A Lisboa cuesta abajo
Koke aprovech車 un error del Sporting a los 22'' para adelantar a los rojiblancos. Griezmann ampli車 la ventaja. Extrema dureza de los portugueses.
El partido para el Atleti comenz車 en el t迆nel. Bastaba una mirada para saberlo, notarlo. A un lado, los jugadores del Sporting se iban ordenando despreocupados. Abrazo por aqu赤, broma por all芍, felic赤simos todos. Al otro, los rojiblancos, los de casa, ya se dispon赤an como un ej谷rcito, en fila, muy serios y concentrados. Ya jugaba, aunque la pelota no rodara. Veintid車s segundos despu谷s lo hab赤a subido al marcador.
Coates deb赤a seguir con los abrazos en el t迆nel cuando el Atleti sac車 del centro: el bal車n lleg車 a la frontal y, ante Costa, decidi車 que lo mejor era envi芍rselo al otro central, Mathieu. Error mortal. Algo as赤 como meter la mano en la boca de un le車n y esperar que no te muerda. Costa se llev車 la mano, el brazo y el bal車n, que filtr車 para la llegada de Koke. Gol. Ahora, los que se abrazaban fuerte, y con motivo, eran los de casa. El Wanda Metropolitano se forraba la garganta con la voz de las grandes noches de Europa. Temblaba, rug赤a, empujaba.
El golpe, de los que desarman, hubieran sido dos si, inmediatamente despu谷s, Rui Patricio no saca un cabezazo de God赤n que ol赤a a red. Fue entonces cuando Gelson Martins se prendi車 la mecha y empez車 a correr. El Sporting acababa de llegar al partido. A los cuatro minutos.
El juego se espes車. Los portugueses ten赤an m芍s posesi車n, el Atleti amenazaba a la contra, pero, con los centros del campo diluidos, todo eran meros chispazos. Casi quema Gelson Martins en una contra. Pero al final estaba Oblak, c車mo no, con su mano milagrosa. Un muro a a?os luz de la defensa contraria, la portuguesa, una verbena. Asomaba el descanso, le tocaba a Mathieu: entre las piernas se le escap車 un bal車n f芍cil. El le車n esta vez se llam車 Griezmann. 2-0. Y un dedo acariciando las semifinales.
Quince minutos despu谷s, cuando el Sporting volv赤a por el t迆nel del descanso no hab赤a ni risas si sonrisas. Muecas, si acaso. Y dos costurones. Intent車 Simeone que fueran tres, apuntillar al toro. Con Koke iluminado y un Grizi que hac赤a jugar a todos. Buscaban en bucle la espalda de Coates, que siempre llegaba ma?ana. Pero dos veces se plant車 Costa ante Rui Patricio y las dos veces se top車 con sus guantes. Una por lento, otra por falta de 芍ngulo.
El partido, roto, entr車 en el barro, en las patadas con espinas. Lo cuentan las piernas de Griezmann, el tobillo de Costa, Lucas. El Atleti levant車 el pie y Jorge Jes迆s fue perdiendo apercibidos para la vuelta (Dost y Coentrao vieron la amarilla) mientras se escuchaba a ratos ese grito que fue tan del Calder車n. Paulo-Paulo-Futre, a lo Queen. El 赤dolo estaba all赤, por primera vez en el Metropolitano. Y eso las gargantas tambi谷n lo celebraban. Entonces, el cartel車n, tres minutos. Y cuando todos ya pensaban en Lisboa, de nuevo, ese h谷roe: San Oblak. Salv車 un disparo a matar, desde la frontal, de Bryan Ruiz, cuando mor赤a el partido.
El rechace, de Montero, fue la met芍fora del Sporting en la noche: un tiro al aire, en la l赤nea del gol. El susto ah赤 quedaba, aviso para la vuelta: la eliminatoria que el Atleti hab赤a empezado a ganar en el t迆nel casi se le tuerce cuando volv赤a a 谷l.