Oblak manda en la capital
El meta del Atl¨¦tico evit¨® el triunfo de un Madrid que estrell¨® dos palos y pidi¨® dos penaltis. Empat¨® Griezmann en los pocos minutos de respuesta atl¨¦tica.
Si se trataba de averiguar qui¨¦n mandaba en la capital el bast¨®n lo empu?¨® Oblak. Aun desprovisto de la agon¨ªa de otros tiempos, durante una hora la pelea vecinal estuvo a la altura de su historia. Tambi¨¦n las estrellas de uno y otro, Cristiano y Griezmann, jugadores fuera de convenio y autores de los goles. Despu¨¦s se pens¨® en Europa, lo que dar¨¢ de comer a unos y a otros. El Madrid lament¨® dos palos y reclam¨® dos penaltis, intangibles que le hicieron creerse mejor. Quiz¨¢ lo fuera, pero abus¨® de los centros laterales, s¨ªntoma de falta de paciencia, virtud que sirve de peana a los ¨¦xitos de este Atl¨¦tico.
Oblak manda en la capital
El Atl¨¦tico ha hecho un arte de saber esperar. Antes y durante la provechosa era Simeone. Un equipo de trinchera, un equipo arrebatado hecho para quitarle el arrebato a los partidos, un grupo encastillado con las orejas tiesas para penalizar el menor rival del adversario. El enemigo que m¨¢s antip¨¢tico se le hace al Madrid. Tambi¨¦n en esta ocasi¨®n. El Atl¨¦tico no considera un descr¨¦dito entregar la pelota y medio campo. Lo que en otros es sumisi¨®n ¨¦l lo entiende como plan de caza. Pero en la primera parte sobrevivi¨® de milagro bajo su coraza, ante un Madrid superior que top¨® con el palo y con Oblak, principal acusado de obstrucci¨®n a la justicia.
Pese a que Simeone renunci¨® a la alineaci¨®n mordaza con Vitolo (el entrenamiento y no el curr¨ªculum es la selectividad de los futbolistas en el Atl¨¦tico fue el mensaje)? rompiendo el cuatrivote, el Atl¨¦tico pas¨® m¨¢s de media hora en el refugio. Simeone puso lo que ten¨ªa y Zidane lo que quiso, muestra de la diferencia de profundidad de ambas plantillas. El franc¨¦s abri¨® el campo con Bale y Asensio y meti¨® a Lucas V¨¢zquez en un ins¨®lito papel de mediapunta sin demasiado ¨¦xito. El gallego es m¨¢s jugador de desborde que de infiltraci¨®n. Y por detr¨¢s, Kroos, en su mejor momento en dos temporadas, y Kovacic, indicativo de que Casemiro apunta a central ante la Juventus.
Pues bien, ese Madrid con reservas fue superior a un Atl¨¦tico sin ellas. Oblak le par¨® un remate con el est¨®mago a Cristiano; la cruceta devolvi¨® un trallazo de Asensio despu¨¦s de un penalti de Juanfran a Kroos que Estrada le neg¨® al Madrid; el meta rojiblanco tambi¨¦n sac¨® tres remates m¨¢s, dos lejanos, de Cristiano y de Carvajal, y otro de Varane a bocajarro. El larguero lleg¨® donde ¨¦l ya no pudo alcanzar en una rosca de derecha de Marcelo. Todo eso fue incapaz de detener la industria sider¨²rgica de Simeone, por otro lado irreprochable en el esfuerzo.
El asalto fue largo y el fuego intenso durante la primera media hora, porque Thomas no acert¨® en la salida de la pelota, aunque s¨ª en casi todo lo dem¨¢s. Y tampoco Koke y Sa¨²l encontraron un pasillo por el que sacar al equipo de su escondite ante aquella acometida del Madrid, que no result¨® furiosa sino medida y concienzuda. En esa media hora Bale y Asensio alfombraron las bandas del Madrid, aunque con cierta falta de continuidad. Ese pecado es com¨²n a ambos, pero, en cualquier caso, el gal¨¦s ofrece m¨¢s presencia y m¨¢s p¨®lvora que Benzema.
La respuesta rojiblanca
Pasada la media hora el Atl¨¦tico pas¨® a reanimaci¨®n. Incluso disfrut¨® de una oportunidad apreciable, en remate de Costa tras escapada. Equivoc¨® el palo. En el primero le esperaba la mano izquierda de? Keylor Navas. Tambi¨¦n le quit¨® un asistente una ocasi¨®n clar¨ªsima al pitarle un fuera de juego a Vitolo cuando hab¨ªa arrancado desde campo propio. Aunque tarde, el Atl¨¦tico hab¨ªa dejado de ser invisible.
As¨ª que el 1-0 le cogi¨® tomando aire. Ocurri¨® en un sprint de Bale por la izquierda, su suerte natural que ¨¦l ha convertido equivocadamente en contraria. Su centro pasado sobrevol¨® la defensa atl¨¦tico y muri¨® en una volea cruzada de Cristiano inalcanzable para cualquiera, incluso para Oblak. Dio la impresi¨®n de que el Madrid hab¨ªa colocado las piezas en su sitio: Lucas en la derecha, Bale en la izquierda, Asensio en el enganche.?Pero quitarle la cremallera al partido tuvo el efecto contrario al que esperaba el Madrid. En dos minutos empat¨® el Atl¨¦tico, en combinaci¨®n precisa entre Vitolo? y Griezmann (arranc¨® al filo del fuera de juego), y estuvo al borde de la remontada. Keylor sobrevivi¨® al pelot¨®n de fusilamiento: adivin¨® el escopetazo de Koke casi en su cara. En ese partido fuera de control era mejor el Atl¨¦tico.
Sin acabar el derbi, empez¨® el encuentro ante la Juve. Con el Madrid enfangado Zidane quit¨® a Cristiano. Le copi¨® Simeone con Costa. Lisboa tambi¨¦n entraba en el partido. A partir de ah¨ª el Madrid se justific¨® con un dominio sin provecho y el Atl¨¦tico entendi¨® el empate como bot¨ªn suficiente para mantener en esta Liga la medalla de plata. Ramos tuvo dos en el descuento, pero Lisboa vale como recuerdo pero no como soluci¨®n eterna.
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