi¨®n en ataque y la atenci¨®n en defensa. El argentino se tom¨® entonces el partido con un asunto personal y fue diab¨®lico en cada contra. Keylor le sac¨® dos remates que pudieron echar el cierre al partido, mientras Zidane lo apostaba todo con Lucas V¨¢zquez. Y de pronto apareci¨® Bale, para meter el zapatazo del empate a pase de Asensio. Eso es el gal¨¦s, un asesino silencioso y espor¨¢dico, un jugador con m¨¢s cifras que letras. Luego lleg¨® un penalti escandaloso por patad¨®n de Jordi Alba a Marcelo obviado por el ¨¢rbitro, que tardar¨¢ varias lunas en volver a un Cl¨¢sico. Esa fue su contribuci¨®n al duelo. Dar conversaci¨®n para semanas.