?Qu谷 manera de aguantar!
El Atl谷tico jug車 con uno menos durante 81 minutos, sufri車 como nunca, pero Griezmann igual車 de forma heroica el gol de Lacazette en el 81* y allan車 el camino a la final. Inmenso Oblak.
Los futbolistas se hacen viejos muy j車venes, sus goles no. Algunos no envejecen. Algunos como 谷ste: cuando el Arsenal m芍s apretaba, Griezmann que se fue acercando a la porter赤a rival como el sol al verano, tras dejar atr芍s a Koscielny. Hab赤a cazado un bal車n en largo, lo hab赤a peleado, lo envi車 a la red con el exterior del pie, casi sin 芍ngulo, tras una primera parada de Ospina. 1-1. Lo que Grizi quit車, Grizi lo devolvi車.
Sali車 el Arsenal a ganar, sin temblor. El Atleti, como un flan, a los seis minutos ya sumaba un palo de Lacazette y la primera mano milagro de Oblak. Pero es que cumpl赤a 115 a?os en el Emirates y s車lo pod赤a hacerlo con un partido a la altura de su historia. Con sufrir, 谷pica y la bendita locura. Porque la hubo, mucha. Porque muy pronto Vrsaljko dejar赤a con diez a los suyos. Vio amarilla en el 2* para evitar una contra y en el 9* pis車 a Lacazette sin pensar que ya ten赤a tarjeta. El 芍rbitro, Turpin, tampoco lo hizo. Pensar que el partido no hab赤a llegado ni al 10*. Amarilla, roja y al t迆nel. Pronto le seguir赤a Simeone.
El 芍rbitro no castig車 con amarilla una falta sobre Lucas y eso le incendi車. Le apagar赤a el dedo de Turpin. A la grada. Durante muchos minutos el Arsenal no dejar赤a de llover. Era Lacazette, tormenta entre l赤neas, fue ese cabezazo casi mortal de Welbeck. Al Atleti s車lo le sujetaba un reducto, el portero del 13 a la espalda. Segunda mano milagro de Oblak.
El Arsenal viv赤a en su 芍rea. Tomaba caf谷, pon赤a los pies sobre la mesa, comod赤simo, mientras Simeone se mov赤a como avispa encerrada en el palco y al 芍rbitro se le congelaba la mano cada vez que deb赤a sacar amarilla al Arsenal. Eso le subi車 la voz a 1.500 gargantas. El Atleeeti, Atleeeti llenaba el Emirates. Se contagiaron unas botas. Las de Thomas. Lateral derecho sin Vrsaljko, multiplicado.
Sobre sus hombres creci車 el Atleti, en esa jugada en la que rob車, se escap車 de seis y cedi車 para Griezmann. Al final detuvo Ospina pero ah赤 estaba, ah赤 quedaba. Ayer no dol赤a la espalda, como en los 迆ltimos partidos, aunque s赤, m芍s lo hac赤a el escudo, el querer ganar, Lyon. Ayer era uno de esos d赤as de a morir los m赤os mueren.
Cuando el descanso lleg車, el Arsenal s車lo hab赤a sido agua cayendo sobre un front車n. En los 迆ltimos minutos hasta el dominio fue atl谷tico. Pero regres車 el partido del reposo y el Arsenal volvi車 a arreciar. Le quemaba el bal車n como esa verdad: mucha ocasi車n pero ning迆n diente. Se puso a buscarlos a los pies de Oblak, diluy車 la mejor赤a del Atleti. Y God赤n no pod赤a frenarlo todo. Y tampoco pararlo Oblak. Y menos cuando Griezmann trat車 de salir de su 芍rea, llena de pira?as, con un ca?o. Lleg車 el mordisco, el gol. Fue Lacazette.
Parec赤a la sentencia pero, entonces, cuando el reloj dec赤a 81, Welbeck perdi車 ese bal車n que Gim谷nez envi車 en largo a Grizi, para el 1-1, y Oblak paraba esa 迆ltima ocasi車n, la de Ramsey, para dejarle a Wenger ese olor a derrota en la ropa. Porque hay partidos que huelen as赤, como algunas noches. Da igual empatarlos, la hueles, la ropa, y ah赤 est芍. La derrota, aunque su Arsenal no perdiera. El Metropolitano decidir芍.