En el Allianz Arena, donde el tridente vivi¨® en 2014 su noche m¨¢s recordada, el t¨¦cnico sent¨® a Bale, que ni jug¨®, y a Benzema, nuevamente intrascendente.
M¨²nich guarda las dos postales m¨¢s representativas de la bbC,una por gloriosa y otra por luctuosa. La primera, la del 29 de abril de 2014, muestra a uno de los mejores Madrid de siempre, capaz de sonre¨ªr donde tantas veces antes hab¨ªa llorado. Aquella noche, quiz¨¢ la obra m¨¢s pulida de Ancelotti, el tr¨ªo, la punta de lanza del 4-3-3 blanco, mand¨® a la lona al Bayern de Guardiola y tir¨® de paso a la basura el f¨²tbol de toque como ¨²nica idea v¨¢lida. En el fondo de esta primera imagen asoma Sergio Ramos, que con un doblete anunci¨® el idilio que estaba por protagonizar con los goles importantes. Los otros dos se los apunt¨® Cristiano, l¨ªder de la bbC de la D¨¦cima a la Duod¨¦cima.
1.457 d¨ªas despu¨¦s, en el mismo escenario, Zidane apret¨® la soga de esa delantera de la que ahora s¨®lo quedan las ruinas. ZZ, que defendi¨® a la sigla?desde su presentaci¨®n hasta que la avalancha de evidencias le hizo bajarse del burro, sent¨® en el Allianz Arena a Bale y a Benzema. No sorprendi¨® tanto lo del primero, ya dado por l¨®gico, como lo del segundo, cuya autopsia a¨²n se entend¨ªa lejana.
El contraste con la noche de hace cuatro a?os en M¨²nich fue especialmente hiriente en la figura del gal¨¦s, al que Zidane ni mand¨® calentar, se?al del papel residual que tiene en sus planes. Benzema, que le acompa?¨® en el banco hasta el 66', dej¨® otro fallo en una ocasi¨®n clara y un importante error en la asociaci¨®n en una contra propicia para el 1-3. Ese retrato de ambos, en las ant¨ªpodas del primero, se entiende mejor en blanco negro, el filtro nost¨¢lgico de lo que ya no puede ser.